En los más de 100 años de historia, el Club Atlético Colón tuvo en el banco de suplentes una valiosa lista de directores técnicos de nacionalidad uruguaya.
Varios entrenadores del vecino país se sentaron en el banco rojinegro. Desde Etchegoyen, que ascendió en el ‘65 pasando por Chabay que también “subió” a Primera en el ‘95 hasta el olvidable ciclo de Comesaña. El recuerdo de Fossati y el “problemático” Montero.
En los más de 100 años de historia, el Club Atlético Colón tuvo en el banco de suplentes una valiosa lista de directores técnicos de nacionalidad uruguaya.
La reciente contratación de Marcelo Saralegui, que llega a la institución santafesina en medio de una crisis futbolística, vale la pena para recordar el paso de DTs charrúas que se pusieron el buzo rojinegro.
El ascenso a Primera en 1965 indudablemente estuvo marcado por la sangre uruguaya. Tanto fuera como dentro de la cancha, los oriundos de la vecina Nación dejaron su huella para lograr el ansiado objetivo.
En el verde césped, los hermanos Orlando y Gisleno Medina; y en el banco José “Pepe” Etchegoyen, piezas importantes en ese equipo conformado, entre otros por: Nerbutti, Néstor Cardozo, Sebastián Garciá, Sanitá y Tremonti, Ríos, Canevari, Obberti y Alejo Medina.
Tras conseguir el ascenso, el técnico uruguayo no renovó contrato con Colón pero el club lo fue a buscar al año siguiente, cuando peligraba la permanencia en Primera. Las partes acordaron las cuestiones económicas y “Pepe” continuó al frente del plantel hasta el ‘68.
Otro uruguayo que se calzó el buzo de entrenador sabalero fue Ondino Viera. Con pasado ganador en Nacional (tricampeón en 1955, 1956 y 1957) y el antecedente inmediato en la Selección (Mundial 1966), recaló en el rojinegro santafesino a fines de la década del ‘60.
Su trayectoria a cargo del equipo no fue muy extensa. Dirigió algunos partidos, entre se encuentra la recordada serie por Copa Argentina (1969) frente a Independiente. En tres días se jugaron ambos partidos en el Brigadier López; el primero lo ganó el “Rojo” por 3-1 y al segundo el local por 5-1, reafirmando el mote de “Cementerio de los Elefantes” al estadio de J.J Paso y Dr. Zavalla.
Volver a Primera fue el gran anhelo de la década de 1990. En la campaña 1993/94, llegó el uruguayo Ildo Maneiro.
Pese a no concretar el objetivo, bajo la conducción de este entrenador se produjo la promoción de jugadores de las inferiores que luego formaron parte del plantel del ascenso, como Mauricio “Tuca” Risso. El goleador rojinegro tuvo su primera gran ovación cuando clavó un doblete en un clásico de 1994.
La vuelta a Primera División se produjo en 1995, con el recordado plantel conducido por Nelson “Buche” Chabay y figuras como Miguel “Pampa” Gambier, Gabriel “Loco” González, Adrián “Chupete” Marini, Hugo Ibarra, entre otros.
Escoltando al poderoso Estudiantes de La Plata con varias espadas (Verón, Calderón, Palermo, Capria), Colón supo meterse en el octogonal y pasar a la historia con un ascenso postergado. El uruguayo no dirigió en Primera a Colón, ya que se alejó del club en la previa del debut ante Gimnasia y Esgrima de Jujuy.
Con estadio nuevo y asentado en Primera, Colón atravesó la llegada del nuevo milenio con el sueño del primer título.
En la temporada 2001/02, la dirigencia contrató a Jorge Fossati, de pasado arquero y con pergaminos de campeón en el fútbol de su país.
Estudioso de la pelota parada, con jugadas preparadas de “laboratorio”, el charrúa le impregnó un estilo propio a Colón. El sabalero hizo una buena campaña y terminó cuarto en el Apertura.
La salida de Fossati, estuvo marcada por una goleada histórica. Fue en 2002 y contra el Independiente de Américo “Tolo” Gallego, que posteriormente salió campeón. Colón cayó por 7-1 en una fatídica noche en Avellaneda, un marcador nunca visto desde su regreso a Primera.
El charrúa que llegó junto a su hermano para ascender en 1965 quedó ligado a Colón para toda su vida. Ya retirado de la actividad profesional, Orlando Medina fue “rueda de auxilio” en momentos de crisis futbolística.
Así, el ídolo del ascenso tuvo varios interinatos en la Primera División sabalera. El más recordado partido con Orlando en el banco fue en diciembre de 1997, cuando Colón enfrentó a Independiente en cancha de Lanús por un lugar en la Copa Libertadores ‘98. Fue victoria rojinegra con gol nada menos que de Saralegui, clasificación y festejos en el Obelisco.
Otro uruguayo que se probó la ropa de entrenador en el rojinegro santafesino fue Paolo Montero. El ex defensor de la selección charrúa y de Juventus llegó a mitad del 2016 proveniente de Boca Unidos de Corrientes y tuvo un paso por las divisiones inferiores en Peñarol.
Pese a una interesante cosecha de puntos (20), Montero pegó el portazo y a los pocos días fue presentado como DT de Rosario Central. Esta situación derivó en una presentación formal de Colón ante la FIFA, juicio que terminó a favor del equipo sabalero.
Colón volvía a la competencia internacional en 2019 y ante ello la dirigencia pensó en un nombre con espalda en el roce sudamericano. Así surgió la posibilidad de Julio Comesaña, con pasado en Junior de Barranquilla donde fue campeón.
Para esa temporada, llegó Luis “Pulga” Rodríguez”, en lo que fue “la bomba” del mercado de pases. También arribaron tres colombianos: Morelo, Celis y Cadavid de los cuales sólo el delantero “pasó la prueba”. El plantel se completó con Schmidt, Esparza y Zuqui.
El Colón de Comesaña disputó los primeros cinco partidos y sólo ganó cuatro puntos. En el medio, se registraron una serie de contagios de dengue y una polémica expresión del técnico: “El club está lleno de alcahuetes”. También lanzó otra declaración de impacto: “Los jugadores tienen miedo de jugar”.
Con apenas dos meses de trabajo, Comesaña se fue de Colón y en su lugar arribó Pablo Lavallen. Ese equipo llegó a la recordada final de la Copa Sudamericana, competencia que marcó un antes y después en el plano de las convocatorias internacionales para el equipo santafesino.