En medio de la peor pandemia de la historia, la gente se aferró como nunca a su sentimiento, a los colores y a su gran pasión futbolera. Como si llegara de verdad el fin del mundo y no les importara más nada.
La historia dirá que un 5 de mayo de 2020 el mundo futbolero descubrió el “Colonavirus”, algo así como un “contra-virus” o la resistencia al Covid-19 que azota al Planeta. Justo el día que el viejo y querido Colón de Santa Fe celebra sus 115 años de esos chicos, de ese Campito, de esa barcaza en 1905.
Lo que pasó en la medianoche, como tantas veces pasó en estos 115 años y seguirá pasando en los próximos mil años, no puede explicarse, no debe juzgarse —no estoy alentando a que se incumplan normas y se rompa una cuarentena—, no corresponde calcularse. Colón, en su escencia, no es mejor ni peor. Es distinto. Por eso su gente nace, vive, se reproduce y nunca muere. A Colón se lo siente. Y el que no lo siente, lo entiende. La verdad, jodido explicarlo.
¿Tenemos miedo a morir? Todos lo tenemos, sabemos que estamos en una historia con final, más allá de las creencias. Pero anoche, antes y después de las doce de la noche, la gente de Colón pegó el grito con alma y vida como si realmente se fuera a acabar el mundo. Entonces, se agarró fuerte de lo más puro, sano, sagrado y natural que tiene: el sentimiento por Colón. Como si no les importara nada. Estoy convencido que varios rompieron la cuarentena anoche....una vez más, como tantas veces, “por culpa de Colón”.
Entonces, el Colonavirus es todo al revés del Covid-19. Porque este virus del “Negro” nunca se queda en casa, siempre sale y copa canchas, ciudades y otros países. Es un virus que no mata...enamora. El Colonavirus no puede jamás quedarse con la boca cerrada por un “barbijo”...siempre la boca abierta para gritar y alentar hasta quedar sin nada de voz. El Colonavirus nunca “se lava las manos”; todo lo contrario: se la juega, una y mil veces. No importa la estrella, ya tiene luz propia para brillar.
Anoche por momentos, de manera increíble en el conteo regresivo, el cielo de Santa Fe pareció Navidad o Fin de Año de los mejores años. Como si no hubiera virus, como si no hubiera crisis en Argentina. Insisto: no se lo puede razonar, explicar ni juzgar o querer calificar. Razonar cuestiones del corazón es la madre de las mil batallas. Y siempe se pierde. Ni lo intenten.
Los “Sabaleros”, sin Olivos ni Balcarce 50, armaron su propio DNU que lleva el número 0505/2020. Como si fuera “necesario y urgente” festejar. Entonces, #Colón115 (fue tendencia en Twitter Argentina) hizo olvidar a #Covid-19.
Bien podría entenderse que si en La Olla de Paraguay nadie murió de neumonía cantando bajo la lluvia o de un infarto futbolero, difícilmente les haga daño un virus como el que tiene de rodillas al mundo.
El que vivió la Ciudadela en Tucumán en el ‘95. El que vivió el Defensores del Chaco en el ‘98 con los penales. El que sufrió Arroyito contra Rafaela en el descenso. El que reivivió contra Boca Unidos el ascenso. El que fue al Morumbí, al Mineirao o a La Olla. Eso sí: el que fue a todas, ya es inmune a todo. No hay virus que lo mate.
Así es Colón, así son, así les gusta. Se enojan tantas veces como las que “se les pasa”. Imposible salirse. El Colonavirus no va por boca o saliva...va por la sangre y desde la cuna. Se queda en el cuerpo todos los años de vida y va hasta el Cementerio.
El Colonavirus aconseja llevar las manos a un solo lugar del cuerpo que es el corazón: no importan los ojos, la nariz ni la boca. Los ambientes de la casa y el trabajo se ventilan sólo cuando gana Colón. Y el único objeto que se limpia con frecuencia, porque se usa siempre, es la camiseta —desde la Nanque hasta la Kelme—, junto con el gorro y la bandera.
El Colonavirus es el contra-virus al Covid-19: siempre sale de su casa y grita Colón en otros lugares, en otras ciudades, en otros países. Jamás reduce el contacto físico con otros personas; todo lo contrario, se abrazan en los goles con gente que ni conocen. Comparten el mate, los micros, los aeropuertos, los peajes y hasta las balsas para cruzar un río...toman cerveza “a pico” de la misma botella. Conviven con la fiebre por esos dos colores y siempre respiran.
Los portadores del Colonavirus son todos sintomáticos pero nunca mueren. Se reinventan siempre, de generación en generación. Tienen su propio Ministerio de Salud y se cuidan entre ellos. Eso sí, a diferencia del Covid-19, los sabaleros saben que nunca el mundo inventará una vacuna que lo detenga.
...Se van a morir de Colonavirus cada día y todos los días.
...Un día de éstos, se van a morir de amor.
El excelente trabajo de Colón en redes sociales: Horacio Darrás, Lucas Paniagua, Juan Pablo Ferrero, Florencia Seguro, Nicolás Moroni, Alejo Subira, Román Gugliotta junto a CPA MKT & Comunicación.