Luciano Andreychuk
landreychuk@ellitoral.com
@landreychuk
El especialista estuvo en Santa Fe para dar charlar sobre el tema. Asegura que es necesario introducir esta área en las currículas educativas. Y que desarrollar capacidades de autoconocimiento, empatía y motivación será clave para bajar los niveles de conflictos interpersonales en las generaciones futuras.
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Desactivar el berrinche de un niño usando técnicas simples; resolver discusiones matrimoniales mediante el diálogo, sin desvaríos de violencia verbal; evitar discusiones entre vecinos por problemas barriales insignificantes. Éstas y otras tantas situaciones cotidianas —muchas de las cuales terminan convirtiéndose en “relatos salvajes”— puede disiparse si se logra paulatinamente una sociedad emocionalmente más “alfabetizada”.
De eso está convencido el Lic. en Psicología Lucas Malaisi, presidente de la Fundación Educación Emocional Argentina, autor de varios libros y un referente en esta temática. El especialista visitó la ciudad para dar una charla en el Concejo local, acompañado por el profesor Cristian Sperati, coach y coordinador de talleres con técnicas del psicodrama.
“El concepto de educación emocional (EE) empezó a aparecer con fuerza en los últimos 20 años. Y aquí en la Argentina hace muy poco tiempo. Su antecedente académico de mayor peso es el de la inteligencia emocional”, explicó en diálogo con El Litoral. Pero hay una distinción: “La EE es lo que nos permite desarrollar la inteligencia emocional”. Es la puerta de entrada.
Pero todo debe empezar en la escuela. “Hablamos entonces de una EE pensada como estrategia educativa, cuyo objetivo será mejorar la calidad de vida de las personas a partir del desarrollo de habilidades emocionales. Y a esta estrategia la deben llevar adelante los docentes, en primer lugar”. El experto impulsa un proyecto de ley sobre educación emocional desde 2009.
“Una habilidad de este tipo implica adelantarse a los problemas antes de que éstos ocurran. lo ideal es saber orientar a los chicos en la gestión de sus emociones. El eje de la EE debe cruzar transversalmente los niveles inicial, primario y secundario. Así, para cuando lleguen la adolescencia y la juventud, los chicos estén mejor preparados para saber elegir, tolerar frustraciones, motivarse, etc”.
Inteligencias múltiples
Siempre se cree que un alto nivel de coeficiente intelectual de una persona es garantía de una vida exitosa, en todas las esferas. Pues no: hay otras inteligencias necesarias para un desarrollo vital estable, “sustentable”.
Hay cinco grandes macrohabilidades emocionales: el autoconocimiento de la persona (identificar lo que se siente y poder entenderlo); la autoregulación (expresar lo que se siente pero de un modo adecuado); la automotivación; la empatía (saber ponerse en los zapatos del otro), y las aptitudes sociales, que permitirán a una persona relacionarse, comunicarse y saber resolver conflictos.
Estas macrohabilidades se pueden medir, aunque es muy difícil, en lo que se llama el coeficiente emocional. “Sabemos con el aval de numerosos estudios científicos que este coeficiente es el responsable de un 80 % del éxito que puede tener alguien en la vida, y no el clásico coeficiente intelectual”, aseguró Malaisi.
La buena noticia es que todas esas macrohabilidades pueden ser aprendidas, a diferencia del coeficiente intelectual, que viene dado “de fábrica” por la estructura genética-neuronal con que nació una persona. “Por eso, la educación emocional puede y debe sistematizarse en una serie de herramientas a trabajar desde el aula”.
—¿Cuán importante sería que en las currículas educativas de las provincias se incluya la EE en forma obligatoria?
—Sería un sueño cumplido. Todo apunta que el sistema educativo argentino se orienta hacia ese lugar. Sentó un precedente la provincia de Corrientes aprobando la ley (de EE), aunque en ese caso puntual no se especifica en la ley se aplicarlo transversal o verticalmente. Lo ideal es que la EE se enseñe en forma transversalizada, en forma conjunta con todos los contenidos curriculares.
Por otro lado, hacer hincapié únicamente en lo cognitivo (la esfera de los pensamientos) es un error, porque los chicos hoy acceder a la información en forma instantánea con las nuevas tecnologías, indica Malaisi. “Entonces, lo importante hoy es combatir el analfabetismo emocional, y que se ve reflejado en un alto índice de conductas sintomáticas como violencia, depresiones, consumo de drogas, y hasta el consumismo de la sociedad”.
No obstante, no hay soluciones mágicas ni instantáneas, dejó aclarado. “Lo que hay que hacer es un trabajo sostenido en el tiempo, con un fundamento científico y sobre todo, que sea sistémico. Es decir, llegar a todas las escuelas, a los padres de los alumnos, para lograr un verdadero cambio generacional. Tendríamos una camada de chicos, de nuevas generaciones con habilidades emocionales, que nos van a asegurar estar mejor equipados como sociedad para afrontar los difíciles desafíos del siglo XXI, que es muy competitivo”.
—Entonces, una sociedad emocionalmente más alfabeta, ¿llevaría a reducir los índices de conflictividad en todos los planos?
—Sí. Todas las investigaciones científicas apuntan a que quien recibe este tipo de educación se apropia de habilidades que tienen un altísimo impacto en la calidad de vida, de la persona y de su comunidad de pertenencia. El 80 % del éxito que podemos lograr como sujetos dependen de esas habilidades emocionales.
En rigor, la OMS emitió un comunicado donde propone 10 habilidades para la vida, de las cuales 6 son las relacionadas con las emociones. “Hay un consenso muy amplio en la comunidad científica internacional de que esto da resultado. Pero se necesita esparcir estar técnicas y que lleguen a todas las escuelas, pensando en las generaciones venideras”, cerró Malaisi.
“Alguien que gestiona sanamente sus emociones tiene mejor salud física, mejores vínculos sociales, tolera mejor las frustraciones, y puede trazar objetivos a largo plazo, entre otros beneficios”, dice el psicólogo.
Proyectos locales
La charla fue organizada en el Concejo a instancias de Marcela Aeberhard (Mejor Santa Fe). La edila impulsa una normativa para que se empiece a aplicar en los jardines municipales. Presentó un proyecto de ordenanza y otro de comunicación sobre el tema. “Apuntamos al nivel inicial que depende del municipio local. Y la idea es esbozar un documento consensuado que intente aplicar la obligatoriedad de la educación emocional en los jardines municipales”, explicó.