Lunes 13.6.2022
/Última actualización 18:38
La pandemia por Covid-19 cambió hábitos (hubo restricciones casi totales en la circulación), e indicadores sanitarios, (casi toda la atención estuvo destinada al coronavirus). La pregunta es si cambió conductas, y la respuesta puede encontrarse en datos concretos, por ejemplo, de siniestralidad vial. La estadística del Hospital José María Cullen revela que en mayo de este año se duplicaron los ingresos por accidentes de tránsito respecto del mismo mes de 2020, cuando se atravesaba el período de aislamiento social, preventivo y obligatorio (Aspo).
En realidad, los datos analizados para esta nota arrancan desde 2019, es decir, en estado de pre pandemia o de vieja normalidad.
Así, se tiene que en mayo de 2019 hubo un promedio de 13 ingresos por día como consecuencia de siniestros viales; en el mismo mes de 2020, pleno ASPO -cuando prácticamente solo podía seguir circulando el personal esencial-, fueron 5,5; en 2021 que transcurrió en DISPO (distanciamiento), fueron 7 personas por día, y este último mayo, ya en una suerte de "nueva normalidad", fueron 10.
Los datos corresponden a motociclistas, ciclistas, peatones, pasajeros de transporte urbano y vehículos particulares, es decir, las cinco categorías con que se evalúa este capítulo de la salud pública.
Los datos fueron confirmados por Juan Pablo Poletti, director del Hospital Cullen, en una charla que se produjo minutos después de conocerse la noticia de otros dos siniestros en la zona de la ruta 168.
"Antes de la pandemia sabíamos que la accidentología era un flagelo dentro de la ciudad y cuando tuvimos que hacer la restricción de circulación (en la fase más aguda) se mostró que ésta había bajado de forma notable", señala el médico, confirmando así todas las presunciones.
"Tuvimos días de muy pocos ingresos por más que el personal esencial salía a trabajar: al bajar la circulación de motos y autos, sin lugar a dudas la accidentología bajó y así está demostrado en números", que son los que se describieron más arriba.
Sin embargo, "una vez que se fue abriendo la actividad nos dimos cuenta de que la concientización no había cambiado nada y seguimos cometiendo imprudencias que llevan a accidentes".
En este punto, Poletti observa que "más allá de una situación atribuible a la fatalidad", en la cotidianeidad de la ciudad "creemos que muchos accidentes son por imprudencia, al menos según nuestra estadística que no es la definitiva porque hay muchos casos que no llegan al hospital o no requieren atención".
Tomar conciencia
"No terminamos de tomar conciencia de que la mayoría son accidentes evitables; las medidas que se han ido tomando, como la verificación técnica vehicular o la venta de motos con el casco -que tiene que ser de uso obligatorio-, son necesarias. Tenemos que ir hacia los controles que tienen que ser efectivos y nosotros, en lugar de reprender al inspector que está controlando, tenemos que entender que es para nuestro bien y para la seguridad de todos", advierte el médico.
"Un auto en mal estado, un motociclista sin casco, tres o cuatro personas en una misma moto, seis en un auto o vehículos con más pasajeros que cinturones de seguridad disponibles son conductas de riesgo", advierte Poletti y recuerda que el uso del cinturón es necesario también cuando se transita por la ciudad y no solo en la ruta.
En definitiva, "nos cuesta prevenir y no se toma conciencia de lo cerca que se puede estar de un accidente en la vía pública", aporta. Y el llamado de atención es también para peatones, últimos en esa suerte de jerarquía tácita que hay en la calle, pero -a veces- imprudentes al fin; por ejemplo, "cuando cruzan a mitad de cuadra en lugar de hacerlo por la esquina".
"Hay que tomar conciencia de que los accidentes son prevenibles y eso depende de nosotros. Es una de las pocas cosas que no dependen tanto de los gobiernos sino de las actitudes individuales", opinó. A las pruebas se remite: "Cuando salimos cometemos accidentes y cuando no salimos, los accidentes no se producen". Como pasó antes, durante y después de la pandemia.