Miércoles 1.6.2022
/Última actualización 18:58
La fundación Actitud Solidaria no baja los brazos, en medio de una ola polar que se extenderá por los próximos días en esta capital. Es que con la llegada del frío extremo la demanda social crece, y sus voluntarios salen de lunes a viernes en sus recorridos "rastreando" a las personas en situación de calle de la ciudad para entregarles una ración de comida sustanciosa, casera y recién sacada de la olla, ropa abrigada y infusiones calientes, entre otros enseres.
El trabajo de la ONG tiene más de una década. Es autogestivo, y se sostiene con los ingresos por las cuotas societarias y las donaciones de personas que "ayudan a ayudar": es como una "cadena de favores" pero real y humana. Pero por la pandemia y la caída en los ingresos económicos de la gente, esas voluntariosas contribuciones a la entidad están en medio de una merma que genera preocupación.
Se trabaja todo el año, sin importar en qué estación se esté: en el verano abrasador santafesino o en el duro invierno. En las recorridas se sale siempre, a menos que haya un impedimento de fuerza mayor, como una tormenta fuerte. En estos casos alguno de los voluntarios no puede acercarse hasta la sede de la fundación para participar de las salidas.
"Hoy estamos saliendo de lunes a viernes y hay una ruta establecida. Ahora, como se agrava el frío, también sumaremos los sábados A las personas en situación de calle no siempre se las encuentran en sus lugares habituales: si en el día previo hubo lluvia, por ejemplo, se mueven buscando un resguardo, y eso altera un poco nuestra logística", le dice a El Litoral Martín Mónaco, coordinador de Actitud Solidaria.
"Lamentablemente se incrementó el número de personas en situación de calle -admite Mónaco-. Estamos superando las 110, y probablemente sean más". En cada salida se les lleva a los indigentes un plato de comida casera (con los nutrientes necesarios), infusiones calientes (café, yerba para el mate, té, mate cocido, sopas instantáneas, etcétera), galletitas y hasta alimentos balanceados para los que tienen mascotas.
En la actualidad hay una veintena de voluntarios comprometidos activamente con la labor social de la fundación. "Es un número reducido y esto se debe a la pandemia, la cual no permitió la llegada habitual de más colaboradores, cómo ocurría antes del coronavirus. No obstante, se están sumando voluntarios internacionales: hay una chica española y en diciembre próximo llegarán jóvenes provenientes de Latinoamérica y de Europa, quienes van a trabajar un mes y medio en la fundación", agrega el coordinador.
La pobreza golpea en Santa Fe como en las grandes urbes del país. Crédito: Luis CetraroAlimentos no perecederos, frazadas, medias, gorros, guantes, bufandas, camperas: ropa de invierno y de hombre preferentemente (hay muy pocas mujeres en situación de calle) son las mayores urgencias de la fundación. La sede no es muy amplia en sus espacios, "y esto hace que no podamos recibir donaciones libremente de cualquier tipo de ropa, si no sólo lo que es de utilidad y que se libera rápidamente (en esta época, abrigos y frazadas), pues esto se entrega en pocos días y en cada recorrido", dice Martín Mónaco.
En un contexto de días y noches muy frías, se hace más intenso el trabajo y se revelan más notorias las necesidades sociales de las personas indigentes: hay más demanda y más pedidos, y esto dificulta la tarea de la ONG: "Los alimentos (donaciones de particulares) empiezan a escasear. Y esto tiene corolario con la pandemia: mucha gente perdió capacidades de ingreso (incluso perdió su fuente laboral) y por eso se perdieron donaciones y también cuotas societarias", lamenta el referente. La economía general de la gente, incluida la de la fundación, se ve debilitada.
Además, se vio resentido por la pandemia el recurso humano, que es lo más valioso. "Por ser muchas las personas que atendemos se requieren más horas de trabajo, en la elaboración de la comida y en los preparados individuales (en las bandejas). Con todo, necesitamos voluntarios y socios que nos quieran ayudar a seguir con nuestro trabajo, puesto que se hace muy difícil sostener el alquiler de una casa (la sede de la fundación), los impuestos, la compra de insumos (carnes, verduras) y los descartables (bandejas, cubiertos, vasos), etcétera".
-¿Ante temperaturas tan bajas, ¿hay temor de encontrarse con personas que desarrollen cuadros de hipotermia?, consultó El Litoral a Mónaco.
-Sí, se teme por cuadros de hipotermia, pero no sólo por eso. Se teme por la posibilidad de que las personas en situación de calle contraigan cualquier tipo de enfermedad respiratoria o de otro tipo. Hablamos de gente con organismos muy debilitados por las condiciones de vida que llevan, en la penuria.
Quienes deseen contribuir con el trabajo de la institución pueden comunicarse por las siguientes vías de contacto.
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