Por qué se levantan y rompen las geoceldas de escurrimiento en las calles de Colastiné
Son dispositivos de polietileno resistente instalados para que el agua drene más rápido en días de lluvias intensas, y así mejorar la transitabilidad. Hoy, en varios sectores del barrio costero están destrozadas. Para el municipio, son efectivas pero se debieron haber implementado "sobre una base sólida".
Por qué se levantan y rompen las geoceldas de escurrimiento en las calles de Colastiné
Todo comenzó en enero de 2017, luego de meses de lluvias intensas. Los vecinos de Colastiné Norte miraban con cierta sorpresa a los obreros municipales que colocaban una extrañas mallas sobre varias calles del barrio costero. Eran las geoceldas, dispositivos que iban a permitir una mayor absorción del agua de lluvia y mejorar la transitabilidad de los peatones, ciclistas y conductores de automóviles.
Este sistema de escurrimiento no iba a afectar el estado de las calzadas, aseguraban los técnicos en aquel entonces. Las geoceldas fueron colocadas entre 2017 y 2018 y están en más de 50 cuadras del tranquilo, residencial y casi bucólico barrio costero -a muy pocos kilómetros del caos de cemento que es esta capital-. Se instalaron en calles como Las Macluras, Mocovíes, Chanaes, San Francisco de Asís, Magnolias, Curupíes, Las Moras, Los Eucaliptus, Los Talas, entre otras.
Si bien el mantenimiento de las cunetas y vías de desagües están en buen estado, en algunos sectores de Colastiné Norte se junta basura. También hay un pequeño basural a cielo abierto, pudo constatar El Litoral. Crédito: Pablo Aguirre
Pero, ¿qué son? Algo así como "panales" de polietileno de alta densidad soldadas entre sí, que conforman una estructura de confinamiento para la arena. Para su instalación se preparó en la calle una especie de "caja", en cuyo fondo se colocaron las mallas geotextiles que dejan pasar el agua y, por arriba de las mallas están geoceldas, que en cada uno de sus celdas va conteniendo la arena y evita que la misma sea llevada por el agua de lluvia. Por encima del borde superior de las geoceldas se colocó una nueva capa de arena: es decir, no deben estar a la vista.
Pasaron los años y las geoceldas empezaron a levantarse, a romperse: fueron perdiendo sus formas. Ya en enero de 2020, en barrio Las Paltas, los vecinos advertían de esta situación. Y en 2021, dos ediles hoy opositores presentaron un proyecto exigiendo al municipio que realice una rutina permanente de mantenimiento de las calles a través de motoniveladoras; tareas de reposición de arena sobre las geoceldas existentes, y reparación de las que se deterioraron por falta de mantenimiento.
La recorrida
El Litoral realizó una recorrida por Colastiné Norte. El "punto crítico" de las geoceldas rotas es en calle Chanaes a la altura del 5400 y 5500: allí, no sólo están a la vista, sobre la superficie de las calles de tierra y arena (deben estar tapadas). También se ven geoceldas desprendidas en su entramado, incluso pedazos rotos a los costados de las calzadas. Además, hay problemas en la calle Mocovíes.
"Pasa el camión que limpia, acomoda y nivela las calles (la motoniveladora) y las va rompiendo, arrastra sus pedazos; se ve bastante seguido", le cuenta a El Litoral Julián, un jovencito que vive en Colastiné Norte. Y cuando llueve "hay al menos dos calles que siempre se anegan", aporta.
Las geoceldas de excedentes pluviales deberían estar tapadas, no a la vista. El sector más crítico: calle Chanaes al 5400. Crédito: Pablo Aguirre
Sonia y Andrea son trabajadoras de un centro infantil. Coinciden en que la máquina motoniveladora, al pasar, levanta y sigue rompiendo las geoceldas. Y cuando llueve intensamente, "se hacen charcos enormes y se forman pozos; se complica la transitabilidad. Tenemos que buscar por dónde llegar a nuestro lugar de trabajo", explican, en charla con este medio.
Eduardo, otro vecino del barrio, consideró que el mantenimiento tanto de los desagües y cunetas como de los restos de árboles y montículos de escombros -cuando se hace alguna reparación en vivienda- es "escaso". "Y el tema de las geoceldas ya viene de hace un par de años; al principio funcionaron bien, es la verdad. Drenaba el agua de lluvia que quedaba como excedente. La verdad no sé que van a ser, pero alguna medida van a tener que tomar, si es cierto eso que dicen que con el fenómeno de El Niño, va a haber muchas precipitaciones a fines de año".
En la recorrida de este medio, huelga decir, se vieron varios camiones recolectores de residuos vegetales (podas) y, en líneas generales, el mantenimiento de las cunetas y de los entubados de los desagües es bueno. Sólo en algunos puntos del barrio se vieron montículos de residuos acumulados en las cunetas, e incluso un pequeño "minibasural" a cielo abierto que se está formando. Está bien instalada la posta policial.
La explicación municipal
El Litoral requirió explicaciones al Gobierno local sobre esta problemática. Nicolás Zanón, Director de Gestión Urbana municipal, explicó algunas complicaciones técnicas respecto de cómo se instaló este dispositivo de escurrimiento en su momento. "Lo que tienen las geoceldas es que, si bien es una solución técnica buena, está mal hecha la implementación".
¿Por qué? Según el funcionario, las geoceldas "deben tener un agregado grueso, que puede ser grava, o piedra partida 10-30 'mechada' con suelo para poder contener la arena que va arriba (de las geoceldas). Eso no se hizo: se rellenaron en su momento con arena. Y esto genera que la arena de la superficie se lave rápidamente con cada lluvia y se filtre, porque como decía, no fue buena su implementación", insistió Zanón.
Y si no hay un escurrimiento eficiente del agua toda vez que llueve "pasa esto: quedan al descubierto, se levantan. Es difícil mantenerlas, nos obligan a hacer mucho más mantenimiento. Constantemente hay que estar haciendo rellenos de suelo y de arena para que las geoceldas no se 'desvistan' (no queden a la vista, sobre la superficie de las calles)", afirmó el subsecretario.
¿Y entonces?
-No se termina de entender, ¿qué tienen planificado hacer el municipio con las geoceldas? Si no fueron bien implementadas como Ud. dice, ¿siguen sirviendo? ¿Las van a sacar para hacer todo el basamento sólido con piedra? ¿Cómo se va a intervenir?, repreguntó El Litoral Nicolás Zanón.
-Nosotros tenemos que seguir con las dos motoniveladoras que están trabajando hoy en la zona de Colastiné Norte. Porque la única solución que se dio (sobre las geoceldas) es sostener un mantenimiento profundo y constante, es concreto, estar aportando material sólido al suelo para poder abovedar y que el agua caiga hacia los costados de las cunetas.
Panales. El registro gráfico es del 11 de enero de 2011, cuando empezaron a colocarse estas mallas geotextiles. Fue luego de meses de precipitaciones intensas. Crédito: Archivo El Litoral / Guillermo Di Salvatore
En este sentido, tenemos la contratación de tres nuevas máquinas motoniveladoras, una retropala y un camión que se destinaría a sumar elementos sólidos permanentemente. Como esta contratación se terceriza, probablemente se demore. Está por salir, insisto, pero quedará un tiempo donde no dispondremos de esta maquinaria clave. Mientras tanto, seguimos con las dos máquinas existentes trabajando.
La Ruta 1
El subsecretario aseguró que "se dejaron de recibir reclamos con respecto al estado de las calles por parte de los vecinos. Las calles están en mejor condiciones después de estas últimas lluvias (de hace unos 15 días). Pero al no contar aún con estas nuevas máquinas que mencionaba antes, nos hemos demorado un poco más de la cuenta para acondicionar las calles. No obstante, hoy la transitabilidad es buena, y se garantiza el mantenimiento".
Zanón marcó un último problema: "Con las obras en la Ruta 1, todo el drenaje de agua pluvial cae sobre la superficie y escurre libremente hacia calles de Colastiné, calles que no están preparadas para recibir ese caudal de agua. Sobre esto, se habló con la Provincia para que se ejecuten las obras complementarias (de desagües) que en un momento estaban dentro de la obra original de la Ruta 1. No se llevaron a cabo hasta el momento", cerró Zanón.