Martes 5.1.2021
/Última actualización 11:18
El 2020 será recordado como el año en que el río Paraná presentó la bajante más pronunciada y prolongada en 50 años. La falta de lluvias en la Cuenca Alta, aparejada a la sequía en la región son los grandes factores que repercutieron en este estiaje histórico del río.
Tal es así que la bajante que inició en marzo de este año llegó a su pico más bajo el 21 de mayo, con una marca de solo 48 centímetros registrada en el hidrómetro del Puerto de Santa Fe. La situación no varió demasiado en los meses posteriores y solo una vez el caudal alcanzó los 2 metros, pero rápidamente se escurrió y retornó a niveles por debajo del metro.
Más allá de lo negativo de esta situación, el río y sus otros espejos de agua como las lagunas, arroyos y riachos, dejaron a la vista un paisaje inusual, protagonizados por los extensos bancos de arena que emergieron en diferentes latitudes del curso del Paraná y, en consecuencia, la laguna Setúbal.
Anuario 2020: La bajante del río en 30 encuadres desde el aire y la tierra
Años de crisis hidrométrica
Pocos santafesinos recordarán que en 1971 el río Paraná midió en la zona del Puerto Santa Fe sólo 42 centímetros. Ahora, casi 50 años después, la ciudad vuelve a tener a la laguna Setúbal —su espejo de agua emblema— con un escaso caudal, con orillas que engordan y afluentes que enflaquecen.
Carlos Paoli, investigador asociado del Instituto Nacional del Agua (INA) y profesor honorario de la UNL, dialogó con El Litoral y dio cuenta de su experiencia: hay que remontarse hasta principios del siglo XX para hablar de bajantes más extremas que las que transcurren en estos días, incluso por debajo de los 0 metros.
"Desde 1905, año desde el que se tienen registros del río, hubo bajantes mucho más pronunciadas. Las bajantes del río Paraná muestran a partir de los años '70 una clara tendencia a presentarse con niveles mínimos superiores a los que se producían históricamente, lo que se observa en los registros de los mínimos de la escala del Puerto de Santa Fe. En el período de 67 años —entre 1905 a 1971—, hubo 11 años en que la escala registró mínimos anuales por debajo de 0, siendo el más marcado el correspondiente al año 1944, en que la medida fue de 1,03 m por debajo del 0 y el más reciente, el año 1969, en que el registro fue de 0,14 m por debajo del 0. La mayoría de los mínimos anuales en este período está por debajo de 1 m, lo que hace que el promedio de dichos mínimos anuales sea de 0,83 m sobre el 0", ejemplificó Paoli.
Acuerdo con países vecinos
Con la preocupación latente d cumplir con el servicio de agua potable en las ciudades que dependen del río, el gobierno Nacional empezó a mantener reuniones periódicas con delegaciones brasileras y paraguayas, para que desde las represas se libere cierta cantidad de agua que ayude a mantener una altura decente para suministrarle agua a la población.
De estas negociaciones participó como subsecretario de Obras Hidráulicas en el Ministerio de Obras Públicas de la Nación, el ingeniero en Recursos Hídricos, Gustavo Villa Uría. Durante el año, se llegaron a acuerdos con la represa binacional de Itaipú para que no descienda sus erogaciones de agua, y estas se mantengan en un número promedio de 7 mil metros cúbicos por segundo.
"Itaipú nos va a entregar agua desflexionando el embalse, es decir bajando el nivel de embalse, a eso lo hacen generando más energía. Hay un acuerdo con Paraguay para que tome energía de Itaipú y va a dejar de tomar de la represa Yacyretá. Nosotros vamos a tomar más energía de Yacyretá, y así tenemos más agua. Los brasileros incluso nos ofrecieron que les compremos energía pero no estamos en condiciones de eso, porque nos sobra la energía en estos momentos", comentaba Villa Uría, tras uno de los acuerdos beneficiosos a los que llegaron.
En Santa Fe, Assa (Aguas Santafesinas), la empresa encargada de suministrar agua potable, tuvo algunos inconvenientes en la captación de agua con sus bombas, ubicadas sobre el río Santa Fe y en el río Colastiné. Es por eso que las tareas de mantenimiento y desobstrucción de las tomas se duplicó por las condiciones de bajante extrema.
A pesar de esta crisis hídrica, que conlleva a mantener negociaciones con los países ubicados aguas arriba de Argentina, el servicio de agua potable se mantuvo operativo.
Lo que estaba "bajo la alfombra", quedó al descubierto
El agua se retiró y dejó a la vista grandes extensiones de orillas, al mismo tiempo salieron a la luz los desechos que año tras año llegan al río para descansar en su lecho. Uno de los contaminantes más presentes son los plásticos, en todos sus tamaños y tipos.
Para tomar dimensión de lo que representa la presencia del plástico en el ambiente, dialogamos con el biólogo francés Elie Abrial, becario del Conicet, quien advirtió: "El tiempo de degradación del plástico es muy lento, la producción y el consumo es rápida; o sea que estamos en dos escalas de tiempo muy preocupantes y sino hacemos algo para reducir la cantidad que le dejamos al medioambiente, vamos a tener una situación cada vez peor".
También, el biólogo aseveró que "cada tipo de plástico tiene una composición diferente a la que se agrega sustancias químicas para darle mayor plasticidad, dureza o brillo, y estos aditivos que se le ponen generalmente son tóxicos y al comenzar a degradarse el plástico, las sustancias tóxicas migran y terminan en el ambiente o en el cuerpo humano". Cada plástico tiene un tiempo de degradación diferente y lo mismo sucede con su perjuicio hacia el ambiente.
Ante esta gran presencia de plásticos y demás materiales nocivos al ambiente, la sociedad santafesina no tardó en reaccionar y con trabajo entre vecinos limpiaron distintos puntos donde un barrio de la ciudad o localidad del área metropolitana tiene relación directa con el río o la laguna Setúbal.
En este sentido, se organizaron diferentes jornadas de limpieza. Por ejemplo, en Alto Verde se volvió una sana costumbre y entre los vecinos erradicaron un histórico minibasural y armaron una plaza con bancos y mesas para disfrutar frente al río.
"Acá no vino la política, no vino ningún partido, ni la vecinal; acá somos los vecinos los que limpiamos todo", contó orgulloso Roberto López (más conocido como Espinillo), recostado sobre un poste que sostiene un muelle, el que sumaron a la costanera de Alto Verde, en la zona de la Manzana 5 Desagüe El Trébol.
También vecinos de localidades de La Costa, como Rincón, se reunieron a limpiar la orilla de la Setúbal, lo mismo hicieron los vecinos de Monte Vera. Lo mismo sucedió en Santo Tomé.
Humedales afectados por los incendios
El "cóctel" de bajas precipitaciones; una importante y prolongada bajante de los ríos Paraná y Paraguay; una abundante biomasa vegetal disponible en las islas; y una carga animal relativamente baja en algunas zonas del Delta, con poca utilización de la vegetación natural, concentrándose y aumentando así la disponibilidad de material combustible; fue el escenario propicio para que el 2020 sea un año con miles de focos ígneos en la zona de las islas que rodean a Santa Fe.
En cifras, hasta septiembre (mes en el que empezó a mermar la cantidad de incendios en la región litoraleña), según los datos proporcionados por la Agrupación Bomberos de Santa Fe, en los primeros 8 meses del año ocurrieron 1.206 focos ígneos, en Santa Fe y las localidades aledañas, como Rincón, Santo Tomé y demás. Un dato representativo es que el año pasado, entre enero y agosto, se reportaron 520 incendios. Es decir que en el 2020 esa cifra se duplicó.
El humo de las quemas invadió las grandes ciudades costeras, como Santa Fe y Rosario. Esto generó movilizaciones y reclamos para que cesen las quemas y que el Estado llegue al fondo del problema.
En el Congreso de la Nación se avanzó durante este año, y con la problemática en auge, en el análisis de varios proyectos para sancionar una ley "Presupuestos Mínimos para la Conservación y Uso Sustentable de los Humedales". Hasta el momento no se sancionó la norma, pero se espera que haya una regulación para proteger a este patrimonio natural, hábitat de miles de especies de fauna y flora autóctona.