Sábado 8.4.2023
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Para muchos entendidos en la materia, la obra pictórica de Lino Enea Spilimbergo contiene en sus distintas etapas los argumentos necesarios para ubicar a su artífice entre los grandes artistas argentinos engendrados por el siglo XX. Lo cierto y concreto es que los trabajos de este creador nacido en Buenos Aires en 1896 rivalizan con lo contemporáneos suyos como Antonio Berni en una doble condición: sólido compromiso con su entorno social y una introducción de los estilos europeos correspondientes a su propia época, pero no producto de una impregnación impulsiva, sino de una reflexión metódica.
Archivo El LitoralEn efecto, para comprender a este artista es clave recordar su formación europea, que se produjo a mediados de la década de 1920. Previamente había accedido a una instancia de formación en la Academia Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, donde Pío Collivadino (reconocido formador de pintores argentinos, uno de los impulsores de la cátedra de Grabado en UBA) y Ernesto de la Cárcova (pintor y medallista que ocupó buena parte de su tiempo a la labor docente en diversas instituciones) figuraron entre sus profesores. Sin embargo, su viaje a Italia y Francia le permitió tomar contacto con las técnicas y tendencias de su propio tiempo.
Archivo El LitoralTal como señala una reseña sobre el artista desplegada en el sitio web del Ministerio de Cultura de la Nación, todos los conocimientos que adquirió en sus años en el Viejo Continente (donde tomó contacto con poscubistas, con la pintura de Paul Cézanne, con la técnica renacentista, el arte etrusco y bizantino y la pintura metafísica) se conjugan “en una síntesis de estilo único, en el que conviven lo clásico, lo moderno, lo surrealista y lo metafórico”.
Archivo El LitoralLuego de su retorno al país, Spilimbergo se decantó por la temática social en sus murales, acompañando su actividad artística con una militancia política de izquierda. En 1933 intervino en una obra clave: Ejercicio Plástico. Allí, sincronizó con el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, los pintores Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino y el escenógrafo uruguayo Enrique Lázaro. De hecho, en los años ‘40 gestó junto con Manuel Colmeiro Guimarás y Demetrio Urruchúa, Castagnino y Berni el Taller de Arte Mural, cuyo trabajo se puede observar en los murales dentro de las Galerías Pacífico de Buenos Aires. “La intención era plasmar el arte social, comprometido con el humanismo, oponiéndose al arte exclusivo para las minorías”, señala el sitio antes mencionado.
Archivo El Litoral“Filoso escalpelo en la entraña social”
La relación entre Spilimbergo y Santa Fe fue fluida a lo largo del tiempo. Para empezar, en 1927 obtuvo el Primer Premio del Salón Santa Fe, que se inauguró el 9 de julio de ese año. Fue por su óleo “Descanso”. En 1939, fue invitado de honor en el mismo espacio. Y en 1957, siendo ya un respetado creador cuyo aura se expandía a nivel internacional, el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez le dedicó a su obra, una muestra retrospectiva que fue inaugurada el 26 de octubre, organizada por el Ministerio de Educación y Cultura por intermedio del Departamento General de Bellas Artes de la Provincia en cumplimiento del “plan de expansión cultural”. La exhibición concentró en total 60 obras de pintura, temple, monocopias, dibujos y grabados, que intentaron sintetizar un periodo de 20 años de producción de Spilimbergo.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital CastañedaUn día antes, el director del espacio cultural Horacio Caillet-Bois publicó en El Litoral una extensa columna sobre Spilimbergo. En ella, además de verter profusos datos biográficos, aseguró: “Lino Enea Spilimbergo representa uno de los valores más auténticos y vigentes de la pintura argentina actual. Al decir actual quiero referirme a la generación que apareció, después del primer cuarto de este siglo, como un eco de la Escuela de París, Spilimbergo y Victorica son los dos únicos pintores de ese grupo que han evolucionado dentro de una perspectiva o estilo que se ha mantenido Inalterablemente fiel a una que podríamos llamar “constante estética”, sin altibajos, vacilaciones ni cambios. El estilo de ambos se fue afirmando siempre sobre una voluntad de forma o de espíritu: recibiendo, evidentemente, las inevitables influencias de las grandes conquistas del arte contemporáneo, que ambos asimila de manera consciente, pero sin abandonar esa personalísima manera de encarar el “hecho” pictórico que los identificaba en su generación con indiscutible originalidad”.
Spilimbergo junto a Berni y otros artistas en París. Foto:“Victorica -agregó Caillet-Bois- fue el colorista sensible y lúcido, buscador de los prismas iridiscentes, desintegrador de la forma en procura del arabesco y de la sustancia cromática, en busca de las huidizas y etéreas gamas que sutilizaba hasta sus últimas consecuencias. Spilimbergo fue, en cambio, el constructor y el geómetra, el hombre comprometido con el mundo físico en el cual él se integraba y era su protagonista: el pintor de Ias vidas oscuras y sórdidas que él trasladaba con su drama a la categoría de los grandes hallazgos del arte: el poderoso intérprete de un costumbrismo que no se detenía en lo adjetivo o pintoresco, sino que penetraba con filoso escalpelo en la entraña social”.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital CastañedaSpilimbergo, que en sus últimos años alternó Buenos Aires y Unquillo, Córdoba, como puntos de residencia, falleció el 16 de marzo de 1964. En mayo de ese año, cuando se habilitó en la ciudad de Santa Fe el Salón de Pintura y Dibujo, le fue tributado un sentido homenaje a Spilimbergo. En esa instancia, el poeta esperancino José Pedroni, por entonces director general de Cultura de la provincia, le dedicó un discurso que fue reproducido íntegramente por El Litoral pocos días después. Las mismas, permiten apreciar el perfil moral de un maestro de la pintura contemporánea.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañeda“En pocos, como en Spilimbergo, se comprende este doloroso asombro, que es propio de la inocencia del artista verdadero. Lo conozco de sus propios labios, cuando divagando sobre el misterio del hecho artístico, conveníamos que éste resultaba de un dietado o necesidad interior, inflexible, que se siente pero que no se explica. “No sé por qué -me decía-, pero no puedo sino expresarme de esta manera, que alrededor de 1920 produjo mis primeros cuadros atormentados, que estaban condenados a la soledad porque en aquel entonces imperaba el gusto por lo retórico y superficial”. Palabra de Pedroni.
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