Miércoles 14.6.2023
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Grabador y artista rioplatense de reconocida trayectoria, Guillermo Facio Hebequer generó una obra gráfica que circuló en numerosas publicaciones de izquierda, donde también participó en debates estético-ideológicos de las décadas de 1920 y 1930. Integró además los primeros experimentos del teatro independiente en Argentina, siendo miembro de grupos como el Teatro Libre, el Teatro Experimental de Arte, el Teatro del Pueblo y el Teatro Proletario.
Foto: Museo Nacional de Bellas ArtesSegún datos contenidos en el el diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (Cedinci), el artista nació en Montevideo pero se trasladó a Buenos Aires en la década de 1910, donde se formó como artista visual. Tomó contacto con artistas de La Boca y tomó clases en la Sociedad de Estímulo de Bellas Artes y los talleres de Pío Collivadino.
Participó en proyectos colectivos como el Salón de Obras Recusadas del Salón Nacional, la Sociedad Nacional de Artistas Pintores y Escultores y el Salón de los Independientes. En 1919 ya tenía su propio estudio en Buenos Aires, que se convirtió en centro de encuentro para artistas. Ese mismo año, junto a otros artistas, formó el grupo “Artistas del Pueblo”, que promovía un arte comprometido socialmente y cuestionaba los mecanismos de consagración del campo artístico.
Foto: Museo SívoriA través de sus escritos en diversas publicaciones, Facio Hebequer denunció la "industria del arte", debatió sobre el "arte por el arte" frente al "arte social" y reflexionó sobre el papel del artista en el ámbito local. Desarrolló también una extensa labor gráfica que abordó temáticas relacionadas con la clase trabajadora y la lucha de clases. Y participó en las primeras experiencias del teatro independiente en Buenos Aires. Cabe agregar que fue colaborador de Diario El Litoral, cuyos números extraordinarios ilustró con evidente maestría.
Foto: Museo Nacional de Bellas Artes“Uno de los principales aspectos de la tradición de la obra gráfica es su difusión de imágenes sociales; en este sentido, Guillermo Facio Hebequer materializó sus registros de hombres y niños humildes, madres en lucha y manifestaciones proletarias preeminentemente a través de técnicas de grabado. Debido a su inherente posibilidad de multiplicación, los aguafuertes o las litografías facilitaron la llegada de su producción a un público popular, objetivo que Facio Hebequer sostuvo durante las primeras décadas del siglo XX junto a sus compañeros de la agrupación Artistas del Pueblo, uno de los principales núcleos vinculados a la práctica del grabado social en la Argentina”, afirmó Silvia Dolinko
En los primeros días de junio de 1933, Facio Hebequer expuso parte de su obra en Santa Fe. La misma, que se concretó en el Museo Provincial de Bellas Artes, incluyó 60 trabajos de su autoría, entre ellos 13 pinturas al óleo, 3 en pastel y aguada, 2 dibujos coloreados y el resto grabados en barniz blando y litografías. Estos últimos, estaban divididos en series tituladas: apuntes de la calle, serie el conventillo, la mala vida, serie Buenos Aires y serie el infierno.
Ilustraciones de Facio Habequer en El Litoral. Foto: Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital CastañedaEn su edición del sábado 3 de junio de 1933, El Litoral publicó una reseña sobre la exposición. Bajo el título “Un grabador de primera categoría”, el vespertino afirmó: “De todo lo visto en la sala se llega a la conclusión de que es preciso considerar, desde un punto de vista puramente estético, la labor de Facio Hebequer en sus dos aspectos distintos: la pintura y el dibujo. Esta clasificación es necesaria. El espíritu del artista, su posición mental frente al espectáculo de la vida, es uno, invariable. Pero el medio de expresión está diferenciado. El público percibe este fenómeno; advierte que el espíritu del hombre creador ilumina con la misma intensidad emotiva y pasional la pintura al óleo y el grabado litográfico, pero
Ilustraciones de Facio Habequer en El Litoral. Foto: Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañedaadvierte, asimismo, la pericia técnica, esto es: la expresión artística, no guarda en una y en otra manera de crear la misma jerarquía estética. Facio Hebequer, elocuente, expresivo, seguro, a veces magnifico, en el grabado no demuestra en la pintura al óleo idéntica seguridad de sí mismo, igual dominio sobre los elementos de expresión que maneja”.
“Los grabados que se exhiben, clasificados en distintas series, permiten afirmar que Facio Hebequer se ha convertido en el pintor de la miseria porteña. Un escritor porteño ha dicho al respecto: ‘Bajo este aspecto, Facio Hebequer podría ser considerado como el Máximo Gorky de la pintura argentina”, añade el vespertino.
Foto: Archivo Santa Fe / Hemeroteca Digital CastañedaEl diario Santa Fe, en su edición del 2 de junio de 1933, también se refirió a la muestra de Facio Habequer. “Sus aguafuertes, mostraron la faz sórdida de la vida, en momentos que la decadencia entraba en el terreno de las renovaciones, en busca de la escuela salvadora. Sus pinturas, despojándose de la influencia académica para adoptar en el colorido un estado espiritual como derivación de un factor económico, salió de los retratos burgueses para fundir la visión del suburbio, de la fábrica, del conventillo, del humilde hogar donde la madre cansada de ser hembra se hacía madre y más tarde vieja, descreída, cansada y maltratada, dando hijos para ser devorados en el fragor de las peleas”, afirmó.
“De las sesenta obras que expone Facio Hebequer en el salón Rosa Galisteo de Rodríguez, ninguna tiene desperdicios. Son sesenta jirones de vida que llegan de la metrópoli mostrando al tipo que sufre el peso de la injusticia social. Son madres proletarias hijos, viejos, todos ellos con una amargura infinita en su rostro y un puñado de penas en los ojos”, agregó.
Foto: Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital CastañedaCuando Facio Hebequer falleció en Vicente López, el 28 de abril de 1935, El Litoral se hizo eco y le dedicó una columna necrológica. Aunque uruguayo de nacimiento, se le consideraba un artista argentino. Buenos Aires fué el escenario de sus inquietudes, de sus luchas y de sus éxitos. Pertenecía, por razones de vínculos afectivos, más sentimentales que de verdadera afinidad intelectual, al núcleo de Riganelli, Quinquela Martín, Vigo, Arato, Castelnuovo, Barletta, los Fioravanti, escritores y plásticos jóvenes, luchadores, enamorados del arte, cultores y soldados del mismo. La casa de Facio Hebequer en Vicente López, era el hogar de todos. Porque este artista tenía un corazón cordialísimo, afectuoso, tierno, sensible al culto de la amistad y la camaradería. Era el hermano mayor del grupo”, expresó el vespertino.
Foto: Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañeda“Ha muerto joven; mucho esperábamos de él: los amigos, de su cordialidad inagotable; los artistas, de su vida ejemplar; el país, de su talento ahora enriquecido por una fecunda experiencia. La muerte, ciega, tronchó un árbol robusto con sus ramas cargadas de frutos y sus raíces profundamente metidas en la tierra, madre inspiradora”, cerró.