Domingo 4.8.2024
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Cuentan las crónicas que Juan Carlos I, que por entonces todavía no era rey, se enamoró de la obra cuando la vio por primera vez. Se trata de “Atleta cósmico" de Salvador Dalí, que le fue encargada al artista por el gobierno de Francisco Franco en 1968. El objetivo era representar a España en la Olimpiada Cultural organizada con motivo de la concreción de los Juegos Olímpicos de México de ese año. Tras la competición, Dalí pidió el pago por la obra, pero se lo negaron por falta de fondos. Finalmente, lo compró el vicepresidente del Comité Olímpico Español quien se lo cedió a Juan Carlos, quien lo colocó en su despacho.
Pero estos datos anecdóticos desvían el eje. Dalí fue uno de los artistas icónicos del siglo XX, conocido por su estilo surrealista que desafía toda lógica y percepción a través de una producción caracterizada por el uso de imágenes oníricas, paisajes fantásticos y una técnica que da pie a una sensación de hiperrealidad, en la cual la distinción entre realidad y representación se torna difusa. En “Atleta cósmico", emplea estos elementos para una tela de 3 metros de alto por 2 de ancho, en cuyo centro hay un discóbolo.
Fundació Gala-Salvador DalíLa figura del atleta, con su postura dinámica, parece estar suspendida en un espacio intergaláctico y Dalí evoca el movimiento, la energía y la determinación de una competencia. Los elementos que rodean al varón representado no son adornos, aluden a la vastedad y grandeza del deporte. En el escenario de los Juegos Olímpicos de París 2024, esta obra adquiere una relevancia especial.
Cuando presentó la obra, Dalí explicó que se había inspirado en una idea de Teilhard de Chardin, sacerdote y filósofo francés, según la cual el cuerpo humano cuantifica la fuerza cósmica que allí se expresa a través de su talento. Y también apuntó que, en parte, representa al pueblo español, capaz de llevar a cabo las hazañas más inverosímiles.
Revista de GironaMiguel Gil Bonancia escribió respecto a la obra que “el atleta tiene los pies en el Ampurdán de Dalí, ese Ampurdán en el que aparece Port Lligat, y sobre unos círculos en forma de muro que parece cual si surgiera un nuevo coloso de Rodas. En el tórax y otras partes del cuerpo aparecen unos ventanales monacales, que dejan vislumbrar el interior del atleta. Pero lo más destacado es que el disco es en realidad el sol, que el atleta trata de colocar en órbita. Junto a la firma aparece el emblema olímpico español con sus colores, detalle que ha tenido en cuenta dado el destino del mismo”.
Marius Carol, en La Vanguardia, recordó que, según el artista explicó en su día, se había inspirado en “El discóbolo” de Mirón, que simboliza la fuerza y el equilibrio. “Pero, al mismo tiempo, las ventanas en el cuerpo del deportista aluden a la memoria, con lo cual el atleta podría resultar perfectamente una alegoría de la Corona”.
ArchivoPedro H. Riaño indicó a su vez que “el atleta de tamaño colosal, con los pies en el Ampurdán de Dalí, queda retratado en el momento en que pone en órbita la energía humana, según el propio pintor. En el tórax y otras partes de su cuerpo se abren grandes ventanales que dejan ver el interior del cuerpo del atleta, como un gran edificio por cuya espalda ascienden cientos de pequeños seres humanos. Todo envuelto en dos colores predominantes, el amarillo y el verde aceituna. Junto a la firma aparece el emblema olímpico español”.