Martes 13.4.2021
/Última actualización 7:08
El programa de Fortalecimiento Edilicio de Jardines de Infantes es el que más aumentó sus recursos dentro del presupuesto educativo nacional entre 2020 y 2021: tuvo un aumento del 1625%, y equivale a un total de $ 31.994,65 millones. En el mismo período, los fondos para educación superior aumentaron solo 32,1%, por debajo de la inflación del 36,1% registrada en 2020.
Los datos surgen del informe "Variaciones en el financiamiento educativo. Análisis de la variación en el financiamiento educativo entre 2020 y 2021", del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Javier Curcio (investigador del IIEP BAIRES - UBA CONICET y director del Departamento de Economía FCE/UBA), Víctor Volman y Federico Braga.
El estudio muestra cómo cambiaron las prioridades en el ministerio de Educación de la Nación, por medio de la comparación de los presupuestos de 2020 y 2021. Los cálculos se realizaron comparando el presupuesto devengado 2020 con el presupuesto inicial 2021, ambos publicados por la secretaría de Hacienda del ministerio de Economía de la Nación.
Los fondos de la cartera educativa representan el 4,8% del presupuesto nacional, lo que supone un incremento con respecto a 2020, cuando el presupuesto educativo representó un 4,0% de los fondos públicos ejecutados durante el año. El aumento de los recursos para educación (44,7%) duplicó el incremento total del gasto público (20,1%), mientras que en 2020 la inflación fue del 36,1%, según el Indec.
La inversión en infraestructura para jardines de infantes es una de las tres partidas con mayor presupuesto en 2021: representa el 7,3% de los recursos educativos. Por otro lado, la partida de educación superior está entre las que recibieron menores aumentos nominales entre 2020 y 2021: 32,1% por debajo de la inflación, perdiendo peso dentro de las prioridades presupuestarias: pasó del 75% al 61,8% del presupuesto educativo nacional.
"El gobierno nacional ejerce un papel preponderante en la coordinación y orientación general, que tiene que ser consensuado y legitimado en el marco del Consejo Federal de Educación y articulado de manera adecuada con las provincias y los municipios", señaló Javier Curcio, uno de los autores del informe.
Ante la irrupción de la pandemia, Curcio advirtió que "las respuestas diseñadas por el Estado Nacional derivaron en una mejor representación del presupuesto educativo en el total de acciones previstas en 2021, priorizando la conectividad y el fortalecimiento de la infraestructura". No obstante, sostuvo que la nueva situación, "obliga a profundizar los esfuerzos para adecuar las actividades y formatos".
En tanto, Agustín Claus, profesor de Economía de la Educación de FLACSO, manifestó la importancia de profundizar en el análisis del financiamiento educativo del Estado nacional "para identificar y potenciar los recursos que se destinan a las políticas que promuevan la equidad".
"Hay un falso mito de que la Nación destina muchos recursos a la educación, es cierto, pero no a la educación básica, descentralizada en las provincias. La Nación debería diferenciar y potenciar los recursos que destina a programas educativos nacionales estableciendo metas y objetivos específicos que permitan disminuir las brechas educativas estructurales", planteó Claus.
Por su parte, Juan Doberti, docente e investigador de la UBA, consideró que "el análisis del presupuesto es un ejercicio importante para el estudio de las prioridades ?en términos concretos, más allá de lo declamado? de las autoridades y del esfuerzo que la sociedad está dispuesta a realizar para sostener las iniciativas planificadas".
Y agregó: "la tendencia en estos años iniciales de la nueva gestión de gobierno permite advertir la direccionalidad hacia la que, presumiblemente, se dirigirá el financiamiento educativo en los próximos años. Puede advertirse una nueva relación con las jurisdicciones provinciales, destinatarias últimas de la mayoría de los programas especiales del Ministerio, que en buena medida complementan la inversión educativa que llevan a cabo las jurisdicciones".
Por el carril de lo social
58 millones de pesos es el monto total destinado a programas de inclusión en el ámbito educativo. Ello significa un 14,62% del presupuesto para este año, destinado a posibilitar una mayor inserción, continuidad, permanencia y finalización de estudios por parte de estudiantes de diferentes niveles, especialmente los de sectores vulnerables. Casi la mitad de estos fondos se los lleva el Progresar, que otorga un aporte mensual de $ 2.100 por estudiante de 18 a 24 años para completar sus estudios, con excepción de las y los pertenecientes a pueblos originarios y jefas de hogar, cuyo tope se extiende hasta los 30; y de las personas trans y travestis, para quienes no hay límite de edad.