Martes 16.6.2020
/Última actualización 16:18
Mientras que el regreso a clases es motivo de discusión para la escolarización básica, en la educación superior se discute la logística para los exámenes finales de cada materia. Atentos a las distintas posibilidades, el Consejo Interuniversitario Nacional publicó un documento con sugerencias para la evaluación a distancia. Sin embargo, al ser autónomas, cada una de las 57 universidades públicas del país debe definir, por sí misma, la modalidad que le parece más adecuada.
En la Universidad Nacional del Litoral, desde el inicio del aislamiento obligatorio, se implementó la continuación de las actividades académicas en formato virtual. Por el contrario, no hubo resolución respecto de los exámenes: las mesas de del turno de mayo fueron postergadas, mientras que se discute sobre las de julio a una semana de las inscripciones. Además, el gobierno santafesino autorizó recientemente la presencialidad en las mesas de exámenes para el nivel superior, pero múltiples problemáticas dificultan el normal funcionamiento de esta modalidad.
Ante este escenario, las agrupaciones estudiantiles de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales se agruparon bajo una misma consigna: “¡Queremos rendir!”, expresaron ante El Litoral.
“Trabajamos en conjunto con todas las agrupaciones porque creemos que todos estamos en la misma vereda, la del estudiante”, sostuvo Rosario Reyna, del Centro de Estudiantes (Franja Morada) de la FCJS. “Decidimos que todas las organizaciones teníamos que avanzar con una propuesta unificada para reclamar en favor de las distintas realidades que conviven en el estudiantado”, agregó Jairo Santillán, consejero directivo del Movimiento Nacional Reformista (MNR).
La propuesta común contempla la implementación de exámenes mixtos: presenciales para estudiantes y docentes que puedan asistir, y virtuales, para aquellos que por distintos motivos no puedan presentarse físicamente.
“La UNL tiene un perfil regional y, en ese sentido, tenemos que atender a las distintas realidades que cada uno tiene. Muchos estudiantes tienen problemas de traslado por el mal funcionamiento del transporte, especialmente quienes viven fuera de la ciudad. Además, hay muchos que se ven expuestos porque pertenecen ellos o familiares a los grupos de riesgo. Entonces, creemos necesario garantizar el derecho a rendir atendiendo a las particularidades y de acuerdo al manejo democrático que caracteriza a nuestra universidad”, explicó Reyna.
“La situación es preocupante. No podemos perder otro turno, los exámenes determinan nuestro futuro en la carrera. Hay muchos estudiantes que hacen un gran esfuerzo junto a su familia por mantener sus estudios. Pedimos que se garanticen todos los recursos necesarios para que se cumplan nuestros derechos”, manifestó Santillán.
Por su parte, Evangelina Zarza, representante de Marea Estudiantil, consideró “necesario abarcar las distintas realidades para decidir qué formato se va a aplicar”. “Muchos estudiantes tienen escasas herramientas tecnológicas, por lo que creemos que el derecho a la educación está vulnerado al tener que transitar su carrera de forma virtual solamente bajo estas condiciones. Consideramos fundamental la discusión sobre alternativas en las modalidades de examen. Además del derecho a rendir, planteamos que se extiendan las regularidades y una beca especial de conectividad para aquellos que más lo necesitan”, agregó la joven.
“Estamos indignados, no podemos creer que haya pasado todo este tiempo sin tener respuestas. Creemos que se desaprovechó una oportunidad de implementar los medios que tenemos a disposición durante el turno de mayo. Mientras, los estudiantes seguimos sin una expectativa clara de cuándo y cómo podemos volver a rendir”, opinó Ángel Trucco, integrante de la agrupación Apertura Universitaria.
Durante este miércoles, se dará la tercera sesión del Consejo Directivo. Allí, los jóvenes esperan tener un veredicto sobre su iniciativa. Al igual que el trabajo en comisiones y las reuniones informales, el funcionamiento es enteramente bajo formato virtual. Todo este proceso, sumado a la dinámica propia de la pandemia, retrasaron la celeridad en los encuentros. Por lo que otra solicitud fue la necesidad de sesionar semanalmente, planteando la necesidad de mayor diálogo para la toma de decisiones.