Martes 2.7.2024
/Última actualización 14:59
Luego de 15 años como cantante de Cruz del Sur, Ale Caligaris emprendió un camino solista centrado en el estudio, de la mano de diferentes colaboradores locales, pero aprovechando los recursos de nuestra época para sumar colaboraciones de guitarristas como Diego Mizrahi, Claudio “Tano” Marciello, (ex Almafuerte) y, recientemente el premio mayor: el neoyorquino Joel Hoekstra (Whitesnake, Foreigner, Accept, Cher, Trans-Siberian Orchestra, Bruce Kulick) ha colaborado en tres canciones, de las cuales dos están ya online y la tercera está por salir este mes.
De todas estas movidas, y del desafío de generar todo desde Santa Fe, habló El Litoral con este emprendedor de la música.
Guitarras al frente
-Se dio la posibilidad de trabajar con Joel Hoekstra, guitarrista de Whitesnake y varios otros grupos, en tres canciones. Gracias a la tecnología, a estas comunicaciones que tenemos ahora. La primero ya tienen video incluso, que es “Vení”.
-Lo primero que surgió fue hacer “Vení”: empezó y terminó en “Vení”. Ya tiene un tiempo y fue un poco pospandemia: era la época en que aparecían esas colaboraciones a la distancia. El tipo tuvo la mejor actitud, y en vez de mandarnos un video tocando desde la cama, como hacía todo el mundo, se puso las pilas. Graba en la casa a un nivel donde graba las mismas guitarras para Whitesnake: suena muy groso.
De hecho, junté a mis compañeros de banda, que en ese momento todavía estábamos todos juntos y de sorpresa les hice escuchar; es un tema que tocábamos con mi grupo. Y fue sonar los dos primeros acordes y el guitarrista dijo: “Eso no está grabado en Argentina”, así de una. “¿Me podés explicar cómo te das cuenta?”. “Porque ninguna guitarra suena así grabada en Argentina. ¿De dónde sacaste esto?”. “Pasó así, pasó asá”, yo me lo había guardado mucho al proyecto. Y el baterista acuñó la frase: “Denle un tenedor al Ale y déjenlo hacer un agujero, que va a encontrar petróleo”.
-¿Cómo fue el contacto con Joel?
-Tuve un acto fallido de encuentro en Córdoba en 2016, cuando vino Whitesnake: se me escapó Joel, pero estuvimos “al borde de”. Cuento con un poquito de favor hace muchos años que me contacto con David Coverdale; entonces creo que el hecho de haberme visto en las redes debe haber sumado a que me diera crédito. Porque mi primer contacto fue: “Hola, quiero redondear unas ideas musicales. ¿Podrías ayudarme?”. Y el tipo dice: “Mandámela y vemos”.
Ahí me mandó un correo privado, a partir de ahí empezamos por correo, y en un momento me dijo: “Me comprometo entre martes y jueves a mandarte algo”. Dicho y hecho: el martes ya estaban las guitarras en mi mail; y cuando las escuché me desmayé, porque llevó la canción a otro nivel. Yo le habían pasado versiones anteriores del tema, le había mandado la base para trabajarlo y le pedí si él hacía un arreglo a tres guitarras; cosa que no es muy común: estos tipos te dicen: “Bueno, mándame el tema y te toco el solo”. Entonces que lo construya desde abajo fue muy positivo.
Con ese mismo criterio es que ahora nos animamos a más; ya el vínculo se estrechó un poco más. Siempre virtualmente, hasta que pudimos encontrarnos en mayo de este año: él vino acá acompañando a Accept, una banda alemana. A mí me tiene que gustar el cantante; el cantante de Accept nunca me gustó, pero resulta que lo echaron hace diez años y no me había ni enterado. Este proyecto suena muy groso, y con Joel suena mucho mejor todavía.
Me dijo: “No sé qué vamos a poder hacer, porque soy nuevo en este proyecto; pero por lo menos nos vamos a decir hola; así que mantengamos el contacto y vamos viendo en qué lugar, de qué manera”. Llegó el día: “¿Adónde voy? ¿Cómo nos encontramos?”. “Estamos encerrados en el teatro, estoy con la ropa estándar. Arrimate para el teatro, yo dejé un pase”. Fui, el pase no estaba, una serie de barullos. Cuando me cansé de esperar, le mandé un mensaje: “Che, estoy en la puerta, ¿qué hacemos?”. Y bueno, salió empilchado con toda ropa de Whitesnake: estaba tocando con Accept y se vino con remera y campera de Whitesnake.
Cuando salió se armó un barullo en la puerta: salió a buscarme, y entre todos los que le gritaban “Joel” me distinguió. Fue muy lindo, porque sentí que realmente me conocía. A partir de ahí pudimos charlar, volvimos a hablar sobre los temas nuevos: yo ya se los había anticipado por correo. Esta vuelta lo molesté mucho más, porque le mandé unas versiones que habíamos hecho en otra tonalidad, cosas técnicas que él entendió enseguida.
-Sí, uno ya está subido a las plataformas, que se llama “Te vas y me dejás”, un tema mío. Tratando de no repetir las fórmulas de “Vení”: esta canción es como un hard rock melódico. Y después hicimos una canción que es más clásica afuera que acá, que se llama en inglés “I don’t need a doctor”. A mí particularmente la versión que siempre me llegó es una de Humble Pie, y la de Peter Frampton; entonces más o menos sobre esas versiones le tiramos la idea a Joel, que por supuesto la llevó a otro lugar: también tres guitarras, trabajamos mucho las guitarras estéreo en esta en esta canción; y quedó con una fuerza alucinante.
Estoy muy contento con lo mío con lo de él, por eso la guardé para subirla al final: la voy a subir en julio. Aparte es en castellano: creo que no hay otra versión en castellano de ese tema.
Señores cantantes
-Comentabas del apoyo de David Coverdale, también estuviste con Glenn Hughes.
-Que vino el año pasado. Conozco tanto la música y los videos, que no me interesaba ir al recital, no saqué entrada. Pero estaba en Buenos Aires y animé a arrimarme; les dije: “Soy músico, hago esto, tengo un disco para Glenn, me gustaría dárselo”. Por supuesto que fue todo “no”; estaba acompañado de mi hija, que tiene 20 años; y en un momento eran tantos los “no” que se puso a llorar. Ahí unas chicas que estaban en la organización salen: “No la dejes llorar, vamos a hacer que pasen, vinieron de Santa Fe”.
Y Glenn, que había hecho ya un meet & greet con un montón de fanáticos tres horas antes, accedió antes de subir al escenario a saludarnos, a recibir el disco. Fue un gusto personal haber estado con un prócer, no hubo un contacto musical.
-Con Coverdale sí fue un poco más cercano.
-Él tenía un espacio en su sitio web original (que ahora cambió y ya no existe más) donde los fans podíamos escribirle, y él muy esporádicamente interactuaba. No contestaba: ponía “gracias por esto, los espero para tal cosa”, muy general. Tuve el honor de ser el primer fan del mundo en ser respondido estrictamente siempre, y porque yo le preguntaba de música y de cuestiones de técnica vocal. Le dije que cantaba, entonces el tipo se enganchó y empezó a contestar: “Mis cantantes favoritos son estos, yo estudié así, vos tenés que hacer lo otro”. Y se empezó a dar un ida y vuelta que hasta generaba bronca a otros fans: “Che, siempre le contesta al Ale” (risas). En ese marco armaba por primera vez Cruz del Sur, y le fui contando que salíamos a tocar, así que era desde “les deseamos suerte esta noche, muchachos” hasta lo que te imagines.
Cuando vino en 2005 pude darle en mano mi primer disco, que tiene un trabajo tan heterogéneo y grabado en distintos lugares, que lo bauticé “Collage”: lo ponías y no sabías ni cómo sonaban los volúmenes de los temas. El tipo me hizo un comentario con muchísima educación y muchísima deferencia diciendo que él ahora era mi fan. Eso después lo utilicé mucho: edité el disco de nuevo y metí eso en el arte de etapa; y caradureando para el segundo disco le pedí directamente un comentario. Así que le mandé el audio, lo escuchó, me hizo un comentario también muy positivo.
Esas idas y vueltas han quedado en el grupo de personas que sigue a la banda, me ha traído un poco de público también: de hecho, edité mis discos de Amazon y algo se movieron y se vendieron. Creo que también el hecho de que Joel contestara pasa un poco por ahí.
Con nombre propio
-Cruz del Sur fueron 15 años. ¿Cómo fue esta transición a reformular el proyecto, a trabajar con los hermanos Fran y Abel Homer?
-Tenés que ser un poco lo que tenés. Mientras estaba Cruz del Sur yo sólo pensaba en girar por los motoencuentros y tocar con mis amigos: eso era Cruz del Sur, básicamente. Pero ante la necesidad de hacer sonar estos temas empezamos a trabajar con los chicos Homer, que son mis sobrinos, por otro lado. Y por ahí ellos son muy profesionales, pero solo tocan rock conmigo: son de otros palos, son músicos muy calificados, muy preparados; pero esto tiene mucho de onda también. Así que a mi pedido se han ido soltando, interpretando más los códigos de lo que yo busco. Pero bueno, eso es más fácil porque estamos cerca, porque podemos vernos habitualmente; no ensayamos: nos pedimos unos a otros lo que queremos hacer.
-Aparte tiene una agenda...
-Complicada. Por eso no ensayamos: si no sería un gusto juntarse y sonar. En ese marco, los chicos son los que me permiten, por el momento, proyectar esto en el estudio. A mí me gustaría sacar el proyecto de la vitrina y ponerlo en el escenario, muero por hacerlo. Pasa que se torna difícil el reemplazo de Joel o el reemplazo del “Tano” (Claudio) Marciello en las canciones de cada uno; y se torna difícil que los chicos me puedan acompañar. Así que hay que ver en Santa Fe quien tiene ganas de sumarse hacer esto.
-Habría que armar una banda para salir a girar todo lo que se pudo girar en el estudio.
-Sí. Aparte me cuesta un poco desde el lugar del ego, porque esto es Ale Caligaris. En el marco de una banda siempre fui una cuarta parte, era más fácil; y ahora salir con mi nombre y pedirle a alguien que toque detrás mío, en mi nombre, todo esto es muy fuerte, es muy nuevo y no sé si lo voy a poder manejar.
-Ser el solista con backing band.
-Solista de nada, porque en realidad soy solista por accidente, no porque el proyecto sea así; de hecho, quería volver a fundar una banda, y mientras hacíamos algunas grabaciones con Fede Teiler me dijo: “Pero vos estás loco: si Ale Caligaris tiene una chapa terrible, usá tu nombre, dejate de hinchar”. Me animó a eso, y por eso estoy ahí.
Héroe nacional
-Lo nombrabas al Tano Marciello. ¿Cómo se dio ese vínculo para “Amor prohibido”?
-Es para mí el referente de la guitarra en Argentina: me gusta su sonido, su toque, su actitud, lo sigo en las redes. Di con la persona con la que mueve las fechas acá; empecé a molestar: “Che, tengo un tema para que toque el Tano”; “Bueno, mirá, el Tano no puede, está de gira...”.
Un día el Tano vino para la zona de Rafaela y decidí ir a verlo como público. Esta persona que hace las giras me dice: “Tenemos un problema: no tenemos quién atienda el stand de merchandising; para nosotros es algo muy importante que esto esté abierto y funcione”. “Yo te lo atiendo, por supuesto”. Así que el Tano Marciello, al final del show, me quería pagar por la atención del stand; y le dije: “Perfecto: tenemos la forma”; traje le tema, “tenés que tocar este solo, ¿qué te parece? ¿O querés tocar las violas?”. Me dice: “No, particularmente hago los solos, no me pongo con los temas”. “Lo termino y te mando la versión final”.
Fue muy piola: a la semana me llama por teléfono y me dice: “Che, ya metí el equipo en el baño, que es el lugar donde amplifico. Ya estoy tocando tu tema: no sé si la escala es menor o mayor, ¿me podés explicar eso?”. “Hacela mayor”. “Listo”. Y a las dos horas me manda el solo, que también era un infierno. Primero no lo entendí: “¿Él me entendió que la escala era mayor? Sí, me entendió”. Y escuchándolo me empezó a pegar; y la verdad es que hoy el tema sin en la participación del Tano se cae.
-Es un laburante, toca todos los días. De seguirlo en las redes te das cuenta de que es un tipo dedicado, y que no se quedó en un estadio musical, sino que labura su técnica, labura la banda. Y es un talentoso; en la banda toca a su hija, que es otro talentosa: me sorprendió muchísimo el toque de ella, de Melina; pero además el canto. Me parece uno de los proyectos más influyentes en mi camino: el Tano Marciello.
Costado melódico
-Hablaba recién de lo ecléctico de esta búsqueda solista. Hiciste una versión de “Cartas amarillas” de Nino Bravo. ¿Por qué ese tema?
-Porque Nino Bravo para mí es el cantante en la voz hispana: siempre me llegó; generacionalmente llegué tarde. porque soy un poco más chico, pero siempre me pegó la composición, todo me gusta.
Tuve que vencer esos temores de ir a cantar algo que han cantado los grandes: me pasa con las canciones de los Beatles, con estas cosas que suelo no animarme. Fue lanzarse y salió bien: estoy contento, mucha gente a la que le gusta Nino Bravo le gusta esto; mucha gente que no conoce Nino Bravo ha llegado a él a partir de haberme escuchado a mí, eso es para mí es un honor.
Estoy muy contento con eso, me parece que es necesario dar pinceladas de color dentro de un marco que cada vez tiene menos matices. Me gusta el rock, me considero un cantante de rock, pero me gusta también incursionar en estas cosas. Más o menos parecido a lo de “Cartas amarillas” fue que hice una canción totalmente acústica de Alice Cooper, que no le conozco tampoco versiones en castellano. Se llama “Yo nunca lloro”: es una balada, la gente no se imagina que es de Alice Cooper, hasta se creen que es mía, no me la quiero adueñar.
-La versión de Alice Cooper no es tan acústica.
-Es bastante acústica; pero es en inglés, el tipo tiene la cara pintada y se va como a otro lado, ya en la cabeza del que escucha.
-Es Alice Cooper todo el tiempo.
-Totalmente. Otro de mis próceres.
-Estás explorando todas esas influencias que vos tenés, que obviamente tenían ese costado más melódico, más balada, además de los temas más hard rock.
-Sí, porque mucho del rock, que yo escucho tiene baladas, ya sea por el lado de Whitesnake, ya sea por el lado beatle, ya sea por Peter Frampton, que es otra cosa que me influencia mucho.
Por eso “No necesito un doctor”: porque tiene que ver, y además tengo la fantasía de que la canción le llegue a Peter, a ver si podemos hacerlo. Me hice amigo de un muchacho de La Plata que en la época del programa “Sorpresa y media” fue sorprendido, siendo llevado a Australia a participar de un recital de Peter Frampton. Y Peter tuvo tan buena onda que en ese momento hasta se disfrazó de chofer y lo paseó por toda Australia; después lo sorprendió tocando y quedaron muy amigos.
Así que estoy tratando de que a través de Marcelo Furlan, que es este muchacho, podamos llegar a Peter en algún momento; por lo menos para hacerle conocer este trabajo. Que es el segundo que hago relacionado con él. ya que hice una versión de un tema que se llama “Love stands alone”: la hice acá en Santa Fe con Julio Ribas de Destroyer, y que a mi gusto también salió muy bien.
Un fenómeno Julio, un poco vago nomás, pero voy a ver si lo puedo motivar para que labure un poco más con la música (risas).
Artista en Santa Fe
-Lo que atraviesa todo lo que venimos charlando es la dificultad para uno desde Santa Fe ver cómo hace cosas. Porque todo esto es por iniciativa tuya, por amor a lo que hacés: el sistema no te estimula.
-No: esto es la dosis justa de pasión y locura, no hay otra explicación. Un poco de suerte también hubo en el medio. Santa Fe es muy linda en un montón de cosas, pero está aparte o marginada un poco de esta movida que es la que a mí me atrae desde siempre. Entonces recién ahora (a mi criterio y con todo el respeto) en Santa Fe hay buenos estudios de grabación, hemos llegado a un nivel tecnológico, de entendimiento, de profesionalismo de los artistas, en qué podemos salir a mostrar a la palestra de estos monstruos los trabajos.
Porque acá siempre se trabajó con limitaciones económicas, limitación de equipos: todos empezamos en el garaje con una guitarra Faim; y hasta llegar acá, en mi caso fueron 40 años. Recién ahora uno puede igualar ciertas cuestiones que no eran inherentes solamente al talento viste. Estoy tratando de aprovechar un poco eso, el tiempo perdido, y seguir adelante.
-Santa Fe te estimula a la creación, mientras lo tengas como hobby. Hay un techo.
-En todos estos proyectos en algún momento te tenés que tirar a la pileta; y vos decidís si te vas a mojar los tobillos o te vas a mojar hasta el cuello. Y eso tiene mucho que ver también con el momento tuyo en la vida, las realidades económicas etc. Porque acá hay que poner plata, hay que poner tiempo; llegás cansado de laburar, pero te tenés que poner la careta de artista y de algún lado tienes que sacar la fuerza.
Esa es la gran contra: todos estos otros tipos de los que estuvimos hablando básicamente laburan de ser ellos mismos; nosotros tenemos que sobreponernos a esa realidad. Por eso los resultados suelen ser diferentes; pero creo que en todo hay una posibilidad.
También es ir adaptando los sueños: ya no sueño más con llenar el estadio de River con gente; pero por qué no seguir cantando y mostrando lo que hago a la gente que le interese.
-Y poder darte el gusto de compartir con ídolos.
-Sí: el compartir con ídolos es como una validación personal de que lo que estoy haciendo está encaminado; y por supuesto, es darle la tranquilidad al público de que lo que va a escuchar es de un buen nivel. Así que por ese lado me parece que ganamos por todos por todos los ámbitos.
Mundo digital
-Así como gracias a la tecnología se puede grabar a distancia, las plataformas te permiten decir “lo tiro al mundo” y que eso tenga un rebote en otro lugar. Es una botella al mar.
-Debo reconocer que nunca me gustaron las plataformas, porque siempre amé el formato del disco físico: primero el vinilo, después el CD. Bueno, ahora me acomodé la cabeza y me lancé a las plataformas; y encuentro muchas trampas: vos te creés que, porque estás en Spotify, en Amazon o en todas tenés la garantía de que la gente te va a escuchar. Y la gente recibe 120.000 canciones por día, y ya no tiene ni tiempo material ni ganas. Encima muchas plataformas son bastante engañosas, en el sentido de que el que tiene un plan que no es premium aprieta la canción y no suena, te ponen otra parecida. Te extorsionan de todos lados, y no me gustan esos códigos, no van conmigo.
Pero bueno, hubo que ponerlas; por eso también yo esperaba resultados mucho más masivos; y me doy cuenta de que las plataformas no te ayudan: están todo el tiempo extorsionándote, pidiéndote que te metas en una aplicación paga para que entonces tu música vaya a playlists que tiene muy poco que ver con tu estilo, con tu onda.
Estamos lidiando con eso: va a haber que aprender a manejarlo, porque se ve que son los códigos del momento.
-YouTube es poco más democrática en ese sentido.
-Sí. por eso todo el año pasado encaramos trabajar para YouTube. Tuve la suerte de que dos muchachos fans de Cruz del Sur, de Paraná, me estimularon mucho a seguir adelante: con muy pocos medios hicimos varios videos, ellos desde Paraná y yo desde Santa Fe. Son los hermanos Mario y Alberto Almengrali, a los que quiero mencionar porque me ayudaron mucho a darme idea para hacer algunos videos.
Con eso el año pasado tratamos de poner un pie ahí, fue el principio; y este año recién en mayo empecé a subir mi música. A veces tenés 500 seguidores, a veces tenés 50, es algo que va fluctuando mucho. Pero estoy tratando de apoyarme en estos proyectos con Joel para tratar de captar gente nueva.
Perspectivas
-¿Qué se viene para el resto del año, o qué tenés ganas de hacer en el mediano plazo?
-Vamos a terminar de presentar el proyecto con Joel en las redes, y voy a terminar de subir un trabajo que empecé a grabar hace un tiempo largo, con Fede Teiler, que tiene un perfil más melódico, pero que también es de rock: son canciones de bandas que me gustan, que no tienen versiones en castellano y que las hicimos nosotros. Estoy también muy satisfecho con el toque de Fede, con el resultado en el estudio. Eso es lo que voy a subir en lo que resta del año: mucho material, son varias canciones; todas tienen un hilo conductor hard-melódico, y también hay un acercamiento a lo acústico.
Quiero aprovechar ese perfil, y paralelamente quiero ver si puedo armar un proyecto de banda para hacer una síntesis de esto: tocar el hard rock y tocar algo de lo melódico a la vez: creo que hay un público para eso, se trata de conseguir ese espacio.
-Hay que instalar el proyecto bajo la marca Ale Caligaris como para decir “me tiro a la pileta a armar banda”. Una cosa requiere la otra.
-Sí, totalmente. Lo que tiene el hecho de trabajar solista es que ya no tenés que encuadrar esto... Por ejemplo: hay cosas que Cruz del Sur no habría tocado. Entonces esto te amplía un poco el panorama, pero siempre que mantener un criterio, porque tampoco se puede sorprender tanto a la gente: no somos no somos Los Beatles haciendo “Sgt. Pepper’s”.
-No vas a decir: “Voy a grabar una cumbia”.
-Eso ya no me sale, pero porque no tengo la capacidad para hacerlo, nada más que por eso.
-La línea se va haciendo por historia y por trayectoria.
-Totalmente. Y aparte no tengo mayores capacidades: si me muevo hacia otro lado creo que pierde...
-Claro, y pierdo yo elementos para mostrar. Porque no soy una persona que esté demasiado preparada para todo eso abierto. A veces veo que cantantes que toda la vida cantaron rock son invitados a cantar otra cosa y lo hacen bárbaro. Digo: “Miércoles, cómo se han puesto a laburar”; Porque he intentado cosas que no me salen viste. Me encanta el tango, pero no canto tango: no me sale como yo sé que quisiera escucharme. Entonces listo: me quedo escuchando y valorando lo que hacen los tangueros porque para mí es maravilloso que alguien lo pueda hacer.