Jueves 22.8.2019
/Última actualización 19:35
Le buscan como se busca una aguja en un pajar. Le cercan el paso en 194 países donde la Interpol tiene injerencia, pero Seuxis Paucias Hernández, conocido como Jesús Santrich, el ex guerrillero de las FARC señalado por gestionar el tráfico de cocaína desde Colombia hacia México después de que se firmasen los acuerdos de paz entre el Gobierno y el grupo armado, está escondido entre Venezuela y Cuba.
Al menos, así lo han afirmado Iván Duque, presidente de Colombia, basándose en informes de Inteligencia militar, el ex presidente Andrés Pastrana, quien divulgó un mapa de ruta aérea por donde supuestamente se movió Santrich, e Iván Márquez (otroex jefe guerrillero).
La circular roja que ha divulgado Interpol en contra de Santrich y que alerta a los países a reportar su ubicación y detenerlo en caso de encontrar su escondite, tiene cinco fotografías del fugado, informa de sus datos personales -tiene 53 años, nació en Toluviejo, Sucre, Colombia- y relata que pesan sobre él delitos agravados de tráfico, fabricación o trasporte de estupefacientes.
"Celebramos la inclusión de Jesús Santrich en la circular roja de Interpol. Todos los países del mundo tienen el deber de llevar a prófugos y delincuentes ante la Justicia", dice el presidente Iván Duque, uno de los más insistentes en que el ex guerrillero responda por sus delitos.
Asimismo, el mandatario colombiano se ha alegrado por tener ya "esta circular roja" y porque sea "conocida por todo el mundo". "Una ocasión para que el mundo entero se una a la captura de estos criminales", ha agregado.
Lo que se espera en Colombia es que Nicolás Maduro, quien ha insistido en ocultar la presencia de los disidentes de las FARC en su territorio, delate y entregue al ex subversivo. Sin embargo, a pesar de que Venezuela forma parte de Interpol desde 1948, es poco probable que esto ocurra. Y más cuando las relaciones diplomáticas entre ambos países transcurren por un amargo momento.
De Santrich, el hombre que polarizó al país entre los amigos y opositores a un proceso de paz que le perdonó sus delitos, lo llevó a la vida civil e incluso le concedió un escaño en la Cámara de Representantes, no se sabe nada desde la primera semana de julio, días antes de comparecer en una audiencia con la Corte Suprema del país que investiga sus negocios con el narcotráfico.
El 30 de junio, viajó hasta La Guajira, departamento ubicado en el norte de este país y se refugió en un campamento de ex guerrilleros, pero desapareció. Abandonó a los escoltas que le había asignado la Unidad Nacional de Protección de la Presidencia y huyó, al parecer, a través de las trochas (pasos ilegales) que unen Colombia con el territorio venezolano, donde podría estar refugiado.
Ante esto, la Corte Suprema de Justicia de Colombia ordenó su captura. Y es que es la Corte quien tiene hoy la pelota sobre su tejado de cara a investigar a Santrich por su calidad de congresista, después de que la Justicia Especial para la Paz (JEP) -creada durante las negociaciones de paz para juzgar delitos cometidos durante el conflicto armado colombiano- ordenara su libertad. Hasta entonces, era la Fiscalía General la que lo mantenía preso por una solicitud de extradición lanzada por el Gobierno de Estados Unidos.
Mientras Santrich sigue fugado, la Corte Suprema mantiene su orden de captura, Estados Unidos sostiene su solicitud de extradición y la Interpol activa sus alarmas de búsqueda. En la Cámara de Representantes, le siguen guardando los dos cheques por 38 millones de pesos (10.160 euros aproximadamente), de sueldo que deberán ser retirados exclusivamente por él, porque, de momento, no existe una decisión judicial que lo separe administrativamente de su cargo.