Miércoles 29.6.2022
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Muertos, amputados, quemados, traumados. Así quedaron muchas personas que trabajan en instituciones de la nación argentina en la década de 1970. Estaban en puntos estratégicos para los objetivos de agrupaciones subversivas como montoneros, Ejército Revolucionario del Pueblo, entre otras. Este 02 de julio se cumple un nuevo aniversario del atentado al comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal de la PFA y será el pie para la primera marcha en memoria de sus víctimas y en repudio a los agresores.
En 1976 hubo – al menos en Capital Federal y Santa Fe – cinco atentados con bombas. El primero falló. Ocurrió el 02 de junio, cuando terroristas colocaron una bomba “vietnamita” o tipo Claymore (conteniendo metralla de clavos y bolas de hierro para proyectarse como esquirlas) con un dispositivo de tiempo en la plaza de armas de la ESMA. Allí formaban a diario más de 1400 efectivos. Hubiera sido una tragedia pero un jardinero la encontró y pudieron desactivarla.
Sin suerte para los apuntados, lo mismo ocurrió el 18 de junio en la casa del Jefe de la Policía Federal Argentina, General Ángel Cardozo. Allí, Ana María González (terrorista montonera), simuló por bastante tiempo ser amiga de la hija del objetivo, para visitar frecuentemente el hogar con fingidas intenciones de estudiar. Una tarde se escabulló (para realizar una supuesta llamada privada) hasta la habitación matrimonial y colocó la bomba que estalló horas después.
Atentado al comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal de la PFAEl 02 de julio ocurrió el acontecimiento citado al comienzo. Allí fueron asesinadas 23 personas y hubo más de 100 heridos. El 12 de septiembre un colectivo de la Policía Provincial de Santa Fe con efectivos que volvían de un servicio en un partido de fútbol fue atacado con la misma metodología. Los homicidas lograron abatir 9 policías y 2 civiles que circulaban cerca del vehículo. Finalmente, en el mismo año, el 15 de diciembre se colocó un mismo artefacto en la Secretaría de Planeamiento del Ministerio de Defensa. Al igual que en las instalaciones de la PFA, un traidor (en el primer caso fue un policía y en el segundo un agente civil), se colocó una bomba (esta vez en un microcine) y murieron 15 víctimas y las víctimas fueron más de 20. Entre los muertos estuvo el Coronel Retirado Andrés Jorge Fernández Cendoya, cuyo hijo ahora preside la Asociación de Familiares y Amigos de Víctimas del terrorismo en Argentina.
En comunicación con El Litoral, el Coronel Retirado Andrés Fernández Cendoya (hijo), indica que el acto del 02 de julio, en particular, se realiza desde hace más de 10 años en recuerdo de las víctimas de ese ataque. Es organizado por AFAVITA y la Comisión de Homenaje a los Policías y Ciudadanos Muertos por la Delincuencia, adhiriendo gran cantidad de organizaciones. Fernández Cendoya narra que se llevan varios homenajes anualmente, como también el que recuerda a las víctimas del terrorismo en el Regimiento de Infantería de Monte 29 (Ejército Argentino) en Formosa, cada 05 de octubre.
En esta ocasión, habrá una marcha porque buscan “darle un giro de rosca” al movimiento tras el fallo judicial que ordenó a la jueza Servini investigar lo ocurrido (contrario a lo que ésta intentó al archivar la causa y negar la posibilidad de que se trate de un delito de lesa humanidad). Por eso, también se pedirá avanzar con la causa y se entregará un petitorio para que se quite el nombre de Walsh a citada estación subterránea y se coloquen placas que rememoren a los servidores públicos que murieron por sus intenciones subversivas.
Rodolfo Jorge Walsh, periodista y escritorLa convocatoria es abierta a toda la sociedad, a las 12.00, en la estación de subte Rodolfo Walsh, en Entre Ríos y San Juan, para movilizarse hasta el frente del edificio del atentado. Explica que la razón del primer punto es que Rodolfo Walsh fue el ideólogo de ese y varios atentados más. Sucede que era el responsable de inteligencia de montoneros y elegía los blancos, en virtud de los infiltrados que tenían en esos lugares. De hecho, en el atentado al comedor de la PFA, el propio escritor fue quien entregó la bomba en mano al traidor, José María Salgado.
“Es un acto patriótico, no político” indica el Coronel Cendoya, quien explica que se busca “morigerar la guerra cultural que anestesió a la sociedad, la que se dejó llevar por este relato armado entre el kirchnerismo y las asociaciones de DDHH”. El hijo de una víctima del terrorismo aclara que “según ellos, los únicos malos son los militares y por eso ocultan a las víctimas del terrorismo: si no hay víctimas, no hay victimarios. Por eso, también, los presentan como ‘jóvenes idealistas’ y no como lo que eran: sujetos formados política y militarmente en el exterior. Transformaron a terroristas en pobres niños”. Como ejemplo cita un caso concreto: frente al lugar del atentado al comedor había una placa de bronce que recordaba a las víctimas que fue removida. En su lugar, hay un indicativo gubernamental de que allí funcionó un centro de detención ilegal.