Muchos de nosotros leímos, en algún momento de nuestras vidas, "El Diario de Ana Frank". Unos en sus casas, otros en las escuelas y los demás vaya a saber dónde, pero la cuestión es que millones hemos leído ese libro. A todos nos conmovió, hayamos tenido la edad que teníamos e incluso la situación en que nos encontrábamos. Nos impactaron la dulzura, la tristeza, la soledad, el abandono, el dolor, la esperanza, la angustia.
Ana había nacido el 12 de junio de 1929. Hoy tendría 94 años. Podría estar sentada en su casa, en un cómodo sillón mirando la tele o leyendo un libro, o quizás tejiendo algo para sus bisnietos, pensando en qué ricos platos comería el próximo fin de semana, o recordando aquel viaje de vacaciones, o… pero no pudo/no puede hacerlo.
La causa de ese "no pudo/no puede" es porque murió asesinada por los nazis en un inmundo campo de concentración en 1945, después de pasar dos años en un lóbrego escondite: "la casa de atrás". No había llegado a tener 15 años, pero la brutalidad del accionar de los nazis le impidió crecer por el solo hecho de ser judía. Ese había sido su delito, su pecado: no ser como los que se veían a sí mismos como los amos del mundo, la perfección.
Así como ella, más de 1.500.000 de chicas y chicos menores de 14 años fueron masacrados por el nazismo en ghettos, campos de concentración, cámaras de gas, fusilamientos, enfermedades, hambre, experimentos, agotamiento y otras mane-ras más o menos refinadas de sufrimiento por ese mismo motivo: ser judíos. Eran hechos tan feroces y aberrantes por sus características (métodos, cantidades, extensión) que resultaban inconcebibles para las tradiciones e ideas de la cultura occidental.
En su Diario, Ana describe el tiempo que pasó oculta de los nazis con su familia en la Ámsterdam ocupada por los alemanes. En su relato Ana nos cuenta sobre los horrores del genocidio perpetrado por el nazismo a niños y jóvenes de todo el mundo. Ana escribe con frescura sobre cosas que son relevantes para los jóvenes y adolescentes en esta etapa de sus vidas: la familia, estar enamorado, las discusiones con la madre. Pero también: ¿Quién determina quién soy? ¿Qué quiero ser de grande, cómo debería ser el mundo en el futuro?
El Diario es una puerta de entrada a la memoria de las matanzas producidas por los nazis y nos ayuda a comprender qué se pretende desde esa concepción tan nefasta y cruel. Por eso nos compele a entender que las palabras y los símbolos no son solo eso, sino que entrañan maneras de comprender la sociedad, el devenir. Contribuye a saber que no es nada inocente pintar una esvástica, insultar a una persona por lo que es, que al denigrar al diferente se multiplica una cosmovisión de segregación, discriminatoria, absolutamente negadora de la condición humana misma.
Leer y comprender en su esencia el Diario no solo nos acerca al pasado, sino que también nos impone a mirar al presente y al futuro con otros ojos. ¿Qué mundo queremos para el resto de nuestras vidas y de la humanidad?; ¿aquel sombrío y angustiante de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial?, ¿el actual, de depredación del ambiente, saqueo de los recursos naturales, de "pequeñas" (¿?) guerras infinitas, de hambre y sed para grandes mayorías aun de cuando se dispone de infinidad de progresos y recursos científicos y tecnológicos?, ¿de chicos que repiten esa trágica historia?
La lectura nos lleva indirectamente al contexto histórico, ya que las vidas de los familiares y amigos de Ana también desempeñan un papel importante y son explícitas en cuanto al momento: su papá Otto vivió la quema de libros en Fráncfort (mayo de 1933), los tíos de Ana fueron detenidos durante "La Noche de los Cristales Rotos" (noviembre de 1938) y su mejor amiga, Hannah Pick-Goslar, sobrevivió al campo de concentración de Bergen-Belsen y aún hoy sigue dando testimonio del Holocausto.
Este acercamiento con el pasado se ha diversificado y complejizado en el siglo XXI. Ya no solo es sensibilizar res-pecto a las persecuciones sufridas por los judíos, sino concientizar acerca de varias cuestiones simultáneamente. Por ejemplo, repudiar y rechazar cualquier tipo de discriminación o persecución, sea étnica, cultural, religiosa, etaria, condición social, elección sexual, origen o lo que sea. Todas y todos pertenecemos a la misma raza: la raza humana. Las diferencias no están en los genes; están en las ideas políticas de quienes las llevan a cabo despreciando a sus semejantes.
También nos pone en alerta sobre lo terrible que son las guerras, donde quienes más las padecen son los más débiles y los más humildes; difícilmente haya generales o ministros en el frente de combate, donde los que caen son los jóvenes de ambos bandos y lo que se destruyen son casas, escuelas, hospitales, caminos, lugares de trabajo.
Hacer 4 kilómetros de cañerías para agua potable fueron presupuestados en U$S 21 mil (aproximadamente 8 millones de pesos) a comienzos de 2023 en Paraná, Entre Ríos, mientras que un tanque de guerra de antepenúltima generación costaba en 2012 U$S 8.58 millones, o sea que por cada uno de esos artefactos letales –que muy rápido se convierten en chatarra- se podrían construir unos 1.620 kilómetros de cañería; la planta potabilizadora de agua que se construye en Santa Fe capital sale unos U$S 14 millones. Eso significa que con lo que cuestan tres de esos tanques de guerra, se podría duplicar el servicio de agua potable a toda la ciudad de Santa Fe (su red es de unos 1.200 kilómetros) y extender a zonas aledañas.
¡¿Cuánto bienestar tendríamos todos, si en lugar de gastar enormes recursos en belicismo, se invirtieran en aquello que hace a la vida digna de las personas: vivienda, escuela, hospital, salarios buenos, trabajos dignos, vejez tranquila, deporte, esparcimiento, cultura!? No hay que hurgar demasiado para comprender que el Diario de Ana Frank nos invita a reflexionar sobre el presente y futuro de las generaciones venideras.
A pocas cuadras del centro de nuestra ciudad de Santa Fe (República Argentina) existen condiciones de vida absolutamente deshonrosas e infames. Pensemos que la pobreza infantil en el Gran Santa Fe es del 51,7% y que el 9,1% de los menores de 14 años son indigentes. Esto significa marginalidad y exclusión: desnutrición, bajo rendimiento escolar, enfermedades en la actualidad y en el futuro, desintegración y fragmentación sociales, pocas o ninguna oportunidad laboral. Es inaudito que los docentes santafesinos tengan que movilizarse de diversas maneras para llamar la atención ante los tiroteos a las escuelas. Y el ejemplo santafesino se replica por doquier. ¡Cuánto pesar! (todos los datos fueron sacados de la web; con buscar un poquito se encuentran)
Si bien vivimos en la incertidumbre de cómo será el mañana, lo bueno sería tener claridad que garanticen una vida plena, amable, cierta, digna. Cuando vemos un mundo donde cada vez hay menos ricos más ricos y más pobras más pobres, lo mejor es ampliar y profundizar la democracia. Ante la oleada de totalitarismos encubiertos en reformas constitucionales o cosas parecidas, más democracia, más derechos, pero no solo esa democracia que nos invita a votar periódicamente con cierta renovación de autoridades.
El siglo XXI demanda otra democracia, más participativa con democracia económica, democracia social, apertura de acceso a la casa propia, a la tierra, a una alimentación saludable, a la cultura, al ocio, al esparcimiento, a la recreación, al deporte, a ríos limpios, a trabajos de calidad. Casualmente (¿casualmente?), el 12 de junio es el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Reiteramos que el lugar de la pibada no es ni la calle ni el trabajo; es el aula, el club deportivo, el taller de expresión, la casa amable. Solo en esas condiciones se formarán personas de bien, acreditadas para la sociedad.
Ante todo esto, ¿nos resignamos a que así son las cosas, como si fuera una condena divina? Por supuesto que no; si lo que nos sucede es obra de algunas personas, significa que otras personas –en este caso, nosotros en cuan-to colectivo social) podemos transformarlas; recuperamos y trabajamos sobre las palabras de la dulce Ana que nos interpelan y nos comprometen: "Sueño con un mundo de paz y esperanza".