Susana E. Dalle Mura
Susana E. Dalle Mura
La educación del siglo XXI debe enseñar a ser, a conocer, a aprender y a convivir. Jacques Delors
Bullying es una palabra inglesa referida al “acoso escolar” u “hostigamiento escolar“. El término está compuesto por la voz bully que quiere decir “matón” o “peleador” más la terminación del inglés en el gerundio ing, indicador de la acción o el resultado de una acción. Este vocablo no está en el diccionario de la Real Academia pero puede ser definido como el maltrato o la conducta agresiva de un determinado individuo hacia otro, que se repite constantemente, con el fin de producir daño premeditadamente a ese sujeto.
Los tipos de bullying
El bullying puede ser de tipo psicológico, verbal, social o físico. El psicológico es aquél a través del cual se ataca la autoestima de la persona. El verbal está caracterizado por todo tipo de insultos, apodos, sobrenombres, burlas, desprecios y el destacar los defectos físicos de manera pública. El social busca apartar o expulsar al individuo del resto de los compañeros o grupo. Y finalmente el bullying físico, que es el más común, consiste en la agresión corporal a la persona por medio de patadas, golpes, empujones, etc.
El origen del bullying puede deberse a múltiples factores: los medios de comunicación, la familia, el entorno escolar, etc. En el entorno familiar, por ejemplo, cuando las personas se ven expuestas a la violencia, pueden adquirir y naturalizar ese tipo de comportamiento y manifestarlo con otras, dado que se percibe como una respuesta a la solución de un conflicto. Los medios de comunicación influyen en el comportamiento agresivo de niños y adolescentes debido a los programas con excesiva violencia. En cuanto al entorno escolar: los profesores, preceptores, directivos y la comunidad educativa, en general, cumplen un papel fundamental, ya que ellos son los encargados de disciplinar en el aula y en toda una institución.
Los datos de la Unesco
Según un informe de esta organización, cuatro de cada diez estudiantes secundarios admite haber padecido acoso escolar. El 18% de los alumnos dice sufrir burlas de manera habitual.
La problemática del bullying en nuestro país es muy importante porque la Argentina ocupa en el ranking de insultos y agresiones físicas en los colegios, un lugar destacado. Según la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) 4 de cada 10 estudiantes secundarios admite haber sufrido acoso escolar (ONG Bullying sin fronteras). Recientemente, se reglamentó la ley 26.206, promulgada el 28 de diciembre de 2006, de Educación Nacional, incorporando la resolución 239/14 del Consejo Federal de Educación para la promoción de la convivencia y el abordaje de la conflictividad social en las instituciones educativas. Vale destacar, por ejemplo: la creación de una línea gratuita para informar casos de violencia escolar.
Las jurisdicciones se comprometen a articular acciones con la Coordinación de Programas para la Inclusión Democrática en las Escuelas y el Programa Nacional de Convivencia Escolar, dependientes de la cartera educativa nacional.
El Ministerio de Educación de la Nación, de conformidad con el artículo 9º de la Ley Nº 26.892, tendrá a su cargo el desarrollo de tareas de investigación, recopilación y difusión de experiencias que promuevan la convivencia y la resolución pacífica de conflictos en las escuelas. En la Argentina, el bullying se enmarca en la ley 26.892 del 4 de octubre de 2013, basada en la promoción de una buena convivencia para evitar episodios de discriminación y acoso sostenido, y mediar a través del diálogo, los casos en los que se dan situaciones de violencia.
A nivel provincial, se promulgó recientemente la ley Nº 13674, con el fin de prevenir y erradicar el acoso escolar bajo la forma de hostigamiento o intimidación física o psicológica. Es importante resaltar que, si bien la Legislatura venía discutiendo esta ley desde hace mucho tiempo, no había sido posible su promulgación ya que el Ejecutivo la había vetado parcialmente; la objeción giraba en torno a la incorporación en los programas de los institutos de formación docente de una materia sobre acoso escolar.
Los protocolos antibullying
El bullying es el acoso sostenido en el tiempo entre pares en el ámbito escolar, tanto físico como psicológico. Los actores que intervienen son la víctima (blanco del acoso), el victimario (quien realiza el hostigamiento, puede ser uno o pueden ser varios) y los espectadores (ven la situación anómala y no intervienen). La visibilización del conflicto permite el abordaje desde la comunidad educativa y la aplicación de protocolos antibullying. Estos protocolos (que reclaman los estudiantes santafesinos al Ministerio después de un caso de acoso que terminó en suicidio) plantean la intervención necesaria de la escuela para la aceptación de una conciencia sobre las diferencias; el abordaje integral del alumno/s y la garantía de una convivencia armoniosa, interactiva e inclusiva.
La comunidad, responsablemente, debe propiciar diferentes estrategias en diversos ámbitos:
a. La familia: debe resguardar la intimidad de los hijos pero habilitar la exteriorización de situaciones donde los niños y/o adolescentes manifiesten sus conflictos.
b. Los pares de un grupo: representan la mayor red de contención y conformación de habilidades sociales y comunicativas.
c. Los medios de comunicación y las redes sociales: desempeñan un rol fundamental. No sólo en la difusión de normas y modas, sino también como formadores de opinión.
d. La escuela: por su función pedagógica, ocupa un rol trascendental en cuanto a lo social por la transmisión de cultura, valores, principios y costumbres.
e. Las leyes y la comprensión de su aplicación, en derechos y deberes, en igualdad de condiciones para todos en una comunidad.
Las estrategias en el aula
El trabajo para la inclusión se basa en la aceptación de la diversidad. Algunas estrategias para fomentar la inclusión en el aula son: el trabajo en grupos heterogéneos. La importancia del rescate de los saberes previos: los del mundo de la vida y la cotidianeidad. La escucha y el respeto necesarios para aceptar la opinión ajena. La importancia de la empatía y el diálogo ante un problema y la búsqueda de consensos para su resolución.
Convivencia pacífica
Según, Jacques Delors, en su obra titulada: “La educación encierra un tesoro. Informe a la Unesco de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI” (1996), la educación debe estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales, que son los pilares del conocimiento de este nuevo siglo: aprender a conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión; aprender a hacer, para poder influir sobre el propio entorno; aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con las demás personas pacíficamente en todas las actividades humanas; y por último, aprender a ser, un proceso fundamental en la vida de una persona. Una sociedad sin violencia, con educación en valores y con una convivencia pacífica será una comunidad sin bullying y con respeto por las personas, sin importar las diferencias por su condición física, psíquica, social, económica, racial, de nacionalidad, edad, creencia religiosa o política.
Una sociedad sin violencia, con educación en valores y con una convivencia pacífica será una comunidad sin bullying y con respeto por las personas, sin importar las diferencias.
La visibilización del conflicto permite el abordaje desde la comunidad educativa y la aplicación de protocolos antibullying, promoviendo la intervención de la escuela para la aceptación de una conciencia sobre las diferencias.