La convocatoria para clamar seguridad surgió tímidamente en los barrios del este de la ciudad. Con los antecedentes de algunas entraderas violentas en los últimos días, y recontra hartos de los robos y arrebatos a toda hora, Guadalupe, Siete Jefes, Candioti Sur y Norte pusieron fecha y hora y largaron los primeros volantes virtuales por redes sociales. La idea era sumar: es decir, que más vecinos de otros barrios de la ciudad levanten la bandera contra la inseguridad y griten “basta”.
Ya están cansados de las reuniones con palabras vacías, de los cambios de autoridades que no cambian nada, de la saturación casi actoral de más y más policía cuando un hecho los sacude de miedo, pero que se diluye a las pocas semanas.
Es evidente que son muchos, muchísimos, los que sienten lo mismo. Porque en unas pocas horas, más de veinte vecinales se unieron en un reclamo conjunto. Y esta vez se mostraron decididos a que los escuchen; desempolvaron las cacerolas, ésas que dejaron de sonar después de la crisis de 2001, y contra ellas descargaron la bronca y la impotencia.
La modalidad que eligieron para manifestarse —y pedir a las autoridades que los protejan— fue un símbolo potente. No fue la plaza 25 de Mayo quien los recibió. No fue la Casa Gris ni los Tribunales de Justicia, quienes escucharon el golpe de sus ollas furiosas. Ésta vez no se movieron de sus barrios. Fueron sus calles cotidianas las que contuvieron la impotencia. Y en la noche de este jueves, gran parte del mapa ciudadano estalló de cacerolas, de aplausos, de silbidos... Sin distinción de edades, porque estaban las familias enteras, desde los más chicos hasta los más ancianos.
El himno nacional unió el clamor de conciudadanos. Y los carteles sellaron las palabras que no podían gritar: “Decisiones ya, señores funcionarios: nos están matando”; “Basta de robos. Basta de muertes”. “Nos matan como moscas”. “Los vecinos pedimos que nos protejan”. “Asumí vos el control social, Perotti”. Lo que pidió la ciudadanía, quedó claro como el agua. Fue el mismo mensaje, con mucha más fuerza. ¿Darán las respuestas de siempre?