Miércoles 15.7.2020
/Última actualización 12:54
Hace diez años, Argentina se convertía en el primer país latinoamericano y el segundo de América en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. El recorrido hasta lograr su sanción definitiva estuvo marcado por discusiones que atravesaron el recinto legislativo para copar las calles: voces a favor y en contra se hacían eco en todos los rincones del país.
En el debate, uno de los principales ejes de argumentación fue el concepto de familia. “Es una disputa que se dio fuertemente pero que aún sigue vigente, entre quienes creen que “la familia” está representada por el concepto de mamá, papá e hijos y quienes sostenemos se conforma por las nociones de cuidado y afectividad, que a veces coinciden con la consanguinidad y otras no”, señala Gonzalo Molina, integrante del Programa Género, Diversidad Sexual y Derechos de UADER y trabajador de la subsecretaría de Mujer y Diversidad del municipio de Paraná.
“No hay razones antropológicas ni éticas que permitan hacer experimentos con algo tan fundamental como es el derecho de los niños a conocer a su padre y a su madre o, en su caso, a contar al menos con un padre y una madre adoptivos capaces de representar la polaridad sexual conyugal”. Diputado Raúl Omar Paroli, Catamarca, 2010.
Los sectores que se opusieron a la ley “argumentaban con mentiras que íbamos a ser responsables de la destrucción de la familia, intentaron instalar mucho miedo en la sociedad” recuerda Josefina Zweifel, activista LGBT e integrante de la Mesa del Orgullo de Santa Fe. Lo curioso es que, aún sin la figura legal del matrimonio, las personas solteras ya podían adoptar independientemente de su orientación sexual, cosa que no impidió que las autodenominadas marchas “por la familia” enuncien consignas como “Queremos mamá y papá”
GentilezaEl debate fue un aporte para toda la sociedad, ya que sirvió para “visibilizar las múltiples y diversas conformaciones familiares” destaca Gonzalo, asegurando que, en quienes se negaban a la idea de que un matrimonio homosexual pudiese adoptar “subyacía la idea de patologizar las orientaciones sexuales diferentes a la heterosexual, suponiendo que existe una desviación y que somos abusadores sexuales en potencia”.
“Matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer. Si hoy empezamos a decir que personas del mismo sexo podrán contraer matrimonio –no me refiero exclusivamente a sus derechos-, el día de mañana también podremos estar permitiendo el matrimonio entre tres o cuatro personas, entre hermanos o entre un mayor y un menor si se aman y hay consentimiento, etcétera. Realmente no sé si estamos preparados para todo esto”. Diputada Cynthia Liliana Hotton, CABA, 2010.
La realidad, para Josefina, es que todas esas falacias fueron “echadas por tierra luego de aprobada la ley y que ninguna de todas las catástrofes anunciadas sucedió. La ley de Matrimonio Igualitario no desintegró la familia, sino que favoreció a miles de familias diversas ya existentes, otorgándoles derechos”.
“Siento que con la adopción por parte de parejas homosexuales estamos sometiendo a miles de chicos que han pasado por un hecho traumático, como es el abandono, a un nuevo experimento. Si esta norma finalmente se sanciona, me pregunto: ¿cómo podríamos definir qué es una familia?” Diputada Ivana María Bianchi, San Luis, 2010.
Hasta diciembre de 2019, en la Provincia de Santa Fe se contabilizaban más de 1000 matrimonios entre personas del mismo sexo. Si bien a nivel nacional no hay datos unificados, sólo la Ciudad Autónoma de Buenos Aires registraba hasta el año pasado, un total de 4.124 matrimonios celebrados en nueve años.
Gentileza Vero CapriglioniFoto: Gentileza Vero Capriglioni
Mientras se trataba el proyecto, hubo mucha resistencia a la idea de la adopción. “Un gran mito que constituía (y aún lo hace) base de un sentido común que contiene dos aspectos: el cuidado y la crianza de niños y niñas debe ser exclusivamente heterosexual y las personas LGBTTTIQP son propensas a abusar sexualmente porque su orientación sexual implicaría una desviación y una sexualización de todos los vínculos que construyen”.
“Si se otorgase un reconocimiento legal a la unión entre personas del mismo sexo o se la pusiera en un plano jurídico análogo al del matrimonio y la familia, el Estado actuaría erróneamente y entraría en contradicción con sus propios deberes al alterar los principios de la ley natural y del ordenamiento público de la sociedad argentina”. Diputado Julio Rubén Ledesma, Buenos Aires, 2010.
En la madrugada del 5 de mayo de 2010, el tablero marcó 125 votos a favor, 109 en contra, 4 abstenciones y 16 ausentes; la Cámara de Diputados había dado media sanción a favor de modificar el Código Civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. Finalmente, el 15 de julio tuvo su sanción definitiva en Senadores con 33 votos a favor, 27 en contra, 3 abstenciones y 9 ausentes.
Además de lograr la protección del derecho en las condonaciones familiares diversas, Molina destaca que “el gran aporte fue a nivel cultural, el debate transversal le otorgó al Legislativo, la visibilización de las familias diversas y la erradicación de mitos”.
Flavio Raina Autodenominada Marcha por la Familia , 2010Autodenominada "Marcha por la Familia", 2010Foto: Flavio Raina
A diez años de su sanción, las deudas con la comunidad LGTB+ “Tienen que ver con las barreras que aún persisten para el acceso a derechos, están atravesadas por normas y mandatos de género que siguen sosteniendo la heterosexualidad como orientación privilegiada y alimentan la discriminación, la violencia y el prejuicio contra todo lo que se corra de la norma” aseveró Gonzalo.
Para Josefina falta mucho más: “Una ley antidiscriminatoria, cupo laboral trans nacional, una ley integral trans y ESI actualizada que muestre que las familias diversas ya existen, lo que se necesita es un correlato con eso, una educación que refleje eso que ya existe”.
“Hoy la gran deuda es con la Comunidad travesti- trans que encuentra barreras simbólicas y materiales para el pleno ejercicio de sus derechos más elementales“ coincide Molina.
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