Cada 8 de octubre se celebra el Día Internacional de la Dislexia, con el objetivo de visibilizar este trastorno invisible que afecta al 10% de la población mundial. La dislexia es un trastorno de origen neurobiológico y hereditario para aprender a leer en forma fluida, exacta y automatizada, que trae grandes consecuencias emocionales si no es tratada y acompañada tanto en el ámbito familiar y escolar, como de la salud.
Consultada al respecto, la psicopedagoga Leandra Chiabrando (matrícula Nº 784) definió a la dislexia como uno de los trastornos específicos del aprendizaje DEA (Dislexia, Discalculia y Disgrafía). “Es una dificultad bien específica, que afecta la lectura en su precisión y su fluidez, es decir, se compromete la automatización del proceso lector. Es importante mencionar que no estamos hablando de una enfermedad, sino de una condición que es de origen neurobiológico, que acompaña a ciertas personas durante toda la vida y puede ser detectada desde edades muy tempranas”, dijo.
Entre las características comunes que comparten los chicos disléxicos, Chiabrando aclaró que la principal es la dificultad para adquirir la lectoescritura y la fluidez lectora. “Aparecen signos de no poder leer correctamente y las dificultades se van definiendo y acrecentando de acuerdo a las edades y a las etapas del desarrollo en la que se encuentren. Generalmente podemos observar que se pueden notar fallas en la correspondencia de algunas letras con el sonido o en el reconocimiento visual”, aclaró.
En esta línea, indicó que los niños se encuentran más expuestos ya que son los que atraviesan la etapa escolar, y a medida que pasa el tiempo y estas dificultades no van siendo superadas se “verán afectados otros aspectos que van relacionados con la lectura, como por ejemplo la comprensión lectora y la escritura, y en ciertos casos, si no se realizan las adecuaciones correspondientes se puede ver muy comprometido el desempeño escolar en general”. “La dislexia permanece en la edad adulta también”, añadió.
Para Chiabrando, es esencial el enfoque en la concientización por el desconocimiento que hay sobre esta condición, el cual “hace que no se realicen, sobre todo en la escuela, las adaptaciones correspondientes para acompañar al alumno con dislexia y garantizar igualmente su aprendizaje y buen desempeño escolar; es un derecho para una mejor calidad de vida”, manifestó.
Y siguió: “Muchas veces esta condición se confunde con un ‘retraso lector’ y no se realiza una consulta profesional para arribar a un buen diagnóstico, el cual es necesario para brindar las herramientas para cada persona en particular”.
Visibilizar
La psicopedagoga sostiene que visibilizar la condición significa derribar el mito de que es una enfermedad o una discapacidad, como así también de creer que las personas que tienen dislexia no pueden adquirir aprendizajes significativos. “Se debe poder garantizar conocimientos que posibiliten el acceso a la correcta información sobre la temática”, contó.
Dislexia, mucho más que tener dificultades en la lectura y en la escritura.
Asimismo, insistió en que las iniciativas para promover adecuaciones educativas y fomentar un ambiente inclusivo que permita a estudiantes con dislexia alcanzar su máximo potencial, deben comenzar con que los docentes puedan contar con la posibilidad de tener herramientas para realizar una detección temprana y así, poder dialogar con la familia.
“Por lo cual es muy importante la formación docente para esta primera parte, como también, una vez obtenido el diagnóstico por parte de un profesional, estar en contacto desde la institución, para garantizar el acompañamiento a las trayectorias escolares de los alumnos con dislexia. Por lo tanto, el rol del docente es fundamental, ya que es quien está día a día con los alumnos y quienes ofrecen el ambiente adecuado para que circule la enseñanza y aprendizaje”.
Si bien este 8 de octubre es una jornada que en Argentina se toma como una oportunidad para concientizar sobre esta dificultad de aprendizaje, la psicopedagoga Chiabrando afirma que en las pequeñas comunidades del sur de Santa Fe no se cuenta con información precisa sobre lo que es la dislexia, y en ocasiones se pueden evidenciar que los niños no reciben una evaluación adecuada en el tiempo conveniente. “Es importante realizar mayores sugerencias a las familias o adultos responsables para que puedan concretar una consulta a tiempo con un profesional”.
Tratamiento y formas de acompañamiento
El diagnóstico y el tratamiento se realiza con un profesional psicopedagogo. En principio son quienes pueden realizar la correcta evaluación y screening correspondiente. Es decir, son los profesionales formados para realizar el diagnóstico de las DEA.
Psicopedagoga Leandra Chiabrando
Luego, de acuerdo a la particularidad de cada paciente se evaluará si es necesario contar con alguna otra terapia o espacio para acompañar el tratamiento específico: “En edades muy tempranas se pueden evidenciar señales de alarma a tener en cuenta, desde preescolar, primer grado. Una detección a tiempo es importante para poder realizar un mejor acompañamiento y posiblemente prevenir experiencias frustrantes, sobre todo al poder brindarle información precisa a la persona sobre sus desafíos, a fin de anticiparnos a posibles situaciones que les pueden generar vaivenes emocionales y que puedan ir construyendo y conociendo cómo es su modalidad de aprendizaje”, amplió Chiabrando.
Autonomía en aprendizajes
La licenciada Carolina Goya (matrícula provincial N° 1109), explicó que una persona que nunca recibió ayuda ni fue diagnosticada podría verse afectada en su autoestima y autoconcepto, “debido a las frecuentes situaciones de fracaso escolar a las que debió enfrentarse a lo largo de su formación, sin entender la razón o el porqué”.
La profesional, señaló que el hecho de estudiar, esforzarse y no lograr demostrarlo o verlo reflejado en un resultado, “podría generar frustraciones y una baja autoestima en relación a sus aprendizajes”.
Goya, coincidió en que en el ámbito escolar, los estudiantes pueden mostrar un rendimiento académico por debajo de sus capacidades reales o presentar problemas cognitivos: “Como la lectoescritura es una puerta de acceso a otros aprendizajes académicos, los estudiantes podrían obtener un rendimiento menor al esperado al no poder demostrar eficientemente aquello que estudiaron o practicaron. Por lo general, no presentan desafíos cognitivos, sino que sus capacidades son acordes a las esperadas para la edad”.
Sin embargo, Goya aclara que las dificultades en la comprensión son secundarias a los obstáculos en la decodificación, es decir, derivan de ellos: “El esfuerzo cognitivo que demanda la lectura correcta del texto puede afectar la comprensión, pero esta no está comprometida por sí misma. Por esta razón, las adecuaciones no sólo son necesarias sino fundamentales. De esta manera, se les ofrecen los apoyos necesarios para que puedan desenvolverse con más autonomía en la resolución de actividades”, expuso.
Licenciada Carolina Goya
En ese orden, la licenciada aseveró que además de la dislexia, otras de las dificultades o condiciones que podría presentar una persona con este diagnóstico, son la discalculia, disgrafía o disortografía, todas ellas dificultades específicas del aprendizaje (del cálculo, de la escritura y de la ortografía, respectivamente). Asimismo, otra condición frecuente que suele darse en comorbilidad, es el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDA/H).
A lo largo de la historia, aparecen figuras destacadas con dislexia como Leonardo da Vinci, Steve Jobs, Albert Einstein, Walt Dysney, Picasso o Bill Gates, algo que demuestra que la dislexia no es un impedimento para alcanzar grandes logros: “Solo es una forma diferente de aprender a leer. Más allá de estos desafíos, que no hay que dejar de lado, debemos apuntar siempre a motivar y favorecer el desarrollo de las fortalezas y habilidades de la persona, para que alcance su máximo potencial y pueda crecer y desenvolverse en aquellas tareas que disfrute hacer”,
Según Goya, alertar e informar a las familias sobre la importancia de reconocer los signos de la dislexia en sus hijos, sirve para garantizar una detección y abordaje temprano, y así brindar a cada niño los apoyos que necesite para continuar avanzando en sus aprendizajes y alcanzar la mayor autonomía posible.
“Por lo general los padres confunden las distracciones y evasiones con vagancia o haraganería. En realidad, cuando una actividad demanda mucho esfuerzo atencional o cognitivo, y si además no nos sentimos competentes en determinada área, tendemos a evitar o evadir la tarea, la atención fluctúa y decae rápidamente. Es importante tener en cuenta y estar alertas para detectar si estas conductas se dan solo ante actividades que impliquen leer y escribir, o si es general. No debemos penalizar esa distracción sino buscar la causa”, se explayó.
En otro orden de argumentos, la licenciada comentó que al margen de la escritura en espejo o la inversión de letras, otros signos comunes de la dislexia son las omisiones o sustituciones de letras, es decir, olvidar, cambiar o agregar letras al escribir, principalmente ante el dictado y autodictado. “También se observan separaciones o uniones incorrectas de palabras. En ocasiones la letra es ilegible, desorganizada o desprolija, pero no se da en todos los casos. Eso dependerá de las características de cada niño”, aludió.
Siguiendo con este punto, acotó: “En la lectura, puede haber anticipaciones o transformaciones de palabras, tendencia a adivinar a partir de la decodificación de las primeras sílabas, ausencia de prosodia, baja velocidad lectora y escasa fluidez. Es decir, la lectura tiende a ser silabeante o vacilante, requiriendo una relectura o repaso para poder comprender lo leído. Otro signo que suele presentarse es la dificultad para recordar secuencias, como los días de la semana o los meses. Además, pueden existir confusiones para reconocer izquierda y derecha”.
Si bien principalmente son los profesionales de la psicopedagogía quienes realizan los diagnósticos de DEAs, también pueden diagnosticar psicólogos que se especialicen en el tema y hagan evaluaciones neuropsicológicas. “Para llegar a una conclusión, es necesario llevar a cabo un proceso de evaluación sistemática y estandarizada. La duración dependerá de cada profesional, pero por lo general puede determinarse en seis u ocho sesiones. A través de distintas pruebas que evalúan habilidades académicas y cognitivas, y estableciendo relaciones con la historia vital y escolar del paciente, se puede llegar al diagnóstico, que se complementará con consulta neurológica para precisar condiciones del neurodesarrollo”.
Marco legal
Existe la ley nacional 27306 que protege los derechos de las personas con dislexia. Tiene como objetivo garantizar la educación de las personas con diagnóstico de DEAs.
“De esta manera, se establece que todos los alumnos que tengan esta condición, cuenten con las adaptaciones y apoyos necesarios para favorecer su aprendizaje, sin necesidad de contar con un Certificado Único de Discapacidad (CUD), ya que no se trata de una discapacidad. Para ello, se propone informar y visibilizar sobre el tema a través de la capacitación de profesionales, docentes y de toda la comunidad, para disminuir las barreras y optimizar el desarrollo de los niños, adolescentes y adultos que presentan esta característica. Además, las obras sociales y prepagas tienen la obligación de incluir los tratamientos de DEAs en los Planes Médicos Obligatorios (PMO). Por lo tanto, se aplica o, al menos, debería aplicarse en todas las provincias, y en todas las instituciones escolares, cualquiera sea su gestión”, completó Goya.
*Leandra Chiabrando es graduada en psicopedagogía por el “Instituto Universitario Gran Rosario y diplomada en Evaluación Psicopedagógica. Actualmente integra el Equipo de Niñez, Adolescencia y Familia de la Comuna de Elortondo; y el Área de Igualdad, Género y Diversidad. También presta servicios en Chapuy.
*Carolina Goya es licenciada y profesora en psicopedagogía por la Universidad del Gran Rosario. Presta servicios en Elortondo, Melincué y Chapuy.