Lucía Dozo | region@ellitoral.com
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Donde la bajada Sargento Cabral desemboca en avenida Belgrano, a pasos del río, el imponente edificio que albergó a la Aduana se suma a la Fuente de las Utopías para brindar una de las postales clásicas de Rosario. La antigua Aduana del puerto —hoy, sede de oficinas administrativas municipales— fue inaugurada en 1938 sobre la base de un proyecto de los ingenieros Ochoa y Thomas. Se trata de un palacio diseñado con un lenguaje arquitectónico de fuerte estilo francés. Su fachada es de cuerpos salientes flanqueados por pilastras de capitel jónico; un zócalo importante salva los desniveles de esta zona a pasos del Paraná. Las ventanas del primer piso están coronadas por arcos rebajados y las del segundo, por arcos de medio punto. El hall central, de triple altura, culmina en un lucernario que permite el ingreso de la luz natural.
A un costado de la antigua Aduana puede observarse la Fuente de las Utopías, inaugurada a fines de 2004 luego de su traslado desde un predio del Parque Independencia, el de la ex Sociedad Rural. Es creación de Carlos Righetti, uno de los primeros estucadores de Rosario, quien también decoró, entre otros, los frentes del Jockey Club (en Maipú y Córdoba) y de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario (en Santa Fe y avenida Francia).
Algunas versiones que circulan hablan de la existencia de túneles debajo de la bajada, en la zona próxima a la fuente. Una de las historias cuenta que las mafias que habitaron Rosario a principios del siglo XX construyeron túneles secretos para ocultar sus negocios ilícitos y que algunos de ellos salían de uno de los grandes almacenes que se ubicaban frente a la Aduana. Otra habla de la existencia de un túnel que cruzaría desde el Hotel Majestic (en San Lorenzo y la bajada) hasta el sector frente a la Aduana. Ninguna de estas historias pudo comprobarse pero aún permanecen vigentes entre los mitos de la ciudad.
La fuente renovada se presentó el viernes en un acto del que participaron el intendente Pablo Javkin; el secretario de Cultura y Educación de la Municipalidad, Dante Taparelli, y la directora de La casa del artista plástico, Laura Capdevila.
En un escenario en el que destacaban la fuente iluminada, al igual que la cercana estatua de Diana la Cazadora, y numeroso público se llevó a cabo un concierto de música clásica. Incluyó a la soprano Ivana Ledesma junto al tenor Marco Rastelli y la pianista Laura Brunetti, quienes interpretaron reconocidas arias de ópera y algunas canzonetas italianas populares. También participó de la actividad el cuarteto de cuerdas Áureo junto a Juanjo Caporali, con arreglos de canciones de Los Beatles para esa formación camarística. Fue un encuentro entre música clásica y obras populares de todos los tiempos.
Luego de una puesta en valor que incluyó limpieza general, hidrolavado, restauración de los ornamentos centrales, reparación y cambios de las cañerías de los picos de agua, incorporación de dos bombas nuevas, pintura y reparación de la parte eléctrica, la Fuente de las Utopías renueva su esplendor para deslumbrar a los rosarinos y a los visitantes. Recordemos que este fin de semana largo, como es habitual que suceda, la ciudad recibe a gran cantidad de turistas.
El creador de la fuente, Carlos Righetti, inmigrante italiano, se estableció en Rosario hacia fines del siglo XIX. Aprendió en Francia la técnica y la artesanía de la decoración, la yesería y el estuco. En la ciudad, llevan su firma las fachadas de la Facultad de Medicina, la Jefatura de Policía —actualmente, sede de Gobernación—, el Jockey Club, el teatro El Círculo y el Palacio Fuentes, entre otros edificios emblemáticos.
"Righetti fue quien transformó una villa portuaria como era Rosario en los años 20, en una espectacular ciudad de aspecto europeo", menciona Taparelli.
La Fuente de las Utopías fue trasladada a la bajada Sargento Cabral desde la ex Rural. Conocida por algunos como la Fuente del Tritón, según cuenta Taparelli, en un principio estuvo en la casa familiar de los Righetti y dataría de los años 1923 o 1924.
En esta misma zona de la ciudad, bajando por Sargento Cabral y bordeando la Fuente, camino al Parque España, se llega a La casa del artista plástico.
La antigua Calle del Bajo sufría, en el pasado, inundaciones por las constantes crecidas del río. Para evitarlas, se decidió construir una muralla de contención de tres metros de altura; la tierra fue extraída de la barranca del Paraná. De este modo, las casas que se encontraban en el bajo quedaron por debajo del nuevo nivel y fue necesario construir escaleras para poder comunicarse con la nueva y más amplia calzada.
En la actualidad, al bajar una escalera de cerámicos rojos, se descubre este espacio en el que se realizan exposiciones, espectáculos, presentaciones y charlas a cargo de artistas y críticos. En 2004, el Concejo Municipal promulgó una ordenanza que declara a La casa del artista plástico de interés histórico y cultural.
Entre los edificios públicos que constituyen auténticos emblemas de la ciudad, de gran riqueza urbanística, la Aduana destaca por su grandiosidad e impactante belleza. Se levanta con frente a avenida Belgrano 328 y contrafrente a calle Urquiza. En el año 1911, los proyectistas de la obra fueron los arquitectos-ingenieros Juan Ochoa y Carlos Evans Thomas; la ejecución dio comienzo en 1914, pero su construcción sufrió demoras y fue inaugurada en 1938. Esto da cuenta de la importancia económica que tenía Rosario en las primeras décadas del siglo XX.
Este mes, el hall de la Aduana comenzó a perfilarse como un nuevo espacio de arte con el debut de la exposición Pintó humedal, de Raúl Domínguez (1918 - 1999). A partir de la recuperación de parte de la colección del museo El Paraná y las Islas, cuya figura central es Domínguez, y en cruce con otras manifestaciones artísticas, esta exposición reflexiona sobre la importancia del cuidado de las islas y los humedales del Paraná en un contexto de crisis ambiental tanto a nivel local como global.
La gestión municipal actual busca potenciar este circuito histórico; así lo afirmó recientemente Taparelli, en la presentación de “Arte, Arte, Arte”, la agenda cultural de octubre: “En una ciudad que empieza con la misma letra que la palabra río, ponemos en escena este caudal enorme de cultura, cerrando septiembre y entrando a octubre con una primera y gran muestra de nuestro pintor de las islas, en conjunto con artistas contemporáneas en un espacio como el hall de la Aduana, que es la punta del iceberg de una serie de intervenciones urbanas permanentes que vamos a hacer en la zona histórica de la bajada Sargento Cabral”.
La muestra de Domínguez propone un diálogo con la poesía de Nacho Estepario y el colectivo performático Thigra (Ximena Pereyra, Silvina Amoy y Marina Montivero). Durante tres meses, se realizarán diferentes actividades en el marco de la muestra que servirán para visibilizar la colección del museo y la problemática de los humedales.
Conocido como "el pintor de las islas", Raúl Domínguez legó a la ciudad no solo sus pinturas de caballete al óleo, de innegable valor artístico, sino además murales y un museo de fauna, flora y etnografía, situados en la Estación Fluvial que su padre Ramón (operario del martinete con que se erigieron los pilotes) ayudó a construir. Esta exposición se realiza gracias a la colaboración de Mario Domínguez, hijo del fallecido pintor, y su familia, quienes desde hace años se encargan de preservar y difundir el legado del artista.