Junto al cura párroco Carlos Degiusti, el vicario general Silvio Fabbro, a diáconos y seminaristas, monseñor Ángel "Coché" Macín celebró la Misa por los 125 años de la Parroquia "San Juan Bautista" en la noche del domingo.
El obispo diocesano de Reconquista presidió la conmemoración por el 125 aniversario de la parroquia “San Juna Bautista”, de Vera.
Junto al cura párroco Carlos Degiusti, el vicario general Silvio Fabbro, a diáconos y seminaristas, monseñor Ángel "Coché" Macín celebró la Misa por los 125 años de la Parroquia "San Juan Bautista" en la noche del domingo.
En la conmoración, realizó la dedicación del Templo Parroquial, la consagración del Altar y la inauguración de la Capilla del Santísimo. Por primera vez -desde la creación en 1898. se consagró el Templo y el Altar, en cuya base se colocó una reliquia de San José Gabriel del Rosario Brochero, el "Cura Brochero".
En su homilía, el prelado expresó la gratitud hacia la comunidad de Vera por su trabajo en la Iglesia, la importancia de la contemplación en la Celebración de la Eucaristía y la necesidad de construir y cuidar la Iglesia como comunidad en lugar de enfocarse únicamente en el templo físico. También subrayó la importancia de acoger y ayudar a los más necesitados.
“Felicidades a la Comunidad de Vera por estos 125 años de camino como parroquia, como comunidad que expresa la Iglesia y que también está llamada a anunciar el Evangelio”, felicitó, en el comienzo de su mensaje ante la sede religiosa verense colmada.
Enseguida, compartió una reflexión para “ayudar a centrar lo que estamos celebrando y a profundizarlo a medida que pase el tiempo”. En primer lugar, dijo que “brota, creo que de todos los presentes, un sentimiento de gratitud de diferentes formas, de diferentes maneras, pero todos hoy decimos gracias. Celebrar la Eucaristía es también una expresión máxima, sublime, de esa gratitud”.
En tanto, ofreció la acción de gracias por la gente que fue pasando y "hoy oficia de fundamento de esta comunidad y de esta Iglesia. Tanto sacerdotes, religiosas, como miles y miles de bautizados, que han ido poco a poco forjando esta comunidad, que hoy es una comunidad viva, sinodal y misionera.
El titular de la grey católica norteña remarcó que "es una alegría poder consagrar este Templo, porque nos refleja lo que somos y lo que estamos llamados a ser. Gracias a todos los que vieron de su vida, de su tiempo, para que pudiera ser realidad en todos estos años, largos años, esto que hoy vivimos. Gracias a ustedes que hoy están. Sobre todo, gracias al Señor porque como dice el salmo ‘si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles’.
En segundo lugar, dejó como plan de interpretación la “palabra contemplación”. “Tantos ritos, tantas palabras, no siempre los llegamos a captar, a descubrir en su interconexión en el momento. Por eso se requiere de una actitud contemplativa que la ofrece, que la genera el Espíritu Santo que habita en nosotros”.
Macín relacionó acerca de que “hay una especie de intercambio permanente, son espejos que se iluminan mutuamente. La construcción de un templo ilumina y dice lo que es una comunidad, pero al mismo tiempo la comunidad vive a partir de cómo se compromete con el templo”.
Luego, contó que hubo un momento de duda sobre sobre si era conveniente hacer la dedicación en este momento o esperar a que el Templo estuviera pintado y arreglado en la parte central y posterior, y explicó que decidió hacerlo “ahora” porque “de alguna manera el Templo así, hermoso como lo vemos, resplandeciente, pero al mismo tiempo en construcción nos dice que esa es la Iglesia”.
La Iglesia como está en Cristo es hermosa, como estamos nosotros es hermosa, pero “como somos pecadores también es frágil y débil y hay que día a día seguir construyéndola. No perdamos la esperanza y tratemos de contagiarla a nuestros hermanos”, pero “aceptemos con humildad que todavía nos falta mucho por crecer, que también nosotros somos pecadores y necesitamos que Dios siga puliendo, eso que se dice que somos piedras vivas, nos siga puliendo”.
Que este camino a medio hacer sea un “profundo llamado de atención” también para ustedes, queridos hermanos y hermanas de la comunidad de Vera y para todos nosotros, pronunció, y enlazó: “Tengan cuidado de no dejar atrás a aquellos que por diferentes razones se fueron alejando de la Iglesia, porque podríamos tener el más bonito y el más hermoso de los templos de las iglesias. Pero si ese templo no está lleno y no alberga especialmente al tesoro de los pobres, de los sufrientes, de los que se sienten solos, de los ancianos, de los niños, no sería Iglesia”.
“Recuerden, queridísimos hermanos y hermanas de Vena, a los que se les confía mucho, se les pide mucho más”, finalizó.