Vacunas contra el Covid en menores: desde eventos adversos, hasta consideraciones éticas
La SAP analizó las inmunizaciones que se aplican chicos. “No solo beneficia a quienes la reciben, sino que también contribuye a lograr protección comunitaria”, recalcaron.
Vacunas contra el Covid en menores: desde eventos adversos, hasta consideraciones éticas
Miércoles 1.12.2021
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Última actualización 12:01
Tras varios idas y vueltas, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) emitió un documento donde realizó un extenso análisis de las vacunas que se aplican en menores de 17 años en el país. En ese sentido, los especialistas evaluaron no solo los eventos adversos que se registraron en las tres vacunas para estos grupos etarios (Sinopharm, Pfizer y Moderna), sino que además explicaron las razones de su apoyo a la medida.
“No solo beneficia a quienes la reciben, sino que también contribuye a lograr protección comunitaria”, afirmaron los especialistas en las consideraciones finales del documento. Al tiempo que resaltaron: “La inmunización contra Covid-19 resulta una intervención esencial para controlar la pandemia a largo plazo. Las vacunas pueden desempeñar un rol clave en la disminución de la mortalidad, así como en el impacto sobre la infección severa y la transmisión del virus”.
Pfizer, Moderna y Sinopharm: eventos adversos y reactogenicidad
La SAP fue uno de las asociaciones científicas que más dejaron en evidencia su postura: desde la presencialidad en las escuelas hasta cierta mesura a la hora de recomendar, en un primer momento, la vacuna de Sinopharm en menores de 11 años. Hoy, esta organización decidió emitir un documento en el cual aseguraron “evaluar la efectividad real de una vacuna es extremadamente complejo y requiere varios años. No obstante, en los países con alta tasa de vacunación se ha visto una disminución clara en la cantidad de contagios y, sobre todo, disminución de la mortalidad”.
La vacunación “beneficia, sobre todo, a las poblaciones más vulnerables a la infección por SARS-CoV-2. En esta situación de emergencia sanitaria, que continúa a pesar de la disminución de casos activos, la decisión de vacunar a niños pequeños en base a los datos limitados” hace “aceptable la recomendación de vacunación voluntaria de este grupo etario”, siendo que además estas inmunizaciones se desarrollaron “desde plataformas previamente conocidas”.
Según explicaron los pediatras, “es importante que las vacunas contra el SARS-CoV-2 cumplan con altos estándares de seguridad” y la diferenciaron de reactogenicidad, siendo que en el segundo caso “es autolimitada y refleja una reacción inmune innata normal a la exposición al antígeno que genera una respuesta inmune adaptativa”. En cambio, los eventos adversos supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización (ESAVI) se describen “como cualquier situación de salud no esperada (síntoma, signo no intencionado, alteración de laboratorio o enfermedad) que ocurre posterior a la vacunación y que no necesariamente tiene una relación causal con ésta”.
“El ESAVI, si bien presenta una asociación temporal, no implica necesariamente causa y efecto. La causalidad se determina mediante la adecuada investigación del caso”, explicaron desde la SAP.
Cuáles fueron los efectos adversos que se registraron tras las vacunas de Sinopharm, Pfizer y Moderna
Según enumeraron en el documento de la SAP, se aplicaron:
1.932.165 de dosis de Sinopharm, las cuales (cada 100 mil dosis) provocaron 7.9 ESAVI (es decir casi ocho chicos) y 1.2 ESAVI graves (más de un chico).
1.055.244 de dosis de Moderna, las cuales (cada 100 mil dosis) provocaron 30.9 ESAVI (es decir casi 31 chicos) y 2.7 ESAVI graves (más de dos chicos).
1.741.476 de dosis de Pfizer, las cuales (cada 100 mil dosis) provocaron 9.1 ESAVI (es decir más de nueve chicos) y 1.1 ESAVI graves (más de un chico).
“En adolescentes se aplicaron 2.796.720 dosis y se registraron 484 ESAVI (tasa=17,3/100.000 dosis aplicadas). En niños y niñas se aplicaron 1.932.165 dosis y se registraron 153 ESAVI (tasa=7,9/100.000 dosis aplicadas)”, destacaron desde la SAP. Además, aseguraron que “en el análisis de los eventos clasificados como relacionados a la vacunación, se evidencia que la reacción local con o sin fiebre, síndrome pseudogripal, cefalea, mialgias, artralgias, astenia, escalofríos y alergia fueron los diagnósticos más frecuentes”.
Vale destacar que en nuestro país la vigilancia farmacolófica se realiza, habitualmente, de manera pasiva a través de la notificación de los ESAVI por parte de los profesionales de salud a las direcciones de epidemiología de los establecimientos de salud correspondientes y los referentes de las diferentes jurisdicciones (SIISA), por lo cual desde la SAP resaltaron “el rol del pediatra” como “clave en el análisis de causalidad”.
En otro tramo del informe, los pediatras señalaron que “el mayor impacto de la infección se ha visto en niños, niñas y adolescentes con factores de riesgo y/o enfermedades crónicas subyacentes”, por lo cual destacaron que “la inmunización contra el Covid-19 resulta una intervención esencial para controlar la pandemia a largo plazo. Las vacunas pueden desempeñar un rol clave en la disminución de la mortalidad, así como en el impacto sobre la infección severa y en la transmisión del virus”.
“Desde el inicio de la pandemia fallecieron 256 niños, niñas y adolescentes, lo que representa una letalidad de 0,06 %. Los casos fallecidos mostraron una mediana de edad de 7 años”, advierte el documento y detalla que “las comorbilidades más frecuentes fueron: enfermedad neurológica previa y enfermedad oncológica previa”. En tanto, asegura que “se notificaron 216 casos confirmados de síndrome inflamatorio multisistémico (SIM-C), 187 confirmados por laboratorio y 29 por criterio clínico-epidemiológico”, según el estudio multicéntrico publicado en Archivos Argentinos de Pediatría por Ángela Gentile, en septiembre de 2021.
Asimismo, el relevamiento señala que de los 2690 casos confirmados de Covid-19 durante el primer año de la pandemia, la mediana de edad fue de 5,6 años; el 21,2% eran menores de un año, con una distribución equitativa por sexos. “El 60,4% tenía antecedente de contacto con personas con infecciones respiratorias agudas y/o COVID-19 confirmada por laboratorio mientras que el 96,6 % refirió que el contacto con caso confirmado de COVID-19 había ocurrido en el entorno familiar”, señala el escrito y concluye que del “59,4 % fue hospitalizado, el 23,4 % tenían una o más comorbilidades y la enfermedad respiratoria fue la más frecuente, el 5,6 % se presentaron inicialmente como infección respiratoria aguda baja (bronquiolitis 2,5 % y neumonía 3,1 %) y el 3,6 % como SIM-C”