Sábado 30.5.2020
/Última actualización 18:08
Santiago Adanti tiene 36 años y se gana la vida como productor asesor de seguros. Cecilia Bonino cumplió 36, es abogada y hace pocos días fue madre de mellizos. Ambos son parte de un grupo de ciudadanos santafesinos que lucha para poder implementar en nuestra provincia un sistema originado en Brasil que ofrece una alternativa a las cárceles. Están entusiasmados y confiados en lograr revertir estadísticas históricamente nefastas que ofrecen las prisiones, que lejos de ser instituciones para la reincersión de los reclusos en la sociedad, generalmente forman delincuentes más experimentados y violentos. Estadísticamente, de cada 100 reclusos que salen de prisión cerca de 85 terminan nuevamente tras las rejas.
“Con el método APAC, en Brasil lograron bajar el índice de reincidencia al 15 %, a la vez que disminuyeron el costo por preso a sólo una cuarta parte de lo que se pagaba”, asegura Cecilia. Ella se refiere por sus siglas al sistema implementado por la Asociación de Protección y Asitencia al Condenado.
El tema ya fue planteado por los mismos protagonistas en estas páginas, en mayo del año pasado. Desde entonces, luchan para conseguir la personería jurídica, pero existen trabas porque el sistema propuesto aparece como revolucionario.
“El método es sólo para personas con condena firme y no excluye a nadie, porque entendemos que todos pueden ser rescatados. No obstante, es un juez el que tiene que ordenar que el ‘recuperando’ (así se llama a los internos dentro de APAC) cumpla su sentencia en uno de los centros de la asociación. Previamente, es el condenado el que debe escribir una carta al magistrado para hacer la solicitud. En esa nota, debe explicar que conoce el proyecto, que quiere cambiar de vida y que está de acuero con todo lo que implica su decisión”, explica Adanti.
“En un centro de reintegración social -agrega-, los presos van a encontrar un ambiente totalmente distinto al de la cárcel, pero tendrán que respetar normas muy estrictas, porque va a cumplir su pena. Se van a tener que levantar a las 6.30, estudiar y trabajar. No podrán consumir alcohol o estupefacientes y deberán participar de charlas de valorización, entre otros temas. Vivirán en un lugar totalmente limpio, organizado, pintado, pero ellos serán los encargados de que todo se mantenga así. También elaborarán su propia comida. Con este método, el costo por preso será cuatro veces inferior al actual en la provincia”.
Por otra parte, resaltan que APAC no tiene empleados sino personas que hacen su aporte de manera ad honorem. Son voluntarios los que dan talleres para enseñar oficios y también los profesionales de la salud que brindan atención (odontólogos, médicos, psicólogos, nutricionistas, etc.).
Gentileza APAC El grupo de santafesinos que viajó a Brasil para conocer el sistema en profundidad.El grupo de santafesinos que viajó a Brasil para conocer el sistema en profundidad.Foto: Gentileza APAC
“La pandemia hizo visible el interior de las cárceles. Son problemas que las sociedad no quiere ver. La gente tiene la idea de que vamos a resolver las cuestiones de seguridad con más policías, con reprimir, con más cárceles, con encerrar. Hoy ese sistema está en debate a nivel mundial. Todos estamos de acuerdo en que las prisiones no sirven. Entonces, hay que ver para dónde vamos, cómo comenzarmos a involucrar a actores de la sociedad para ayudar. Eso es lo que se está debatiendo ahora”, afirma la abogada.
“APAC -agrega- es una iniciativa de un grupo de personas de la sociedad a las que nos interesa el tema. Como sociedad, nos tenemos que hacer cargo. Los delincuentes son nuestros. Salen de nuestros barrios, de nuestras ciudades. Este método, lo que propone es que cada localidad tenga su propio centro de reinserción. Hay que enfatizar que cada centro es una cárcel. El preso va a cumplir su condena en ese lugar, según lo estipulado por las leyes. El regimen es estricto y cerrado al principio de la sentencia. A medida que pasa el tiempo y el interno hace méritos, va obteniendo beneficios. Inclusive, llega a manejar la llave de las piezas de los más nuevos y hasta la de salida a la calle. Porque cuando alguien de afuera toca el timbre el que atiende es un preso. No hay policías ni guardias. Sólo personal administrativo de APAC”.
“Los recuperandos saben que es una oportunidad única. Ante una falta grave, el preso volverá a la cárcel, sin posibilidad de apelación alguna. Las reglas son estrictas. Hay faltas leves y moderadas, que se van acumulando”.
“El sistema también trabaja con las familias de los condenados. El preso, cuando salga, va a volver a su barrio y por más que quiera cambiar porque su corazón lo hizo, va a ser difícil si no es acompañado por los suyos. Allí otra vez le van a ofrecer droga y los mismos negocios turbios a los que se dedicaba. Los familiares no sólo los visitan en el sistema APAC. También reciben charlas y son asistidos durante la semana por voluntarios que le acercan información sobre el interno para llevarles tranquilidad”.
“Estamos convencidos de que el éxito del sistema radica en estimular al preso. Lograr que se valore a sí mismo, que se bañe, que trabaje, que estudie... El ejemplo en Argentina es el Pabellón de los Espartanos en Buenos Aires. Son alrededor de 140 presos y tienen un índice de reincidencia del 5 por ciento. Sólo con el rugby y el Rosario de los viernes. Ahí no se drogan, en los otros pabellones sí. Directamente, eso quiere decir que va a haber menos crímenes y menos robos en el futuro”, enfatizó Adanti.
“Tenemos que entender que hay que encontrar una alternativa a un sistema penitenciario que no cumple la función para la que fue creado, que es importante conseguir que el delincuente no reincida para bajar los problemas de seguridad”, recalcó.
“Para que el método funcione, tiene que implementarse de manera completa. Por ejemplo, no basta que los recuperandos trabajen y estudien, si no le dan importancia a la espiritualidad. El sistema es ecuménico. No impone una religión, pero sí exige al preso manifestar cuál es su espiritualidad. Esto es así, porque la persona necesita de dios para cambiar”.
La abogada explica que quieren formar una asociación civil sin fin de lucro. “Iniciamos el trámite de personería jurídica, pero encontramos algunas trabas. Esto es muy novedoso. No hay antecedentes en todo el país. Para colmo, en el medio hubo cambio de autoridades y después la pandemia. No hay legislación clara al respecto, aunque no hay normas que nos prohiban. Queremos conseguir una resolución administrativa. La otra opción sería la Legislatura, pero eso va a llevar más tiempo”, contó Bonino.