Juliano Salierno | jsalierno@ellitoral.com
Será únicamente por los hechos ocurridos durante la mañana del 7 de enero de 2016, cuando hirieron a un gendarme, robaron sus armas y escaparon. También protagonizaron un tiroteo en el que inutilizaron una camioneta de la fuerza federal.
Juliano Salierno | jsalierno@ellitoral.com
El Tribunal Oral Federal de Santa Fe fijó para el martes 21 de agosto a las 8.30 de la mañana, el inicio del juicio oral y público contra los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci, por delitos cometidos en territorio santafesino, la mañana del 7 de enero de 2016. No está definido si los imputados dejarán el penal de Ezeiza, donde se encuentran alojados, y vendrán a Santa Fe para el debate o lo presenciarán a través del sistema de “videoconferencia”.
Pasaron dos años y siete meses desde aquel jueves de verano en que la mirada del país se posó sobre los campos del departamento Las Colonias, cuando la Gendarmería realizó allanamientos en tres construcciones precarias de la zona rural, donde se creía, estaban “aguantados” los hombres más buscados de la Argentina.
Ahora, cuando faltan apenas dos semanas para que sean juzgados por aquellos hechos, todavía no se sabe si estarán sentados frente al tribunal que integran los jueces María Ivón Vella, Luciano H. Lauría y José María Escobar Cello. El motivo: las autoridades del Servicio Penitenciario nacional manifestaron las “serias dificultades que acarrearía el traslado” a Santa Fe y calificaron al operativo de “alto riesgo”. Por eso mismo, lo que propusieron fue realizar el juicio bajo la modalidad de “videoconferencia”.
“Alto riesgo”
La Dra. Vella fue la primera en expedirse al consideró “imprudente” el traslado solicitado por el Ministerio Público Fiscal, a pesar de las advertencias formuladas por los responsables de la custodia. La misma tesitura mantuvieron los vocales Lauría y Escobar Cello, por lo que el 25 de julio último el TOF resolvió conceder la posibilidad de realizar el juicio con los imputados a distancia.
La medida generó la inmediata reacción del fiscal General Martín Suárez Faisal, para quien “resulta de suma importancia la presencia de los imputados en la sala”, y por ello interpuso un recurso de reposición que todavía no está resuelto. “La declaración de impotencia estatal que implica sostener que los encargados de la seguridad de una república no puedan hacerse cargo del traslado de tres presos de un lugar a otro del país para llevar adelante su juzgamiento, no puede aceptarse ligeramente en una democracia robusta”, argumentó.
La fecha original del debate era el 6 de agosto, es decir, el lunes de esta semana, pero se postergó a causa de que los hermanos Lanatta se quedaron sin defensa de modo inesperado. Según la programación, serán tres días de testimoniales, durante los cuales el tribunal escuchará a los 40 testigos citados, en su mayoría personal de Gendarmería que intervino en el procedimiento, pero también víctimas y vecinos de Santa Fe y zona de la costa, donde finalmente fueron capturados entre el 9 y el 11 de enero.
Tres juicios
Los tres condenados por el triple crimen de Sabastián Forza (34), Damián Ferrón (37) y Leopoldo Bina (35), cuyos cuerpos fueron hallados en agosto de 2008 en General Rodríguez, deberán enfrentar otros dos juicios orales, además del ya fijado por el TOF de Santa Fe. Uno será en la provincial de Buenos Aires, por la fuga del penal de General Alvear, donde estaban alojados el 28 de diciembre de 2015. El otro será nuevamente en territorio santafesino, pero ésta vez bajo la órbita de la Justicia ordinaria.
En el juicio que se avecina, los sicarios de la “causa efedrina”, fueron procesados el 8 de agosto de 2016 por el juez Federal N° 1, Reinaldo Rodríguez, quien les atribuyó los delitos de “robo perpetrado con arma de fuego y en lugar despoblado”; “daños a bienes de uso público del Estado Nacional”; y “atentado y resistencia a la autoridad, agravado por el uso de armas y por poner manos en la autoridad” en concurso real. Además, endilgó a Martín Lanatta la autoría de “homicidio en grado de tentativa, doblemente agravado por haberse perpetrado para procurar la impunidad y contra un miembro de las fuerzas de seguridad pública”. El 30 de junio de 2017 el fiscal federal Claudio Kishimoto firmó el requerimiento de elevación a juicio.
El enfrentamiento
En total fueron cuatro o cinco horas en las que los prófugos cometieron los delitos por los que serán juzgados.
Para los santafesinos, la historia comenzó el 7 de enero de 2016, cuando las autoridades federales locales tomaron conocimiento de que los prófugos del penal de General Alvear estaban en zona rural de San Carlos
Esa madrugada, Gendarmería allanó tres taperas donde podrían estar los evadidos, pero no acertaron con las coordenadas y le dieron tiempo a los buscados para escabullirse entre los sembradíos, amparados por la penumbra.
Con las primeras luces del alba, un móvil de Gendarmería que había quedado en solitario, advirtió la presencia de tres sujetos que caminaban a campo traviesa. Se produjo un enfrentamiento en el que uno de los dos gendarmes que actuaron resultó herido y los bandidos se escaparon con el utilitario Citroën Berlingo, los pertrechos y las armas de los funcionarios de la Uesprojud “Rosario”.
Según el relato histórico, el primer enfrentamiento ocurrió a las 6.30 de la mañana; en la fuga protagonizaron otro choque a tiros con un móvil de Gendarmería, donde el utilitario fue dañado y abandonado en zona de campo a las 10.50 del mismo día. Lo que sigue a partir de ese momento será materia de debate en la justicia provincial.
“Nos habían ordenado no disparar”
El comandante José María Valdez recibió un balazo de FAL en su brazo derecho cuando cara a cara con Martín Lanatta y rodeado por su hermano Cristian y Víctor Schillaci, optó por desarmar su posición de tiro y bajar el arma. “Para que yo pueda tener un tiro efectivo necesitaba estar a una distancia de cómo máximo 15 metros, a lo que se sumaba que su poder de fuego era muy superior y que nos habían ordenado no dispararles”, recordó el gendarme en declaración testimonial que consta en la causa.
Su compañero, el suboficial principal Roberto Encina, ya había sido alcanzado y reducido por los otros dos bandidos, por lo que la decisión de evitar un enfrentamiento armado es la que seguramente le conservó la vida y el 21 de agosto le permitirá volver a encontrarse con su atacante.
Los gendarmes habían quedado retrasados en una labor de rastrillaje en retirada. Así fue que a las 6.30 del 7 de enero advirtieron la presencia de los tres hombres en medio de un sojal. Le dieron la voz de alto, pero los tres hombres de a pie también se presentaron como personal de policía. Se acercaban, se medían, se apuntaban los unos a los otros hasta que la superioridad numérica, sumado a la potencia de las armas que llevaban los prófugos -un FAL, una pistola ametralladora 9 mm y un arma larga Colt M4- hicieron vanos cualquier acto de heroísmo.
En su huida se enfrentaron con cinco gendarmes que iban en un camioneta VW Amarok, que al intentar darle alcance a los prófugos, fueron atacados a tiros obligándolos a abandonar la persecución.
De San Carlos a Cayastá
Por la causa que se lleva adelante en la justicia provincial, el fiscal del Ministerio Público de la Acusación, Estanislao Giavedoni, adelantó que pedirá penas de 15 años para el trío que finalmente fue atrapado en el pueblo costero de Cayastá, en el departamento Garay.
El 31 de mayo de 2016 se realizó en el penal de Ezeiza la audiencia imputativa, en la que se les atribuyó el robo de una camioneta VW Amarok propiedad del laboratorio Bayer y la privación de la libertad de su conductor, un ingeniero agrónomo de la firma, el cual fue sorprendido el 7 de enero de 2016 en zona rural mientras realizaba un control a campo.
Con ese vehículo, el trío que acababa de ser descubierto por Gendarmería, logró llegar hasta Santa Fe, donde mantuvo cautivo al ingeniero durante más de 24 horas, en pleno centro de la ciudad.
Luego aprovecharon un momento de distracción de sus perseguidores y escaparon rumbo a la costa por la Ruta 1, hasta que fueron nuevamente advertidos y comenzaron a quedar cercados.
Protagonizaron un vuelco con la Amarok en cercanías de la localidad de Campo del Medio, donde bajo amenaza de muerte robaron otra camioneta el 9 de enero, esta vez una Toyota Hilux de un productor rural.
Esa mañana Martín Lanatta se entregó en un campo cerca de Cayastá, mientras que sus cómplices fueron descubiertos el 11 de enero dentro del molino arrocero Spaletti, donde se presume que mantuvieron cautivo a un empleado, hasta que finalmente se entregaron.
En cuanto a la calificación legal, encuadraría dentro de las figuras de “privación ilegítima de la libertad calificada”, “robo calificado por ser cometido en banda y en poblado y con la utilización de arma de fuego” y “tenencia de arma de fuego de guerra”.