Las cámaras de videovigilancia de la Cárcel de Coronda, sumado al testimonio de algunos internos y guardias del penal, permitieron esclarecer el homicidio ocurrido el pasado 11 de mayo, en el interior de una celda del pabellón 7 de los Evangelistas.
El muerto y su agresor habían protagonizado una pelea previa, a raíz de que el primero se propasó con la novia del segundo en una visita.
Las cámaras de videovigilancia de la Cárcel de Coronda, sumado al testimonio de algunos internos y guardias del penal, permitieron esclarecer el homicidio ocurrido el pasado 11 de mayo, en el interior de una celda del pabellón 7 de los Evangelistas.
Aunque no se registró el momento preciso del ataque mortal, se advierte en las imágenes el ingreso de Lucas Ezequiel Amarillo (21) a una celda de otro interno. Con movimientos ampulosos de brazos, el reo se dirige hacia el dormitorio de otro interno, identificado como Facundo Martín Fernández (22), con el cual habría protagonizado un cruce verbal un día antes.
Los dos estaban alojados en la Unidad Penal Nº 1 por haber cometido el delito de homicidio. Y mientras Amarillo purgaba una condena a 25 años por un hecho ocurrido en la ciudad de Rafaela; Fernández se encontraba cerca de cumplir la suya de 5 años por un homicidio atenuado por el exceso en la legítima defensa.
Imágenes sensibles
Fuentes del caso señalaron que el motivo que derivó en la reyerta se produjo horas antes, durante el horario de visita, cuando Amarillo intentó propasarse con una mujer que es pareja de Fernández. Hubo un cruce verbal previo, pero ambos se comprometieron ante los referentes del pabellón en resolverlo a través del diálogo.
Sin embargo, ese miércoles a las once de la noche ocurrió un hecho inesperado. Y si bien se desconoce por qué Amarillo entró en la celda del sujeto con el que estaba enemistado, no hizo más que ir directo a una muerte segura, porque allí dentro lo esperaba Fernández, con una chuza de gran tamaño, listo para apuñalarlo.
Casi que no hubo pelea, apenas un intento de frenar el filo del arma blanca que dejó marcas en las manos de Amarillo, antes de incrustarse en el tórax y perforarle el corazón. Un testigo ocasional que se encontraba dentro de la misma celda salió disparado en busca de auxilio y detrás suyo, tambaleando, se lo ve salir al herido, que cayó a unos pocos metros, tras intentar cruzar el patio del pabellón.
El agresor aprovechó el momento de desconcierto para buscar refugio en la jaula de la entrada, y de esa manera quedar fuera del alcance de los otros presos, que lo querían linchar por haber quebrado una de las principales leyes del lugar basada en la ausencia de conflictos graves dentro del pabellón de los evangelistas.
Con el arma homicida secuestrada en las inmediaciones -una faca de 21 cm de largo- y las testimoniales que se fueron reuniendo durante los días subsiguientes, el fiscal de Coronda, Marcelo Nessier, solicitó la detención del preso Fernández y este jueves lo imputó por el delito de "homicidio simple", en una audiencia que estuvo dirigida por la jueza Sandra Valenti.
Aunque pareciera un sin sentido, el pedido de la cautelar se debe a que Fernández está purgando una condena de 5 años que vence el año que viene, es decir que de no pedirse la preventiva por el homicidio, el año que viene saldría en libertad por la causa en la cual se encuentra condenado.
Es decir que de esta manera se pretende "evitar que acceda a beneficios propios del tramo final de la pena que viene cumpliendo", indicaron desde la Oficina de Prensa del Ministerio Público de la Acusación (MPA).
En cuanto al tratamiento de la media cautelar, estaba prevista para este viernes, pero se reprogramó para el sábado 28 de mayo, en horario a definir por la Oficina de Gestión Judicial (OGJ), indicaron fuentes tribunalicias.