Viernes 5.3.2021
/Última actualización 17:28
La ola de inseguridad que se padece en todos los ámbitos territoriales, no sólo afecta las posesiones personales de la ciudadanía, sino que también complica el normal desarrollo de las actividades de los gobiernos hasta en las funciones más básicas, como poder cumplir con los servicios esenciales. Un ejemplo de ello es lo que ocurre en Santo Tomé, como consecuencia de los reiterados robos que sufren los dos obradores de la ciudad, principalmente el N° 1. En el espacio de trabajo más grande del distrito -ubicado sobre las calles Sarmiento y Martín Zapata, detrás del Cementerio Municipal, en el noroeste de la localidad-, se vienen produciendo numerosas entraderas y la sustracción de elementos vitales para las tareas cotidianas que se emprenden. En el último mes fueron 3 veces. Así lo confirmó a El Litoral Ricardo Méndez, secretario de Servicios Públicos del municipio local, quien manifestó su preocupación por lo sucedido puesto que complica todo lo planificado en estas épocas complejas.
"Hace un tiempo hemos repuesto el cerco más grande que tenemos debido a la inseguridad que sufrimos. Antes los hechos se daban principalmente en horas de la noche y la madrugada, pero ahora es en cualquier momento del día. Entran y se llevan materiales de trabajo como perfiles, también motores, herramientas y otros equipos que son fundamentales para el desarrollo de las acciones de los operarios", describió el nombrado funcionario. Para prevenir el actuar delictivo se colocaron barreras laser, de manera tal de controlar si entra alguien que no lo debe hacer. También reforzaron la seguridad con alambres y púas, complementado con vigilancia permanente de guardias y cámaras. Sin embargo, a veces parece que todo esto no alcanza. "La verdad que esto nos molesta mucho porque nos impide trabajar, lo que realmente nos duele porque es dinero de los contribuyentes que lamentablemente hay que invertir para poder reponer lo robado", acotó Méndez.
Gentileza Carlos Clemente, Presidente F.I.D.R.Indudablemente la situación de inseguridad y los robos permanentes de los elementos de trabajo, complica la normal prestación de los servicios, la que también se ve afectada por la reducción del personal como consecuencia del coronavirus. "Los robos muchas veces nos impiden seguir trabajando con los cronogramas que teníamos previstos, porque te sacan una determinada herramienta que se requiere para un trabajo específico y hay que volver a comprarla y hacer toda una gestión, lo que termina demorando la labor", indicó el secretario. En este marco, el covid también hace de las suyas. Actualmente hay una merma del personal de obradores de entre el 25 y el 30 por ciento que no asiste por ser factores de riesgo, ya sea por la edad o por poseer enfermedades de base. Ese déficit provoca que haya que contratar gente nueva para hacer lo básico.
"Por ejemplo tuvimos que sumar 6 nuevos desmalezadores porque no teníamos gente, ya que nuestros muchachos están en sus casas por cuestiones médicas relacionadas a la pandemia. Esto se da en un momento crítico de las malezas, y no podemos relajarnos en el tema. A este mix de dificultades se le suma que estamos en épocas de vacaciones de los trabajadores, por lo que se juntan muchas cosas", enumeró Ricardo Méndez. Este contexto también incide en la recolección de residuos. En vez de desarrollar los dos recorridos programados habitualmente, se dividieron en cuatro para poder abarcar toda la ciudad. "Tratamos de racionalizar el uso del personal que tenemos porque no está completo el plantel de personas que necesariamente debemos tener todos los días", cerró.