Uno de los oficios que subsiste a los constantes avances tecnológicos vinculados a la música es el de lutier. Un artesano que con sus herramientas repara, pero también crea y construye instrumentos de cuerda.
Una serie de entrevistas con quienes sobresalen por talento, por experiencia, por unicidad. En esta entrega, un experto en instrumentos.
Uno de los oficios que subsiste a los constantes avances tecnológicos vinculados a la música es el de lutier. Un artesano que con sus herramientas repara, pero también crea y construye instrumentos de cuerda.
La palabra viene del francés y significa nada menos que al arte de construir instrumentos de cuerda. Pese a ese origen, en Argentina se extendió el uso de este término a todo constructor de instrumentos musicales, sean idiófonos, membranófonos, cordófonos o aerófonos.
En Santa Fe no son muchos quienes realizan estas tareas. El Litoral encontró a uno de ellos. Se trata de Gustavo Rotger, quien abrió las puertas de su taller y contó detalles de su profesión. Entre guitarras, bajos y herramientas de todo tipo y tamaño se desarrolló la entrevista, que buscó desentrañar los gajes de este oficio.
—¿Cómo fueron tus inicios?
— Ya de pibe, tocaba el bajo y siempre me interesó desarmarlo, probar una cosa y otra. Conocí a Serafín Acosta, un lutier y ebanista que me enseñó el oficio. Él más que nada se dedicaba a las guitarras clásicas. A partir de ahí empecé a hacer mi primer instrumento que fue un bajo.
—¿Por qué lutier?
— A mí lo que me encanta del oficio es ver todos los detalles, lo que tiene la madera más que nada; todo lo que significa el tipo de madera y la sonoridad que brinda. A mí siempre me gustó la cuestión histórica y el tiempo que llevan las cosas.
Hace poco tuve un contrabajo hecho en Santa Fe que tenía más de 100 años. Y uno se pone a investigar porque adentro del instrumento figura el nombre, cuándo se hizo, cómo se fabricó y toda la historia que tiene.
—¿Qué significa ser lutier?
—Creo que es una investigación constante de cómo lograr un determinado sonido y con una determinada estética, porque también es muy importante la parte estética en un instrumento.
—¿Cómo una especie de “médico” de instrumentos?
—Exactamente. O creador, porque también hay mucha gente que se dedica sólo a crear instrumentos. No se da tanto en aparatos clásicos pero sí en, por ejemplo, guitarras eléctricas, que les impregnan diseños y estilos propios.
En otro tramo de la entrevista, Rotger se sumergió en los secretos de la profesión que ejerce desde hace ya mucho tiempo. Comentó algunas de las cuestiones que hacen casi única su labor con los instrumentos que le dan vida a la música.
“Uno siempre trata de adaptarse a lo que quiere el músico, en este caso. Tienen un instrumento, pero lo quieren adaptar a lo que ellos hacen y tocan. Desde el tipo de cuerdas, las alturas, todo es una cuestión de la comodidad del instrumento y lo que quieren transmitir”, dijo.
En ese sentido, el lutier santafesino comentó: “Todos los días te encontrás con cosas distintas y justamente tenés que fabricar las herramientas para poder hacer la reparación, porque por ahí está en un lugar muy complicado. Por ejemplo en una guitarra ocurre a veces que hay que trabajar del lado de adentro y son lugares chicos, donde no entran las manos”.
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