Domingo 30.7.2023
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A pesar de su cortísima vida (falleció a los 34 años) Carlos Norberto Filevich desarrolló una obra variada y notable, que todavía pervive. Nacido en Córdoba, puntualmente en Santa María en el año 1929, se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, que todavía sigue en pie en la provincia mediterránea.
Se dedicó a la ilustración de libros para distintas editoriales, pero lo que le garantizó un pasaje a la posteridad fue su temprano vínculo con la disciplina del grabado, que atravesó distintas etapas.
Foto: Arte de la ArgentinaAl principio, el grabado de este artista se valió de los recursos académicos, esgrimidos según la mirada de Jorge Taverna Irigoyen en un artículo publicado en El Litoral en 1978 “con una incisión dúctil y de a ratos preciosista en el detalle”. Al poco tiempo se desprende de esta tendencia y comienza a trabajar el taco xilográfico con realces que, de a ratos, recuerdan noblemente las técnicas post renacentistas
Hacia 1955, el artista orienta se mueve hacia una forma de captación más subjetiva del motivo. Y entra entonces en el período que Taverna describe como fundamental: el que podría denominarse de los hilos, “dada la característica de finísimos filamentos que van enlazando las figuras, las nubes, el paisaje todo, y en el cual la síntesis abarca las formas sustantivas de cada composición”.
Foto: Arte de la ArgentinaCora Dukelsky de Cúneo y Nancy Tascherio de Zanet, en una publicación dedicada a la obra de Filevich señalan que “los juegos de luz y sombra y las diferentes tramas modelan las figuras logrando una sensación de volumen difícil de conseguir con los recursos habituales del grabado en relieve, pero que será una de las características del arte de Filevich hasta 1957”.
“La preocupación humanística de Filevich es otra de sus constantes. La figura humana está siempre presente. En esta primera etapa es la gente común en un marco de paisaje suburbano con casas y fábricas o en escenas costeras. En su iconografía encontramos también ángeles, instrumentos musicales y diversos animales, especialmente aves”, agregan.
Foto: Arte de la Argentina“En 1950 se produce un marcado cambio en su estilo. Seguramente impactado por obras de Picasso, analiza y descompone las figuras en múltiples planos. En Mujer y árbol el facetamiento de los volúmenes le permite experimentar variados motivos decorativos que dinamizan la composición”, añaden.
En el artículo “Precisiones sobre el arte generativo”, publicado en Página 12 en el año 2018, Cristina Rossi hace referencia a una exposición de Eduardo Mac Entyre. En uno de sus párrafos se refiere al artista del que nos ocupamos en estas líneas. “En este espacio se encuentran las pinturas abstractas de carácter libre realizadas en el período en el que participó en el Grupo Joven, liderado por Víctor Magariños D., donde compartía ideas con Miguel Ángel Vidal, Alfredo Carracedo, Leopoldo Torre Nilsson, José Arcuri, Carlos Filevich y Rodolfo Bardi, entre muchos otros”, indica Rossi.
"La calle". Foto: Colección Museo SívoriCabe agregar que Filevich obtuvo primeros premios de los salones oficiales en los que alcanzó a participar, expuso individualmente en diversos centros del país, en Brasil, México y Japón y también ejerció la docencia.
Muestra póstuma en Santa Fe
En la edición de diario El Litoral correspondiente al lunes 28 de agosto de 1978, constan los detalles de una exposición que se abrió en la ciudad de Santa Fe, concretamente en el Museo Municipal de Artes Visuales compuesta por obras de Carlos Filevich y realizada en su homenaje. Para la concreción de la propuesta, el museo recibió la colaboración de la Sociedad Hebraica Argentina, representada en el acto inaugural por Moisés Nusimovich, quien tuvo a su cargo una visita guiada.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañeda“Carlos Filevich fue un grabador excepcional. Un clásico en el más puro sentido de la palabra. Un maestro en su verdadera expresión. Primero, por su infrecuente capacidad de oficio, quien pareciera que se habría propuesto dificultades de realización para superarlas magistralmente, y un maestro que en su corta vida también tuvo tiempo para dedicarse a la docencia, a la que se entregó sin descanso y poniendo lo mejor de sí a un alumnado que lo recuerda con un cariño entrañable”, expresó el mencionado referente según indica la crónica del vespertino.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital CastañedaUna semana más tarde, el lunes 4 de septiembre de 1978, El Litoral publicó el artículo firmado por Jorge Taverna Irigoyen citado anteriormente que analiza la obra de Filevich con base en lo expuesto en el Museo Municipal. “Sobre la fecundidad de su paso por el grabado argentino, interesa aquí recalcar los personalísimos perfiles que supo imprimir a su quehacer, destacándolo a partir de la década del cincuenta como uno de los más talentosos valores jóvenes nacionales”, expresa.
GentilezaTras indagar en cada uno de sus períodos, Taverna resulta contundente en su definición: “su desaparición tronchó así una avasallante capacidad creadora”. Cabe cerrar esta breve evocación del grabador, marcando que algunos años antes de la muestra, en 1971, fue instituido el Premio Bienal Carlos Filevich en el Club de la Estampa.