El año de las distorsiones: la mano presente del Estado
Para la agroindustria, 2023 será recordado como el período de mayor intervención oficial en los mercados. El "Dólar Soja" y el Dólar Maíz", fueron manotazos para una gestión que emparchó más de lo que gestionó.
El año de las distorsiones: la mano presente del Estado
A la hora de los balances, podríamos decir sin temor a equivocarnos que en 2023 la única certeza para el campo fue la incertidumbre. El tercer año de sequía consecutiva llevó a los chacareros y a las empresas agropecuarias a límites humanos, productivos y de gestión nunca antes vistos.
Nuestra provincia en particular, padeció la mortandad de hacienda y la drástica caída en la productividad de la cosecha, sumado a un gobierno que intentó compensar este impacto, aunque nunca estuvo a la altura.
Además, el sector debió transitar el clímax de un sistema intervencionista que elevó la participación del Estado en los mercados de manera inédita, provocando efectos inmediatos en todas las cadenas agroindustriales.
Si a priori destacamos que durante el 70% del año calendario existió un tipo de cambio diferencial para el agro, cualquier desprevenido podría concluir que el sector gozó de un beneficio fiscal importante. De hecho, en 2023 tuvieron vigencia siete regímenes cambiarios para el agro, aunque tuvieron un impacto más recaudatorio que productivo.
Es que por un lado, si bien resultó un incentivo para que los productores liquiden su mercadería, elevó el precio del poroto de soja y del grano de maíz, lo que causó quebrantos inmediatos en los sistemas que agregan valor a los granos, como la avicultura, la actividad porcina, le feed lot y la lechería.
Control total
"De los 365 días que marca el año calendario 2023, en 238 (el 70%) existió un tipo de cambio diferencial para el agro", confirma un trabajo de la Bolsa de Comercio de Rosario que lleva la firma de Natalia Marín y Emilce Terré.
Los "Programas Incremento Exportador (PIE)" tuvieron su debut en septiembre del año 2022 mediante el Decreto 576/2022 y desde ese entonces se convirtieron en un mecanismo recurrente ante la necesidad de fortalecer la acumulación de reservas del BCRA.
"Al PIE I de septiembre 2022 le siguieron el II, el III, el IV y el V y, luego de ello, el Decreto 549/2023 estableció un "Dólar Exportador" que comprendía un esquema de liquidación de divisas para todos los productos con Nomenclatura Común del Mercosur y algunos servicios", sostienen.
Este mismo fue a continuación prorrogado y recientemente reinstaurado, aunque cada uno con sus condiciones diferenciales. En efecto, el último tipo de cambio diferencial se dispuso el pasado miércoles 13 de diciembre con el Decreto de Necesidad y Urgencia 28/2023 del flamante gobierno, definiendo un nuevo esquema de liquidación: 80% al valor oficial del dólar por el mercado de cambios y 20% al "contado con liqui".
Si bien cada programa se diferenció del anterior en términos de alcance y tipo de régimen (los primeros establecían un tipo de cambio fijo más alto que el oficial, en tanto que desde septiembre de 2023 en adelante el esquema pasaba a ser variable según la cotización del dólar); sus resultados y alcance fueron diferentes.
La Bolsa de Rosario destaca en su informe que los primeros tres fueron en su puntapié inicial los más exitosos en términos de bajar la brecha entre el tipo de cambio al cual se liquidan las exportaciones agrícolas y el tipo de cambio CCL. "Aún así, el piso fue, a valores actuales, 173,3 pesos por cada dólar exportado. A la inversa, el punto máximo de la brecha se tocó previo a las elecciones generales del último mes de octubre, cuando las exportaciones agroindustriales se liquidaban a un tipo de cambio 670,3 pesos por dólar, inferior al tipo de cambio financiero, siempre actualizado de acuerdo con el coeficiente de estabilización de referencia, o CER".
Cara y ceca del incentivo
Según la entidad, la operatoria en este año es la más baja de los últimos 5 años (aún menor a la operatoria del año 2018), que fue otra campaña signada por una fuerte sequía. "Sin embargo, por primera vez, el gran driver de la comercialización de granos en Argentina no fue la estacionalidad de la cosecha sino la vigencia de los programas exportadores", admiten.
En números, el total comercializado en contratos de soja acumuló 17,5 Mt en 2023, de las cuales el 62% corresponden a contratos realizados bajo la vigencia de algún Programa Exportador.
En el caso del maíz, el segundo complejo exportador agro más importante del país, el complejo fue incluido en la cuarta instancia del Programa de Incremento Exportador, y luego en el régimen Dólar exportador y su respectiva prórroga. Del total comercializado en contratos de maíz durante todo el año, independientemente de la campaña, 40% se realizó bajo algún programa exportador.
Hasta la fecha, el total anotado de ventas al exterior de todos aquellos productos que requieren Declaración Jurada de Ventas al Exterior es igual a 52,37 Mt, el más bajo registrado desde el año 2013, como consecuencia directa de la severa sequía que sufrió Argentina en la campaña 2022/23. De este volumen, al menos la mitad de las toneladas registradas para cada complejo se realizaron bajo la vigencia de algún tipo de cambio diferencial.
Evidentemente, si bien fue una estrategia dinamizadora de los mercados en plena seca, ese afán de conseguir divisas y recursos fiscales a la brevedad no hizo más que desnaturalizar los mercados, perdiendo competencia y transparencia. "Esto pasa con medidas cortoplacistas y electoralistas, que no resuelven los problemas de fondo de la Argentina, perdiéndose la oportunidad de comenzar a caminar hacia la unificación del dólar que es lo que necesitamos para iniciar un sendero hacia un plan de estabilización de nuestra economía", precisó el economista Ernesto Ambrosetti.
Si a priori destacamos que durante el 70% del año calendario existió un tipo de cambio diferencial para el agro, cualquier desprevenido podría concluir que el sector gozó de un beneficio fiscal importante. De hecho, en 2023 tuvieron vigencia siete regímenes cambiarios para el agro, aunque tuvieron un impacto más recaudatorio que productivo.
La operatoria en este año es la más baja de los últimos 5 años (aún menor a la operatoria del año 2018), que fue otra campaña signada por una fuerte sequía. "Sin embargo, por primera vez, el gran driver de la comercialización de granos en Argentina no fue la estacionalidad de la cosecha sino la vigencia de los programas exportadores", admiten.