Una política de gasto público más consistente con la "tablita cambiaria" sería imprescindible para reducir el "rebelde" nivel de inflación, señaló hoy un informe de la Fundación Mediterránea.
La entidad advierte que con niveles de precios al 4% a pesar de la tasa de devaluación frenada. Reclama compromisos firmes para reducir el déficit fiscal.
Una política de gasto público más consistente con la "tablita cambiaria" sería imprescindible para reducir el "rebelde" nivel de inflación, señaló hoy un informe de la Fundación Mediterránea.
Según la entidad, todo indica que la inflación de marzo seguirá en el andarivel del 4 % mensual en el que se instaló desde octubre, pese a que, desde principios de febrero, comenzó a frenarse la tasa de devaluación, tanto que para este abril el dólar en el mercado oficial subiría 1,5 pesos, sólo el 1,63 % mensual.
"Se trata de un plan antiinflacionario de ´bajo perfil´, que no ha provisto horizonte acerca de la política fiscal y monetaria de próximos trimestres, ni balizas nítidas para la población en general, cuyas expectativas de inflación están en el 46,3 % anual", evaluó el reporte.
Para la Fundación Mediterránea, la "rebeldía" de la inflación en parte se explica por noticias positivas, ya que el Banco Central está emitiendo más pesos para comprar dólares en el mercado oficial y hay una liquidación de cosecha que apunta a generar un superávit comercial promedio de 1,6 mil millones de dólares/mes entre marzo y agosto.
Además, destacó que los indicadores de nivel de actividad comienzan a mostrar un rebote más intenso, caso de la recaudación de impuestos asociados al mercado interno, que registró un fuerte incremento de 14,9 % interanual en marzo, pasando a terreno positivo en la comparación con marzo de 2019.
"El Gobierno podría hacer más para encauzar la tasa de inflación de aquí en más, pero tendría que comprometerse políticamente en la contención del gasto público", consideró la entidad.
Y recordó que en 2020, la inflación fue de 36 %, pese a que hubo una emisión de pesos por el 95 % del stock de la base monetaria de fin de 2019.
"Es posible que, por ese antecedente, el Gobierno no perciba la necesidad de asumir compromisos firmes de reducción del déficit fiscal en 2021. Pero las condiciones de 2020 son irrepetibles", evaluó.
También indicó que en 2020 hubo fuerte demanda de pesos, porque a fin de 2019 la economía estaba desmonetizada y porque la pandemia llevó a que la gente mantuviera más efectivo en el bolsillo de lo habitual.
A esto se agregó la implementación del cepo, que dejó a los tenedores de pesos sin opciones para dolarizarse. De cara a 2021, y si no se recorta lo suficiente el déficit fiscal, la Fundación Mediterránea consideró que el endeudamiento del Banco Central (Leliq y pases) "se acercará a límites riesgosos, tanto medido en relación a la base monetaria como a los depósitos bancarios, en un contexto de preocupante acortamiento de los plazos de la operatoria financiera".
"Por lo tanto, una política de gasto público más consistente con la tablita cambiaria sería imprescindible, no sólo para encauzar la inflación, sino también para evitar la acumulación de desequilibrios que, tarde o temprano, habrán de pasar factura a la macro", enfatizó la entidad.