Sábado 23.9.2023
/Última actualización 14:23
Roald Dahl, fallecido en 1990, creó una obra de tal potencia creativa, que su gravitación en la cultura popular es difícil de medir. El arrollador éxito que tuvo en la porteña calle Corrientes la versión argentina del musical “Matilda”, que está inspirado en una obra de Dahl, puede servir como punto de referencia. Relegar sus textos a la categoría reduccionista de “literatura infantil” impide ver la dimensión completa de un escritor que en verdad dejó una huella tan profunda como interesante en la producción cultural del siglo XX.
GentilezaLos libros de este autor británico son como un postre dulce y liviano, en absoluto empalagoso: ni bien se los empieza, las ganas de seguir son irrefrenables. La mezcla de historias imaginativas, personajes entrañables, escenarios donde lo cotidiano y lo increíble conviven con naturalidad (“Charlie y la fábrica de chocolate” y “Las brujas” son ejemplos) y toques de humor negro de tono inequívocamente british, permite que sus narraciones sean amadas por generaciones de lectores.
NetflixPero, sobre todo, lo que hace que Dahl siga vigente son los temas universales que se pueden entrever detrás de las capas de extravagancia y fantasía de sus tramas. La justicia, la empatía, la valentía, la generosidad y el altruismo sobrevuelan en sus obras. También sus personajes, que son interesantes y movilizadores en la medida en que, al igual que los huérfanos de Lemony Snicket, no suelen tener más que el ingenio y las convicciones como instrumento para enfrentar el mal.
Dentro de la profusa bibliografía de Dahl figura un cuento titulado “The Wonderful Story of Henry Sugar”, conocido comúnmente como “Henry Sugar”, que se centra en un hombre de 41 años que -en palabras del propio autor- “era rico porque había tenido un padre rico que ya había muerto y era soltero porque era demasiado egoísta para compartir su dinero con una esposa” y hace un descubrimiento excepcional: un libro sobre un yogui indio que es capaz de ver sin utilizar sus ojos.
A partir de allí, Sugar inicia un viaje (como suele decirse, interno y externo) para aprender la técnica. El relato describe el arco de transformación de este “héroe”, hasta que deriva su habilidad hacia fines altruistas. El cuento mezcla un tema mágico y sobrenatural (la habilidad del yogui) con el autodescubrimiento y la transformación de Sugar, quien primero utiliza lo que aprende para ganar dinero en apuestas, pero después lo reconduce para ayudar a los demás.
El relato condensa los condimentos principales de la literatura de Dahl, con personajes cautivantes, giros inesperados y momentos emocionantes. Tal vez por eso un cineasta como Wes Anderson, también preocupado por indagar las distintas capas de sus personajes, a menudo extravagantes, las tramas creativas y los ambientes exóticos, haya decidido utilizar este cuento como punto de partida para rodar un cortometraje que se estrenará en Netflix el próximo 27 septiembre.
NetflixEn esta adaptación, los personajes están interpretados por actores de primera línea como Benedict Cumberbatch, Ralph Fiennes, Dev Patel y Ben Kingsley. El director de fotografía es Robert D. Yeoman, quien acompañó a Wes Anderson en varios de sus trabajos desarrollados en las últimas dos décadas. De modo que la combinación de talentos da lugar a una expectativa favorable. Aunque es necesario también algo de esfuerzo por parte del espectador. Es que, como afirmó el propio Dahl, “el que no cree en la magia nunca la encontrará”.