Jueves 2.1.2020
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Hace diez años moría Sandro, uno de los máximos ídolos de la canción popular argentina y latinoamericana, pionero del rock and roll en castellano en sus primeros años y, una vez consolidado como artista, pilar fundamental de la balada romántica en la región.
El 4 de enero de 2010, a los 64 años, el artista no logró superar una infección que contrajo en una internacion, tras haber sido sometido semanas antes a un doble trasplante de corazón y pulmón, en la provincia de Mendoza, última alternativa a los años de padecimiento por un enfisema pulmonar.
Con éxitos como “Rosa Rosa”, “Dame el fuego de tu amor”, “Tengo”, “Quiero llenarme de tí”, “Porque yo te amo”, “Penumbras”, “Trigal” y “Una muchacha y una guitarra”, entre tantas otras, Roberto Sánchez, tal su nombre real, sobresalió como autor entre los artistas de su género y como intérprete, con su perfecta mezcla de sensualidad y sencillez, alimentada con su imagen de “muchacho de barrio”.
En el plano musical, supo asociarse con letristas como Oscar Anderle y arregladores como Jorge López Ruiz y Oscar Cardozo Ocampo, entre otros, quienes le dieron un toque distintivo a sus baladas románticas.
Como intérprete, la historia de Sandro puede dividirse entre sus inicios rockeros, junto al grupo Los de Fuego, con frenéticos bailes y traducciones a un español castizo de los primeros clásicos mundiales del género, lo que le valió el apodo de “Elvis criollo”; y su consagración total como cantante romántico, con sus jadeantes fraseos y sus sugestivas miradas.
Tal como marcaba la moda imperante de finales de los '60 y de los '70, en la que los artistas populares protagonizaban películas como forma de promocionar sus discos, encabezó alrededor de unas 15 producciones, entre las que destacan “Gitano”, apodo que lo acompañó por el resto de su carrera; “Operación Rosa Rosa”, “Subí que te llevo”, “Muchacho”, “Quiero llenarme de ti” y “Embrujo de amor”, entre otras.
Más allá de su enorme popularidad y del cariño que le manifestaron a lo largo de su historia sus fieles seguidoras, a las que se las conoce con el nombre de “Las nenas”, Sandro mantuvo en estricta reserva todos los acontecimientos de su vida privada.
En tal sentido, un gran misterio rodeaba a su casa de Banfield, sitio de reunión obligada de sus fans cada 19 de agosto, día de su cumpleaños, cuyos muros resultaban infranqueables para la prensa.
Incluso, recién luego de su matrimonio legal en 2007, tuvo más exposición pública su única esposa Olga Garaventa, con la que mantuvo una relación de muchos años.
Con información de Télam.