El 29 de abril de 2003 un tercio de la ciudad de Santa Fe quedó bajo el agua. En una crecida sin precedentes, el río Salado ingresó por la brecha de una defensa inconclusa y dejó bajo el agua a más de 40 barrios del cordón oeste, afectando a 36.890 viviendas distribuidas en 1.296 manzanas. Esto provocó un éxodo masivo y repentino de más de 150 mil vecinos que en pocas horas debieron escapar del agua, abandonando sus hogares y refugiándose en escuelas y otras instituciones del resto de la ciudad a donde no había llegado el agua. Una tragedia.


La marca del Salado quedó para siempre sobre la ciudad de Santa Fe. Transcurrieron 20 años. La memoria del agua sigue presente.

Defensas, desagües y evacuación: ¿la ciudad de Santa Fe está preparada para otra emergencia?


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La experiencia de equilibrar empatía y responsabilidad en la cobertura periodística


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“Cada 29 de abril agradecemos estar vivos”


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