Por María del Carmen Villaverde de Nessier
El mundo sin fin de las palabras
Por María del Carmen Villaverde de Nessier
En general todos sembramos semillas de palabras en el surco de la vida, con trabajos, entregas y esperanzas que agrandan los deseos de hacer desde lo creado o recreado. En mis andanzas aquí cerca y no tan cerca, pude encontrar tierra fértil necesaria para ir haciendo realidad las buenas cosechas. Seguro que juntos, desde todos los ángulos del vivir, se irá logrando en cada distancia de la vida, esa real y sentida palabra justa "mamada" en la familia, en lo cercano. Y se nos hará realidad la historia del libro de las palabras; del libro compañero para crecer y dialogar; el libro de todos los formatos de antes y de hoy.
En esos Libros de la Vida, siempre estará el amor de la familia desde la mamá; del adulto que le dio la vida. Desde allí la palabra tuvo su forma en los sonidos primeros del nacimiento: la Lengua Materna. En el sitio que sea, pero estará y con ella hará su entrada triunfal, y esperada nueve meses, al mundo sin fin de las palabras. Así nacerá bien temprano el "Libro Si", el libro de y para todos que nació desde hace más de dos mil años atendiendo a un agudo llamado de comunicación entre los seres humanos.
Les hablo yo que soy un libro… un poco viejo, ya lo sé. Tantos años me han dado toneladas de sabiduría; sabiduría que fui transmitiendo de generación en generación, de familia en familia. Sabiduría que mis amigos, los seres humanos, fueron utilizando para el progreso del mundo, para que todo sea cada vez mejor y más bello, desde la primera lengua aprendida o sea la Lengua Materna. Mis tatarabuelos me formaron por primera vez sobre las piedras que pintaban en la cuevas donde vivían: allí estaba todo, cómo eran, qué hacían con que cosas se rodeaban y que dioses adoraban; exponían lo que habían visto y aprendido allí cerquita.
Mucho tiempo después me hicieron con "planchas de barro" que tallaban y guardaban con cuidado en lugares sagrados para que no se perdiesen, se encontró así el más antiguo cuento de la humanidad: "La historia de Gilgamesh". Claro… ¡De este modo les daba mucho trabajo! Cada historia se dibujaba sobre las tablillas que luego se endurecían y se guardaban unas sobre otras…Ya no fui "Libro Si", sino "Tabla Si", con pocos signos se podían decir muchas cosas, era la primera legua.
Después, mis amigos, los seres humanos, descubrieron que podían escribirme sobre hojas de papiro, una planta que crecía a orillas del Nilo. Pero había que conseguir muchas. Y entonces fui "Papiro Si". Como eran hojas muy largas comenzaron a enrollarlas. Allí contaban todo; todo, lo que iban aprendiendo, cuentos, canciones,… dimes y diretes. No era fácil tener uno de esos rollos en cada casa, estaban en los templos ("La casa de los remedios del alma"), como una primera biblioteca.
Los años pasaron y en la ciudad de Pérgamo me convertí en "Pergamino Si". Mucho después, en el año 1440, un señor llamado Johann Gutenberg, en Maguncia, inventó una máquina llamada imprenta… ¡Y ya fui de papel! ¡Qué bueno! La primera obra que se imprimió fue "La Biblia de los 42 renglones". Enseguida aparecieron muchos hermanos… y nos multiplicamos contando nuestras propias y cercanas narraciones familiares.
La Lengua Madre se iba enriqueciendo con historias de todas clases y lugares. Conmigo se acortaron mucho las distancias, imaginar maravillas, conocer personajes y sitios lejanos y andar de tiempo en tiempo paseando por la historia. Todos me reconocieron y me trasformé, desde cada lengua recién aprendida, en el mejor amigo; me hicieron un lugar en el corazón desde esas lenguas que nos permitió, desde el vamos, entendernos y ponernos en circunstancia social.
La Lengua Materna sigue siendo el núcleo, el insigne motor de los círculos concéntricos de cada comunidad. No nos olvidemos entonces de valorizar esa primera lengua, buscando su activo desarrollo con informaciones y alternativas válidas. Porque muy bien lo advirtió Italo Calvino en un volumen póstumo muy bello y enriquecedor:
"Busquemos abogar desde el comienzo del uso de la palabra por un mundo mejor, desde la primera huella oral y escrita de cada uno (…)"