Domingo 16.6.2024
/Última actualización 10:38
Simón camina por Buenos Aires. Le entra una llamada con código de área 342. “¿Me escuchás bien? Estoy yendo a otra entrevista”, anticipa mientras inicia su excursión desde Céspedes y Álvarez Thomas. Encendido el grabador, le doy play al GPS imaginario. Ahora pregunto yo.
-La última vez que hablamos me contaste que estabas trabajando en “Atlas”. ¿Se terminó transformando en “ZZZ”?
-No jajaja. “Atlas” es otro disco. Estuve dos años grabando y como cuatro componiéndolo antes de ir al estudio. En total fue un proceso de seis años.
Toda esta idea audiovisual que tenía que ver con dibujitos animados y esta historia de ciencia ficción que también cuenta la música, en el camino de grabar el disco, se empezó a tornar muy complejo de realizar [justo después de tirar el verbo al infinito, el viento alborota su voz, pero se llega a oír el cierre] la parte visual. Estaba todo grabado. Ahí surge la idea, capaz, de hacer un disco que funcione como si fuera un puente para poder llegar a “Atlas”. Entonces, agarré “Atlas” me lo guardé en el bolsillo prácticamente y lo tengo en el bolsillo ahora mismo. Está en un SoundCloud con un nombre falopa así nadie lo va a encontrar.
“ZZZ” fue una oportunidad que encontré para poder conectar con esa manera más mía de hacer canciones. Lo que siempre fui. No quiere decir que en “Atlas” no lo era, pero capaz me prendí demasiado en esa fantasía, en esta historia de ciencia ficción y bla.
Y en “ZZZ” elegí hacer un disco más de canciones que te toque fibras, que sea más directo.
Foto: Anita Road-En la conversación de 2022, dijiste: “Ahora tengo ganas de transmitir un mensaje más pensado”. ¿Vino por ahí la cosa?
-100%. “Atlas” es un disco que yo empecé a grabar saliendo de muchos cabos de mi vida: la separación de Perras (on the Beach), venirme a vivir a Buenos Aires, el Covid ni siquiera existía, Astros que es mi hijo tampoco. Todo eso atravesó “Atlas” y mi proceso de cambio, la metamorfosis, medio que la sufría mientras sucedía la grabación.
“ZZZ” lo grabé directamente con los pies sobre la tierra en ese sentido. Ya me desperté de ese sueño. Habla un poco de eso el disco, de la dualidad de estar despierto y soñando, lo bueno y lo malo que tienen las dos cosas, ¿no? Como estar pajareando mientras se te pasa la vida, igual estás tipo soñando y viendo otra cosa que no es la vida como es. O también lo contrario: estar muy acá y olvidarse de soñar.
También fue una búsqueda, la de hacer un disco más tranca, más cancionero. Conecté con mi lado mucho más pop, de hacer canciones más divertidas y capaz no tan explosivas. Siento que antes era más chico y canalizaba más a través de la explosión. Ahora imaginate, con todas las cosas que me pasaron, fui encontrando otros caminos. Este disco representa muy bien el momento en el que estoy literalmente ahora.
-Hay un gesto en los nombres de las canciones que, de tan sencillo, explota en los ojos. Jugás con minúsculas y mayúsculas todo el tiempo. ¿Cómo llegó ese recurso?
-¡Me encanta! ¡Me encanta! ¡Está buenísimo! Ponerle nombre a las canciones es re difícil. Ponerle nombre a algo… te lo digo yo que tengo un hijo. Y creo que también está bueno cuando el nombre se lo pone la situación. Me pasó eso. Lo mismo que me pasó con “Atlas” y, de alguna manera, me pasó con mi proyecto. Imaginate, mi proyecto se llamaba Simón Poxyran. De la nada tuve una oportunidad de decir “Bueno, ¿quién verga soy?”. Ahora de verdad puedo mirarme en el espejo y abrazarme… o escupirme si me tengo que escupir. Enfrentarse literalmente a lo que uno es.
Ahí también encontré mucha fortaleza en lo estético y confié mucho en mi creatividad en todo sentido. En detalles así que capaz parecen re absurdos vos te podés dar cuenta. O alguien que dice “mirá qué loco, la mayúscula, la minúscula” y para mí son cosas re importantes. Ni que hablar en cuanto a los videos o el sonido del disco. Puntualmente, lo de las mayúsculas y las minúsculas es muy obvio y muy literal: hay palabras que quería que se destaquen más (para destacar las palabras que hay dentro de las palabras y las oraciones) y el nombre doppel gangs me gusta leerlo todo en minúscula. Eso es algo más visual.
-Y no sabés si se termina destacando lo que está en mayúsculas o lo que está en minúsculas…
-También cumplen un rol expresivo los emoticones. Canciones como “halloWEED :(” y “en el parque :)” vienen con la reacción adherida.
-¡Mal! ¡Mal! ¡Mal! Sí, no sé… hace bastante que flashé un poco con esto. Yo creo que a muchas cosas no les había dado atención. Cosas que tenían que ver con hacer música, con poner nombres o con qué imagen quiere dar uno de lo que hace (si va a hacer una foto así posando o prefiere inventar un mundo de fantasía). De la nada me cuestioné mucho todas esas cosas.
Yo soy muy esponja también. Me encanta la cultura de samplear, ¿viste? En la música, el cine o una pintura que puedo ver y puede inspirar algo en mí, lo que sea. Hay muchos discos que vi que jugaban con eso.
Four Tet es un productor de electrónica que debe tener casi 50 años. Tiene un proyecto en el que todos los nombres de los temas y, de hecho, el proyecto (⣎⡇ꉺლ༽இ•̛)ྀ◞ ༎ຶ ༽ৣৢ؞ৢ؞ؖ ꉺლ) son emoticones. Ni siquiera lo podés buscar en Spotify porque es imposible que te acuerdes cómo se escribe. Y me flashó eso: pensar si realmente alguien quiere escucharlo va a tener que hacer lo imposible. Obviamente, en mi caso no porque es simplemente una carita feliz o una mayúscula o una minúscula. No cambia mucho en ese sentido. Pero sí me gustó el mensaje que puede estar detrás de lo que está de frente.
“Si tengo que ir al cine, elijo una infantil antes que algo para grandes”, cuenta el músico mendocino sobre una de las dimensiones de “ZZZ”. Foto: Anita Road-¿Qué te dió el sampleo, más que nada de los de dibujitos animados?
-Yo soy muy fan de chiquito de ese mundo. Hasta el día de hoy sigo viendo pelis. Si tengo que ir al cine, elijo una infantil antes que algo para grandes. Me encanta, me encanta. Siento que hay mucha data ahí. En la infancia. Sobre todo en cómo uno, siendo un niño, procesa las cosas. Creo que aprendí mucho del pequeño Simón y en este disco quise rendirle un homenaje a ese niño interior, abrazarlo en lo que le dolió y felicitarlo. Todo. Aceptarlo prácticamente.
Ahí aparecen todos estos munditos de fantasía de las pelis que me marcaron fuerte de niño. Está Peter Pan en “FANTASIA ts10”, la parte que Wendy le dice a Peter que se encontró la sombra y que no se la pueda coser con jabón. Hay una de “El extraño mundo de Jack” que son como Lock, Shock y Barrel en “halloWEED :(”. Son los secuaces de Jack que él manda a buscar a Papá Noel. Y después en “TODO & nada” hay uno de “Nemo en el país de los sueños”. Es una peli que me re inspiró a este disco; la idea central: todo el mundo onírico y bla.
Obviamente, hay samples de cositas rítmicas de algún que otro artista por el mundo que me flashó. Tiene un poco de collage y, obviamente, está todo re pensado. Los audios de las pelis que están ahí están ahí intencionalmente, pensados puntualmente para esos momentos. También están esas analogías como las de “TRON”. No es que hay un sample pero la letra te trae la historia de la peli al universo sonoro. Pasa eso en “TRON” y en “halloWEED :(” también.
La letra de “halloWEED :(” es como si la estuviera cantando Barrel, que es uno de los tres secuaces de Jack. Literalmente, el chabón tiene una máscara que es igual a su cara. No puede ocultar la oscuridad que tiene por más que se ponga la máscara o se la saque. El tema habla de eso: de cuando estás muy mal y no podés caretearla. Tenés que enfrentarlo o enfrentarlo.
-“en el parque :)” se siente un coro de niños, onda música incidental de un capítulo de la vida.
-100%. “en el parque :)” me acuerdo que la idea fue esa. Hacer algo muy relajado. De hecho, hay un pequeño sonido de ambiente de un parque, muy despacito, que capaz con auriculares se llega a apreciar. Son cosas de producción muy sutiles. Pensá la memoria auditiva de todas las cosas que hemos escuchado en la vida. Es como el olor, ¿viste? Cuando entrás a una cocina y sentís el olor de algo que comiste hace 40 años. Y decís: “¡No! Eso me lo cocinaba mi abuela”. A mí me pasó mucho con el sonido. Creo que está re representado, indirectamente y directamente.
Yo al disco lo siento como si fuera el transcurso de un día: todo lo que puede llegar a pasar en un día desde la luz hasta la oscuridad de la noche. El día y la noche. Sí, siento que te posiciona en distintos lugares de la vida, momentos. Que es muy directo en las fibras que todos tenemos. Es un disco muy universal, no es que habla puntualmente de mí, sino que habla un poco de eso: de la vida. De lo lindo y lo complejo que es vivir.
-Hablemos del sonido. “ZZZ” arranca con una percusión bien arriba que va dando lugar a un mood chill, pasando por guiños holofónicos y un clima de fiestita electrónica.
-Fue muy natural porque “ZZZ” lo hice también con Cajú. Nosotros ya llevábamos dos años encerrados en el estudio haciendo el otro disco. El estudio ya lo habíamos conocido entero, ya habíamos usado todos los sintes que había, todos los instrumentos que había, todos los micrófonos que había. Probamos TODAS las salas.
En este disco nos dimos el gusto de experimentar al 100%. Ya sabíamos qué teníamos que hacer, ya habíamos hecho todo ese recorrido previo. Fue muy concreto. Obviamente dejamos espacio a la libertad creativa que puede surgir en un momento muy así, mágico. Tenemos que hacer esto, esto y esto.
Con Cajú conectamos muy bien: él tiene algo que yo no tengo y yo tengo algo que él no tiene. Él es muy nerd, tiene mucha info, mucha data de muchos géneros de música, y yo también pero capaz desde otro lado. Así que esos dos mundos se chocaron muy bien. No fue forzado. Fue muy natural cómo quedó representado el sonido. Yo lo considero un disco de pop, por más que se corra de eso por momentos. Algo que suene medio de ahora pero también un poco de antes. Un disco luminoso con melodías buena onda, sonidos analógicos, sonidos digitales. Fue casi hacerlo como si fuéramos niños. Y es uno de los pilares que tiene el disco, el del niño interior.
-En ese disco moderno que guiña a épocas anteriores se sienten climas que recuerdan a la sonoridad de Los Gatos, por ejemplo.
-Obvio. Yo re curtí eso desde muy chiquito. Nunca le dije que no a nada. Desde dubstep hasta hip hop o música clásica escucho y escucharé para el resto de mi vida. Agradezco tener esa diversidad como oyente y como público también. Porque es algo que voy a hacer todos los fines de semana: voy y escucho música donde sea, no me importa dónde ni cuand– O sea, lo hago.
Esto que sentiste vos puede venir de mí pero también viene mucho de Juanma (Cajú). Él es más de los beats, ponele, y es un bajista de la puta madre. Tiene toda esa parte técnica, pero también esa sensibilidad de las melodías. Hay algo muy retro, muy nacional en el disco pero también está muy fusionado con esto universal que a mí me marcó como Daft Punk o Gorillaz fusionado con Los Gatos como decías vos. Obviamente, con lo mío, con lo que traigo yo y compongo yo.
Hay muchos ejemplos muy claros de refes de cosas que escuchamos y dijimos “Chau, este sonido está buenísimo”. Fue re lindo hacer eso. Viste que recién te decía que era medio un homenaje al niño Simón, también siento que es un homenaje a la música que escuché en toda mi vida y me pone muy contento. Pero es la primera vez, de verdad, que escucho un disco mío y digo: “Me encanta”. Estoy muy conforme. Muy conforme”.
“En este disco nos dimos el gusto de experimentar al 100%”, resume sumando a su cómplice, el productor Cajú. Foto: Gentileza Prensa doppel gangs.-¿Cómo es un fin de semana de Simón?
-Ehhhh… Algunos se arman en el momento porque soy muy manija. Pero también como soy tan manija ya sé cuándo toca quién, dónde.. entonces me armo planes. Soy muy de la tribu. Siempre invito a todos mis amigos, vamos todos juntos porque me encanta compartirlo. Pero también me encanta ir solo.
Hace poco fui a un evento solo y me encantó. Es como ir al cine solo que nunca lo hice, siempre me lo cuentan, ¡ay no qué intriga! Lo tengo que hacer pronto, es como leer libros. Sino, te quedás solamente adentro de lo que pasa en la compu y en el celu. La música es como si fuera magia, si no vas a ver al mago… no pasa nada. Para mí es re importante ir, por más de que el show no sea lo mismo que escuchándolo o no supere las expectativas que uno tiene. Me parece que es algo que hay que hacer. Yo me lo tomo como si fuera casi una obligación pero no impuesta. Me gusta esto, voy a ir a saber si me gusta también en la vida real. Capaz no y me quedo solamente escuchándolo en casa.
Otras cosas directamente me obsesionan y voy cada vez que tocan. Por ejemplo, los Swaggerboyz me fliparon a un nivel que, desde que los vi hace dos años, no he dejado de ir a verlos. Ya van a hacer dos años que fui a todos sus shows [por WhatsApp, Simón suma a Perswave, o0_auria_0o y o.l.i.v.i.a.] Me re motivo con proyectos nuevos y raros, sobre todo. Esas son las cosas que más me atraen: las propuestas que de verdad rompen con lo que está pasando. Eso me vuelve loco y mis fines de semana tienen mucho que ver con eso (Sigue en apartado “En la vida”).
-¿Cómo venís con las lecturas?
-Me parece muy importante para el mundo. Más en este momento en el que estamos como Planeta Tierra y como país. Me parece que es el momento indicado para leer un libro, y me lo estoy diciendo principalmente a mí que no agarro un libro hace un montón de tiempo. Eso es un arma de verdad, la cultura. Yo le tengo mucho respeto a la lectura, capaz no lo tengo tan incorporado en mi vida.
El libro que por ahí está dando vueltas en mi casa, el que agarro siempre, es un comic de Jodorowsky que se llama “El Incal”. He leído hace poco para hacer este disco un libro que me prestó una amiga, se llama “El gran libro de los sueños”. Son interpretaciones de los sueños y me sirvió mucho para componer. Pero, la verdad, es algo que me debo y que todos nos debemos. Al fin y al cabo, son hasta mejor que las pelis. Los libros te dan mucho espacio a que tu cabeza cree las imágenes. Eso me parece muy importante porque no todos tenemos las mismas imágenes en la cabeza. Así que mucho respeto hacia los libros, hacia la lectura y hacia los lectores.
-¿Qué podés decir de la tribu de invitados/as: Anyi, Simona y Fermín?
-¿Qué le aportaron? Yo quería hacer un disco de pop. Siento que naturalmente se dio que sean ellos tres, que son para mí altos referentes del movimiento. Han terminado siendo unas piezas claves, cada uno con su magia y con lo que tiene para aportar. El universo de cada uno de ellos tres es re distintos, siento que “ZZZ” no sería lo mismo si no estarían ellos.
Estoy en un momento en el que me encanta compartir todo y siempre me ha gustado. Este es el primer disco que hago como doppel gangs. No me quería quedar con eso para mí solamente. Sí o sí quería hacer parte a alguien más. Anyi y Simona que son mis mejores amigas desde que tengo, no sé, 12 años, es muy importante que estén ahí. Me emociona al nivel que me dan ganas de llorar escuchar las canciones. Y con Fermín es una cosa que lo admiro un montón: trabajé con él y es un artista que escucho en mi día a día, igual que Anyi y Simona. Y me encariñe muchísimo y termina pasando algo muy parecido. Siento que sobre todo le dieron algo muy real. No son feats que tienen que ver con un sello discográfico más a nivel compañía, business o lobby. Literalmente amor… y quedó muy representado, me la sube a otro nivel y me da mucho orgullo poder generar ese tipo de vínculos artísticos en vez de que sea todo una mentira prácticamente.
El viernes 12 de julio, doppel gangs abrirá las puertas de su mundo de fantasía con un show audiovisual en Niceto (Cnel. Niceto Vega 5510, Ciudad Autónoma de Buenos Aires). En su cuenta de Instagram, el músico promete una exploración por “la visión creativa del proyecto, recorriendo todo el camino hasta el presente y centralizando la energía en el universo onírico y surreal que propone mi nuevo álbum”.
Simón ya está en la estación Olleros de la línea “D”. Llega a destino. Parece que escapó a sentir de verdad. Apago el GPS imaginario, lo mando a dormir.