Martes 15.3.2022
/Última actualización 11:43
El ciclo “Filosofía desde lo cotidiano”, a cargo del docente y filósofo Juan Denis, finaliza este miércoles 16 de marzo a las 21 en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572), con la temática “La Felicidad Posible”. Estos encuentros, cuya entrada es libre y gratuita, apuntan a lograr un acercamiento a la filosofía desde una mirada práctica y con sentido del humor. La propuesta pensada para este último miércoles se relaciona con una tendencia de los últimos años. Es que las discusiones sobre la felicidad fluctúan entre dos polos extremos: los que repiten que la felicidad no existe, sino que sólo existen momentos felices; y los que dicen que ya eres feliz pero aún no te has dado y te invitan a decidir ser feliz, como si se pudiera comenzar hoy mismo.
Gentileza Tribus D.R“Cuando hablo de la felicidad desde lo filosófico, me parece que hay que atacar directamente una idea engañosa y peligrosa que circula por las redes sociales y es que hay un vínculo entre la felicidad y el libre albedrío. Creer que uno puede decidir ser feliz. Eso, me parece, es producto de toda esta literatura de motivación que maneja cifras millonarias, ante la cual no me opongo pero si establezco preguntas filosóficas porque es a lo que me dedico. Hay frases como: ‘si hoy me despierto y no tengo nada para ponerme, me puedo poner la felicidad’. Este tipo de frases terminan siendo nocivas cuando los entramados de la felicidad son mucho más complejos. La felicidad no es una decisión, es el resultado de muchas cosas que tienen que coincidir”, aseguró Denis en una charla con este medio.
Asimismo, durante el encuentro, el docente y filósofo intentará darle al tema un enfoque aristotélico. “Aristóteles decía que la política es el arte de lo posible. El gran político es aquel que puede negociar. Y la felicidad, para él, es posible pero hay que hacer algunas cosas. Hoy fluctuamos entre la frase de autoayuda que dice que tenés que ser feliz porque lo decidís y gente que te dice, de modo autoritario, que la felicidad no existe, sino que hay momentos felices. No existe un solo filósofo que haya dicho semejante tontería. Uno puede decir que existen momentos de alegría, de pasión, de euforia. Pero la felicidad nunca se reduce al momento, sino que tiene que ver con un estado íntegro de la persona. Creo que lo mejor puede hacer uno ante la felicidad, es volver a los clásicos, a los griegos. Aristóteles explicó mucho más que un libro de motivación personal. La filosofía estoica nos dice mucho más que un orador motivacional, porque estas personas se dedicaban a pensar todo el día. Así, descifraban más del alma humana de lo que puede descifrar uno ahora, siempre ocupado por sobrevivir”, sintetizó.
El valor de lo documentado
El ciclo “Filosofía desde lo cotidiano” arrancó a principios de febrero y se tradujo en encuentros quincenales, siempre en las instalaciones de Tribus. Y el balance trazado por el expositor es positivo, en especial por el testimonio que quedó grabado. “Soy un poco escéptico con las conferencias dadas sin grabar. Estamos tan invadidos por la información que las ponencias en vivo son cada vez más difíciles de memorizar, si no dejamos testimonio grabado. Entonces, cuando me convocaron desde Tribus para el ciclo, el requisito que puse fue poder ir con las cámaras que uso para mis videos en redes y dejar todo atestiguado. De ese modo, la gente puede disponer del material en otras partes del mundo. El balance que hago es positivo porque todo eso quedó documentado y estas son cosas que fecundan pasados algunos años. En un mundo de fugacidad como el que vivimos, tenemos que capturar las cosas y documentarlas, porque se olvida todo”, apuntó.
Con un estilo dinámico y sencillo, Denis llevó su amor por la filosofía a las redes sociales. “Empecé con la divulgación por pasión y lo terminé profesionalizando. El camino que empecé hace más de una década y termina ‘Filosofía en minutos’, es como un lento camino hacia la simplicidad. Veía una anomalía, entre el ideal de la filosofía perfecta que yo creía que iba a enseñar y un alumno que me miraba con cara de ‘me importa nada que vos estés acá’. En ese contraste empezó mi pasión por la divulgación, una forma de hacer filosofía sencilla, buscando que la complejidad se reduzca a ejemplos cotidianos y que lo simple se haga complejo. Si tuviera que definir el trabajo que hago en los últimos años es complejizar lo simple y hacer simple lo complejo. No hay que creer que comer una pizza con amigos es algo simple. Y, a la vez, que entender a Kant es muy difícil. Es un camino doble entre complejidad y simpleza”, cerró.