Interpol arrestó en París a Félicien Kabuga, prófugo desde 1994
El genocida ruandés creo un Fondo de Defensa Nacional que proporcionó machetes y vehículos a las milicias radicales hutus para asesinar tutsis
Interpol arrestó en París a Félicien Kabuga, prófugo desde 1994
Sábado 16.5.2020
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Última actualización 20:04
El empresario Félicien Kabuga, uno de los fugitivos más buscados por la justicia internacional, fue detenido este sábado en París y será juzgado por su papel en la financiación del genocidio de Ruanda de 1994 en el que fueron asesinados unos 800.000 tutsis y hutus moderados a manos de milicias extremistas hutus.
Las autoridades francesas arrestaron a Kabuga, de 84 años, en una operación “sofisticada y coordinada con búsquedas simultáneas en varios lugares”, dijo el Mecanismo para los Tribunales Penales Internacionales (MTPI) en un comunicado. El hombre de negocios es considerado el banquero del genocidio de Ruanda, pues se le acusa de instaurar el denominado Fondo de Defensa Nacional, que proporcionó machetes, azadas, vehículos y uniformes a la milicia interahamwe, responsable de gran parte de los asesinatos.
Unos 800.000 tutsis y hutus moderados fueron masacrados en Ruanda entre abril y junio de 1994, según cifras de la ONU, por milicias extremistas hutu, población civil de esta etnia y el Ejército. El pliego de acusación asegura que Kabuga, junto a otras personas, instigó los crímenes durante encuentros celebrados en varias regiones del país entre marzo y mayo de 1994. Fundó y presidió una emisora de radio, Radio Télévision Libre des Mille Collines, que se utilizó para diseminar un discurso de odio contra los tutsis, proporcionar sus ubicaciones y pedir su eliminación.
”La detención de Félicien Kabuga hoy es un recordatorio de que los responsables de genocidio pueden rendir cuentas, incluso 26 años después de sus crímenes”, dijo el fiscal general del MTPI, Serge Brammertz. A Kabuga se le acusa de fundar una emisora de radio para lanzar discursos de odio contra los tutsis, proporcionar sus ubicaciones y pedir su eliminación
El jurista agradeció la “contribución esencial” de Europol e Interpol, así como de las fiscalías de Ruanda, Bélgica, el Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Austria, Luxemburgo, Suiza y Estados Unidos. ”Nuestros primeros pensamientos deben estar con las víctimas y los supervivientes del genocidio de Ruanda. Ejercer en su nombre es un inmenso honor profesional para toda mi oficina”, añadió Brammertz.
Kabuga abandonó su país a mediados de 1994 debido a los avances del Frente Patriótico Ruandés, compuesto esencialmente por militantes tutsis, y huyó primero a Suiza y luego a Zaire (la actual República Democrática del Congo) y Kenia. El Tribunal Penal Internacional para Ruanda, creado por el Consejo de Seguridad de la ONU, lo acusó en 1997 de siete cargos de genocidio, complicidad de genocidio, incitación directa y pública de genocidio e intento de genocidio. Todos los crímenes se habrían cometido entre el 6 de abril y el 17 de julio de 1994.
Desde la emisión de su orden de arresto, Kabuga ha vivido como prófugo de la Justicia. Estados Unidos ofreció en 2002 una recompensa de cinco millones de dólares para dar con su paradero y estuvo a punto de ser detenido un año después en Kenia, pero logró escapar de una operación policial. El acusado comparecerá en los próximos días ante un tribunal francés para confirmar su identidad y escuchar los cargos a los que se enfrentará en el MTPI, institución sucesora del Tribunal Penal Internacional para Ruanda.
Estados Unidos llegó a dar una recompensa de cinco millones de dólares para dar con su paradero. Aunque los procesos penales del MTPI se desarrollan habitualmente en La Haya, lo más probable es que Kabuga sea juzgado en la sede de esta corte en Arusha, precisó a Efe una fuente judicial.
Su detención reduce la lista de fugitivos del genocidio de Ruanda a siete. Entre estos están el exministro de Defensa Augustin Biziman, el excomandante de la guardia presidencial Protais Mpiranya y el exalcalde de la localidad de Gisovu Aloys Ndimbati. El genocidio fue la culminación de décadas de odio entre la mayoría hutu y la minoría tutsi y sus secuelas aún son patentes en Ruanda, donde las autoridades comenzaron hace un mes y medio la exhumación de los restos de unas 30.000 víctimas, encontrados en una fosa común ubicada al este del país.