Como es costumbre, los pasados sábado y domingo, el banco de arena del río Paraná, en cercanías de la ciudad de Corrientes, se vio repleto de personas que asistieron a fiestas clandestinas.
Como es costumbre, los pasados sábado y domingo, el banco de arena del río Paraná, en cercanías de la ciudad de Corrientes, se vio repleto de personas que asistieron a fiestas clandestinas.
Las imágenes se difundieron por las redes sociales, ya que los presentes comparten fotos y videos de manera impune, a pesar de que no se cumplen las restricciones establecidas por las autoridades.
Obviamente, estos eventos no cuentan con ningún tipo de habilitación, protocolo, ni cuidados sanitarios de los presentes.
Durante el mes de enero, y gracias a los decretos nacionales que limitaron el horario de circulación y el traslado entre provincias, la actividad de estas fiestas se había reducido en parte. Sin embargo, en las últimas semanas se ha flexibilizado el control.
Uno de los principales problemas que surgen en torno al banco de arena, además de la irresponsabilidad ciudadana, es el hecho de que no está determinada su jurisdicción, por lo que ningún sector pretende hacerse cargo completamente.
El jefe de la PNA, Roberto Galvaliz, sostiene que la fuerza no tiene competencia en la habilitación de playas y que escapa al control del organismo, mientras que desde la municipalidad de Corrientes afirman que el control que pueden ejercer se limita solo a los predios de la costa de las playas de la ciudad y hasta una distancia de entre 15 y 20 metros.