Durante la pandemia aumentaron los casos de anorexia y bulimia en los jóvenes
Las causas sería la potenciación por el aislamiento de los problemas psicológicos y el uso de redes sociales. Qué dicen los especialistas y cuáles son sus consejos para el diagnóstico temprano.
Durante la pandemia aumentaron los casos de anorexia y bulimia en los jóvenes
Jueves 15.7.2021
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Última actualización 15:16
Las redes sociales han potenciado en el imaginario colectivo la idealización del físico y el aspecto “perfecto”. Los jóvenes son, sin dudas, quienes más tiempo pasan conectados a las pantallas, compartiendo fotos donde generalmente posan y muestran sus cuerpos.
La pandemia -junto al aislamiento y distanciamiento- disparó algunos trastornos psicológicos como la ansiedad, el estrés y la depresión, tanto en menores y adolescentes como en adultos. La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) advirtió en un comunicado que -desde la llegada del covid- hubo un aumento significativo de casos de bulimia y anorexia en los más jóvenes.
Los especialistas informaron que, si bien no cuentan con estadísticas específicas, los datos arrojados por distintas encuestas autoadministradas en las escuelas arrojaron una prevalencia de patologías como bulimia nerviosa (BN) y/o anorexia nerviosa (AN) en casi 1 de cada 3 mujeres jóvenes que confesaron algún grado de disconformidad con sus cuerpos, lo que impacta en sus conductas alimenticias.
Desde la Sociedad Argentina de Pediatría, comentaron que, desde fines de 2020, se acercaron a consultas muchos jóvenes y adolescentes con diferentes patologías en estados avanzados y de gravedad creciente de anorexia y bulimia. Y alertaron sobre la importancia de que los adultos acompañen a sus hijos y presten atención a los posibles signos que permiten dar con una detección temprana de la enfermedad.
Desde SAP, explicaron que son las formas más prevalentes de manifestación de los trastornos de la conducta alimentaria y son más frecuentes en las mujeres que en los varones: 4 o 5 mujeres por cada hombre. Mientras que la anorexia se caracteriza clínicamente por el “déficit nutricional producido por una restricción en la ingesta de alimentos, con miedo intenso a la ganancia de peso y una alteración manifiesta de la imagen corporal”, la bulimia “se presenta con atracones reiterados asociados a mecanismos compensatorios como purgas o ayunos prolongados, mantenidos en el tiempo, siempre con una alteración en la autopercepción de la imagen corporal”.
La licenciada en Psicología Patricia Carranza que explicó que los adolescentes necesitan al grupo de pares para estabilizarse y sentirse acompañados, y que la pandemia claramente aumentó la ansiedad y el miedo. “En muchos casos, y en relación con lo anterior, puede aparecer un sentimiento de pérdida de control que hace que aquellos adolescentes que tienen tendencia a la anorexia o a la bulimia, potencien las conductas restrictivas alimenticias. El aislamiento llevó a que los jóvenes tuvieran una mayor convivencia con el grupo familiar donde muchas veces se disparan emociones intensas que también aumentan la posibilidad de estos trastornos”, sostuvo. A su vez, explicó que la falta de actividad física durante el aislamiento promovió al aumento de peso en la mayoría de las personas, lo que actúa como un disparador de ansiedad respecto a la posibilidad de engordar.
¿Qué papel han tenido las redes sociales?
En torno a cuánto influyen las redes sociales en estos trastornos, la especialista dijo que “debe haber una vulnerabilidad previa a padecerlos”: “Se tienen que dar otros factores como la dinámica familiar, problemas familiares, una tendencia a idealizar o buscar la perfección, entre otros. Las redes sociales no disparan por sí solas un trastorno de este tipo, pero es cierto que, a mayor aislamiento, mayor uso de los celulares y eso incrementa el tiempo de exposición y la posibilidad de estar más influenciados por imágenes de cuerpos perfectos”.
Respecto al incremento de jóvenes con estos trastornos alimenticios, lamentó: “Cada vez se dan en personas más jóvenes: lo que antes era a los 14 o 15 años, ahora comienza a los 10 años o antes. Es por eso, en cuanto a la prevención, que deberían existir campañas barriales, nacionales y estatales para promover la protección frente a la mal nutrición. También es muy importante el trabajo que se realiza en las escuelas y dentro de las familias, ya que los primeros indicios de estos trastornos alimenticios se ven desde la primera infancia. Un adulto puede detectar las señales desde que sus hijos son muy pequeños, es decir, cómo ellos conectan con los alimentos y cómo se vehiculiza la alimentación a través de toda la familia; qué lugar ocupa. Son todos aspectos importantes”.
La psicóloga señaló además que el diagnóstico temprano es clave para el tratamiento de los trastornos alimenticios: “Una vez que se empiezan a observar los síntomas de la anorexia o la bulimia, el afectado necesita un asesoramiento profesional que debería incluir una psicoterapia familiar e individual del adolescente. La internación dependerá del grado de la patología”.
¿Cómo darse cuenta de si un allegado o familiar tiene un trastorno alimenticio?
El nutricionista Facundo Crescenzo dijo que el diagnóstico temprano es muy importante para encarar la enfermedad: “Hoy, con la pandemia, los chicos y jóvenes pasan mucho más tiempo adentro de sus casas. El hecho de que alguien pierda 8, 10 y hasta 15 kilos de manera sostenida hasta llegar a pesar 40 o 45 kilos, hace pensar que todo su entorno está llegando tarde al quid de la cuestión. En esos casos, el vínculo familiar no funcionó a tiempo. Los padres deberían darse cuenta de que sus hijos están comiendo menos, que la ropa les va quedando más grande, etcétera. Por no saber cómo abordar el tema, muchas veces se lo deja pasar y ese tiempo perdido es más importante de lo que se piensa. Sin embargo, la mejor manera de trabajar este tema es charlarlo con la persona afectada y buscar ayuda profesional”, concluyó.