Domingo 21.4.2019
/Última actualización 16:33
El consultor sicológico y profesor de teatro Cristian Sperati, integrante de la Fundación de Educación Emocional Argentina, brindó en la ciudad de Santa Fe la charla titulada “¡Cuidado, niños sueltos!”. La exposición del profesional, que se realizó en el recinto del Concejo Municipal, estuvo basada en temas como la influencia de las redes sociales durante la infancia, el rol de los padres ante el comportamiento de los más pequeños (en la casa y en la escuela), la aparición de los llamados “límites sanos” a la conducta infantil y la búsqueda de una comunicación eficaz en el seno familiar.
Sperati explicó que el título de la conferencia es “como un llamador o un anzuelo”, que les permite abordar con un toque de humor y con cierta simpatía una problemática que muchas veces implica tomar decisiones serias, o de hasta cierto rigor. Los adultos, dijo, “estamos permanentemente con un montón de cosas, inmersos en la vorágine económico social y pareciera que nunca tenemos tiempo para los chicos”. “Frente a la presencia de un niño que es inquieto, revoltoso, o que toca todo, por ejemplo, decimos... ¿y ahora qué hacemos? ¿lo mandamos a danza, a fútbol?”, aclaró después. En definitiva, agregó, “le llenamos la agenda de cosas, para que se entretenga y mantengta ocupado”. Y esa, acotó también, “ya es una situación que debemos afrontar nosotros, como adultos, adoptando las determinaciones que haya que tomar”.
Se trata de mirarnos como adultos, dijo Sperati, “para saber qué es lo que estamos haciendo bien y qué es lo que hacemos mal”. Y partir de allí corregir, cambiar, avanzar. Así, de acuerdo a la visión del nombrado expositor (quien fue presentado por la concejala Marcela Aeberhard), el abordaje de las situaciones que surgen en la casa podría hacerse por medio de algunos tips sencillos o simples, como preguntarse: ¿En qué puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para mejorar? Para que ello funcione, acota Sperati, “es necesario escuchar y ver un poco más, que no lo es mismo que oír y mirar”. En definitiva, redondeó, “hay que recuperar la palabra dentro del entorno familiar”.
Para Sperati, que también oficia como coach ontológico (es decir explorador e intérprete de la conducta de las personas), esa postura distinta ante la realidad, tiene que ver con un contexto más amplio, que encuentra su marco argumental en disciplinas como la sicología conductista y la filosofía. “Nosotros tenemos que replantearnos nuestro rol o función parental, y en tal sentido es importante entender que la familia ha cambiado en los últimos treinta años”, enfatizó. Ahora, como antes, están mamá y papá, pero también existen las funciones de mamá y papá, “que no significa que las cumplan el papá o la mamá biológicos”.
“Los adultos tenemos que preguntarnos y repreguntarnos cuál es la función que estamos cumpliendo dentro del seno familiar”, argumentó el consultor sicológico. “Esto tiene que ver con el trabajo de campo que venimos haciendo desde hace algunos años en las escuelas, donde hemos participado de reuniones de padres y docentes que nos plantean lo mismo: no sé cómo ponerles límites a los chicos; no sé cómo puedo hacer para que se motive y haga algo, lo veo siempre tirado con la computadora, con la tablet o el celular”, añadió Sperati, sin dejar de mencionar en que la idea es que los adultos puedan tomar las riendas de la familia, ya que son los responsables de la misma.
La Organización Mundial para la Salud (OMS) recomienda que hasta los 2 años de edad el chico no puede tener contacto con la pantalla. No sólo del celular, sino de la tablet, la computadora y hasta del televisor. “Hoy en día, en cambio, sabemos que muchos padres a esto no lo tienen en cuenta”, remarcó Sperati, a la vez que explicó que en esos primeros dos años el contacto de la criatura tiene que ser con las cuestiones naturales y la familia, o la mirada de la mamá, el papá, o quien cumpla esa función. Y para después de los 2 años, la propia OMS recomienda no más de dos horas por día.
Cristian Sperati explicó que en cualquier familia, cuando el niño se pone muy molesto, o cargoso, por lo general lo mandan a que mire la computadora. Así pierde el contacto con el otro. Esto es algo importante, porque cuando un chico juega con otro está obligado a respetar las reglas de juego. En cambio, si juega con la computadora y pierde, no le importa mucho porque pone reiniciar y sigue. Es decir, reanuda el juego y evita la frustración permanente. Cuando tiene que estar en contacto con otra persona empieza a respetar leyes, porque si no el amigo se cansa y no quiere jugar más. Y no lo puede reiniciar al amigo.
Durante el juego, como se dan determinadas situaciones de intercambio, aparece una variedad de contextos simbólicos que se manifiestan en el chico, que son necesarios que los aprenda: el límite con el otro, el respeto. A eso, la computadora, la tablet, o la pleystation no lo pueden suplantar. Por eso es muy importante que el chico en los primeros años de vida tenga contacto con un par, con otro chico, con otro ser humano. “Parece una cosa de la que estamos hablando desde hace cien años, pero la verdad es que hoy se ha perdido”, sentenció Sperati.
La OMS recomienda que hasta los 2 años de edad el chico no tenga contacto con la pantalla. No sólo del celular, sino de la tablet, la computadora y hasta del televisor. Y hoy en día, en cambio, vemos que a esto muchos padres no lo tiene en cuenta.