(Enviado Especial a Doha, Qatar)
La selección buscará hoy en el particular “974” qatarí, la clasificación para octavos de final cuando enfrente a Polonia. Ganando, clasifica; si pierde, se vuelve a casa; si empata, depende de otros resultados.
(Enviado Especial a Doha, Qatar)
Esto de jugar con la espada de Damocles sobre la cabeza es una cosa que estresa a todo el mundo. Genera esa sensación de cosa decisiva, sin revancha. En definitiva, es lo que siempre se dice: el Mundial permite un solo resbalón. Ya dos, terminan siendo caída. Y en nuestro caso es así. Argentina tiene que ganar (y sale primero), pero si pierde, es la irremediable vuelta a casa. El empate sólo le serviría en el caso de que México y Arabia Saudita empaten o que México le gane por tres o menos goles a los árabes. En este caso, el del empate, clasificaría segunda con 4 puntos y no evitaría enfrentarse otra vez con Francia en octavos.
Scaloni dejó dos o tres frases para rescatar en la conferencia. Dijo que el esquema no iba a cambiar (lo cuál no quiere decir que no cambie los nombres); ponderó a Brasil y se animó a decir que, de no ser Argentina, le gustaría que sea Brasil el que llegue a la cima y también señaló algo que se ha comprobado en los dos partidos que precedieron al de hoy con los polacos: todos salen a jugarle de distinta manera a Argentina. Es decir, juegan los otros partidos de una forma y cambian rotundamente (se ponen más ásperos y presionan más, cuando juegan contra nosotros).
Pero el fútbol –y el Mundial- es así. Argentina tiene que ganar y, para ello, también tiene que mejorar. ¿Se puede?, sí, se puede. Lo demostró en otros momentos, por ejemplo en la Copa América y en gran parte de los 36 partidos que permaneció invicto. Le atacaron las dudas, se juntó un momento no bueno de algunos jugadores (futbolístico y físico), pero estos jugadores saben que se están jugando una gran carta: ayudarlo a Messi en su último Mundial. Y eso es suficiente para que el famoso plus se haga presente.
Si bien el esquema será el mismo, Scaloni planea cambios. Volvería Molina al sector derecho (le propone más marca); también retornaría el Cuti Romero a la zaga (le da más altura); y el gran dilema está en el mediocampo, pues arriba se mantendrían los de siempre (Lautaro, Di María y Messi).
El único que tiene el puesto seguro es De Paul. A Scaloni se le “cae la baba” por provocar el regreso de Paredes, de flojo partido inaugural y condenado al banco en el segundo ante los mexicanos. ¿Y Enzo Fernández?, es una posibilidad, aunque no me animo a señalar si grande o chica. Si se le pregunta a la gente, la gran mayoría lo quiere ver adentro del equipo. De “5” o de lo que fuere, pero adentro. El “5” hasta ahora no funcionó, ni con Paredes (más juego) ni con Guido Rodríguez (más marca). Tampoco funcionó el”9”, pero Lautaro es el goleador y, como pasa con todos los goleadores, en cualquier momento aparece.
Según Scaloni, Polonia es un equipo que juega bien. Puede ser. Lo que tiene es un delantero de aquéllos, uno de los mejores del mundo, como Lewandoski. Y en eso habrá pensado Scaloni a la hora de tomar recaudos, incluso pensando también en la alternativa de Foyt, uno de los jugadores más altos que tiene en el plantel.
Dibu Martínez; Molina o Foyt, Romero, Otamendi y Acuña; De Paul, Paredes o Rodríguez o Enzo Fernández, MacAllister o Fernández; Di María, Messi y Lautaro Martínez, son los nombres que maneja Scaloni para sacarse de encima este compromiso de la clasificación, con 44 millones de argentinos en “carne viva”.