Viernes 6.12.2019
/Última actualización 10:44
El Lusitania, el tren nocturno que enlaza a Lisboa con la capital española, llegó a la estación de Chamartín (norte de Madrid) cumpliendo el horario previsto, a las 8.40 de la mañana hora local (7.40 GMT), tras haber realizado un trayecto que incluye 17 paradas. A bordo iba la activista sueca Greta Thunberg, que fue recibida con euforia por una multitud.
Junto a ella arribaron alrededor de una treintena de periodistas, fotógrafos y cámaras de varios países que subieron en Lisboa al tren para cubrir su travesía hacia Madrid, rodeada de gran expectación mediática. El interés llegó a causar un importante revuelo antes incluso de que partiese el tren, en la estación de Santa Apolonia, donde hubo confusión y carreras de la prensa para grabar el momento en que la adolescente se subía al vagón, finalmente por una puerta diferente a la esperada.
Tras el incidente, que requirió incluso la presencia de agentes de policía, Thunberg ingresó en su compartimento y permaneció allí todo el trayecto, sin volver a ser vista.
La activista rechaza el avión por la emisión de gases contaminantes y, tras descartar un vehículo eléctrico y recibir ofertas tan llamativas como la posibilidad de cubrir los 625 kilómetros que separan las capitales ibéricas en burro, se inclinó por llegar a Madrid en el tren nocturno.
Una opción no limpia totalmente, puesto que el Lusitania recorre 210 kilómetros con una locomotora diésel a partir del momento en que cruza la frontera a la altura de la provincia española de Salamanca.
En Madrid, está previsto que Greta Thunberg participe en la manifestación convocada para este viernes a la tarde tras ofrecer una rueda de prensa en la Casa Encendida junto a otros integrantes del movimiento Fridays for Future y Juventud por el Clima.
Su agenda incluye también su participación, el lunes, en el acto “Niños y jóvenes ante el cambio climático”, junto a la ministra de Educación en funciones, Isabel Celaá, la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta H. Fore.