Padres y profesores de la ciudad de Greystones (Irlanda) se unieron para establecer un código común que prohíbe el uso de los smartphones entre sus hijos hasta que estos alcancen la escuela secundaria.
El acuerdo tiene como objetivo limitar la presión social que surge cuando algunos tienen teléfono y otros no.
Padres y profesores de la ciudad de Greystones (Irlanda) se unieron para establecer un código común que prohíbe el uso de los smartphones entre sus hijos hasta que estos alcancen la escuela secundaria.
El uso del teléfono móvil en edades tempranas es algo que preocupa habitualmente a los adultos, debido a los problemas de adicción que se pueden generar debido a ello, así como el acceso a contenido sensible o no adecuado a sus edades, burlando controles parentales.
A pesar de esta necesidad de rodearse de pantallas, que bien pueden estar en el hogar -mediante tabletas o televisores- o bien en la escuela -con computadoras o pizarras interactivas-, los habitantes de la ciudad irlandesa de Greystones, perteneciente al condado de Wicklow, se han unido para evitar que los más pequeños las utilicen.
En concreto, estos padres y tutores buscan retrasar el acceso de los menores a los smartphones y, para ello, han hecho un pacto voluntario que prohíbe el uso de estos dispositivos hasta que los niños lleguen a la escuela secundaria.
Los habitantes de esta ciudad irlandesa han tomado esta decisión -que implica no utilizar el teléfono en ningún momento, ni en casa ni en la escuela- en respuesta a los efectos nocivos de los terminales, que pueden alimentar la ansiedad de los más pequeños, así como fomentar la distribución de contenido dañino.
El objetivo principal de esta iniciativa es el de crear un sentimiento común que reduzca la presión que puedan sentir los niños porque otros compañeros sí tengan acceso a unos dispositivos y unas redes sociales a las que ellos no les están permitidos.
En este sentido, si bien hasta ahora las escuelas restringen y prohíben los móviles en las clases, los efectos nocivos de las redes sociales se hicieron evidentes en los menores que sí tenían smartphones. Asimismo, se pudo comprobar cómo estos aparatos tecnológicos despertaban el interés de quienes no los utilizaban.
La iniciativa ha generado interés entre las asociaciones de padres en irlanda y en el extranjero, hasta el punto de que el ministro de Salud irlandés, Stephen Donnelly, la habría recomendado como una política nacional a aplicar.