La figura del ex jefe del Ejército Argentino estuvo plagada de controversia desde su vínculo con Néstor Kirchner cuando éste era intendente y se mantuvo así hasta su pase a retiro. Un repaso de su figura y la postura de quienes estuvieron cerca.
“Gracias, Padre: con esto ya tengo la recámara completa” fue una de las últimas frases de Roberto Bendini. Sentía que se aproximaba el momento de enfrentar al supremo. La dijo este miércoles 13 de abril luego de confesarse frente a un capellán militar. Éste había llegado hasta su casa en Del Viso para brindarle todos los sacramentos, incluso la extremaunción. Allí, el General, transitaba sus últimos meses con tratamiento ambulatorio a un cáncer de páncreas que lo tenía a maltraer. Por eso, en un momento de lucidez pidió la asistencia religiosa – especialmente militar – para lo que sentía serían sus últimos momentos en esta vida. El pedido fue realizado directamente al actual Jefe del Ejército Argentino, General Guillermo Pereda, quien automáticamente ordenó actuar en consecuencia. “Le mostró al cura que tenía consigo el rosario que lo acompaña desde que se desplegó en el sur para estar listo para cruzar a Malvinas” y agregan que “murió en santidad” según las tradiciones católicas. Este episodio novelezco ejemplifica un testimonio militar que identifica a Bendini como “muy creyente”.
El negacionismo histórico muchas veces puede llevar a desconocer los causales y el proceso de algún fenómeno político que demarca la vida social y política de una Nación. Eso puede llevar, por ejemplo, a repetirlos. Pero también, negar la historia o sus protagonistas, puede significar quitarle entidad, existencia, a personas que fueron parte del resultado histórico de los hechos. Con lo bueno y malo, siempre es sugerible tratar de conocer la historia completa. En ese reclamo, que sectores argentinos machacan al kirchnerismo en materia histórica y de Derechos Humanos, Bendini ocupa lugar en una escena que también será tenida en cuenta en la posteridad.
El 24 de marzo de 2004 el entonces presidente Néstor Kirchner le ordenó al General Bendini que “proceda”. Estaban en el Colegio Militar de la Nación, frente al gabinete nacional, los Generales de la Nación (o los que quedaban, luego de una ola de retiros voluntarios y ordenados por causas políticas) y el Cuerpo de Cadetes de esa casa de estudios. Kirchner le daba, así, la instrucción para que retire de las galerías del Patio de Honor “Grl. San Martín” los cuadros de dos ex directores de ese instituto de formación militar: de Videla y Bignone. La orden se justificaba en “darle un buen ejemplo a los futuros oficiales del Ejército Argentino” y bajar la imagen de quienes, tiempo después de haber sido Directores, fueron presidente de facto en la Argentina. Esta medida generó fuerte repudio: no por adhesión a los actos llevados a cabo por los retratados, sino porque Kirchner ordenaba borrar una parte de la historia de la cuna de los oficiales de una Fuerza Armada.
Según explicó Bendini en una entrevista radial en AM530 en 2020, Néstor le había planteado unos meses antes que quería retirar los cuadros sin mencionar cuándo ni cómo. Luego, en los preparativos para el 24 de marzo, le pidió que le propusiera una formación que sea trascendental. Fue ahí cuando el propio General le sugirió aprovechar para cumplir el deseo presidencial.
El mismo 24 de marzo, ya en el Colegio Militar (y cerca de donde actualmente se encuentra la oficina del Jefe de Cuerpo), el presidente aclara que él no bajaría los cuadros, que tenía que ser alguien de uniforme. Ante esto, y según testigos que estuvieron en el lugar consultados por El Litoral, el entonces Ministro de Defensa esboza “que lo haga el Director” pero Bendini los frenó: “En el Ejército, es el jefe quien debe asumir las mayores responsabilidades y los costos que pueden traer”. Este hecho finalmente le generó un sinnúmero de reacciones y abrió un mito sobre los cuadros, que serán motivo de otro artículo.
Los párrafos anteriores denotan (en su propio modo de ver las cosas) dos características que son común denominador en información brindada por varios militares que describieron a este medio la figura del hoy fallecido: nacionalista y peronista. Bendini se mantuvo siempre orgánico al mando político de las FFAA y respetó, a su manera, las directrices esperadas de un jefe militar. Claro que hay quienes piensan que debería haberse “plantado” al presidente ante la orden (algo inconstitucional) o haber pedido el pase a retiro (lo que, a sabiendas del carácter de Kirchner, no hubiera sido más que delegar la responsabilidad en algún sucesor).
Bendini era peronista antes de conocer a Néstor. Cuando éste era intendente y él estaba destinado en el sur forjaron una buena relación que lo eyectó a Jefe del Estado Mayor General del Ejército cuando el primero logró la presidencia de la Nación. Periplos de la vida. Esto significó despedir a integrantes de, al menos, 4 promociones de oficiales del Ejército que veían a un advenedizo General, más moderno, hacerse cargo de la Fuerza. Su ideología, sus amistades y su llegada a la conducción le generaron traspiés y resistencias lógicas; pero que – en contracara – supo sostener y defender. “Más allá de todo, era muy corajudo y lo demostró haciéndose cargo no sólo de los cuadros, sino de todo lo que era y pensaba” indica un militar aún en actividad. Otro comenta que también llevó adelante medidas para terminar con algunos gastos lujosos o innecesarios para comandantes militares (o sus entornos) que no fueron bien vistas en el momento, tendientes a cuidar los fondos públicos en una época de crisis total. Quizá por eso una forma de quitarle ascendiente a su imagen fue culparlo de malversación de fondos, generando una causa judicial que lo quitó de su cargo y en la que fue sobreseído en 2013.
El protagonista de estas líneas continuó siendo peronista luego de vestir el uniforme militar. Quizá no salió a arengar el kirchnerismo actual como lo hace Milani, pero no tuvo problemas en mostrarse en fotografías con un amigo que, a la vez, es una polémica figura del PJ: Julio de Vido, quien ya lo despidió en redes sociales. Lo mismo hizo la vicepresidente de la nación y quien lo tuvo como Jefe del Ejército en su primer mandato, Cristina Fernández.
En los párrafos precedentes no se logra dar respuesta al interrogante de título, ya que cada ciudadano lo hará según su propia escala de valores, principios y pensamientos. De todas formas, sí queda en claro (considerando su accionar y los comentarios de quienes estuvieron muy cerca de él, incluso en sus últimos instantes) que se mantuvo siempre fiel a su propia visión de vida y conducta
No habrá velorio, pero se hará un misa en su honor en el Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín” (donde prestó servicios) y será escoltado con honores a su entierro el viernes en el cementerio Memorial (Pilar, Buenos Aires).