En lo personal fue una jornada doblemente feliz.
En lo personal fue una jornada doblemente feliz.
Por un lado, y luego de estar sufriendo mucho calor, humedad e incluso a veces mosquitos (todo para que no me olvide de Santa Fe), llegó un poco de aire fresco a la capital nipona.
Amaneció el domingo nublado, con lluvia y con una temperatura que por primera vez, estuvo por debajo de los 20 grados. Además, algo de viento. Quienes me conocen, entenderán mi alegría.
Y no sólo Tokio se puso negra por la lluvia, sino porque hoy, esta gran ciudad recibió a los actuales campeones del mundo: Nueva Zelanda.
Los poderosos All Blacks jugaron en el Tokyo Stadium ante el modesto seleccionado de Namibia.
Si bien el contexto de la previa al partido fue mucho más tranquilo que la jornada anterior cuando jugaron Los Pumas ante Inglaterra, se respira un aire especial cuando uno de los protagonistas son los "hombres de negro".
Los propios fans del equipo africano disfrutaron de todo el espectáculo.
Tras la salida de los equipos, himnos. Y luego de los mismos, uno de los momentos más esperados por todos: el tradicional Haka. La danza maorí que realizan los neozelandeses antes de cada encuentro. Un ritual que se hace con la misma seriedad frente a Namibia (como hoy) o ante cualquiera de las potencias.
El respetuoso silencio que acompañó al Haka, fue imponente. Silencio que sólo se vio alterado al final, con la ovación y los aplausos de los casi 50 mil espectadores presentes.
Los All Blacks dijeron presente en Tokio. Otro lujo que nos dimos en esta gran cobertura.